ALICANTE. El Colegio Oficial de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Alicante (COAATA) apuesta por aligerar su carga y se decanta por vender el edificio de la calle Rafael Altamira adquirido hace 16 años con la intención inicial de transformarlo en su nueva sede institucional. Esa alternativa no cuajó entonces ni se ha desarrollado hasta el presente, pese a que, en 2017, se barajó una fórmula mixta (compatibilizar el uso colegial con la explotación de apartamentos turísticos) para poder financiar las obras de rehabilitación.
Ahora, ese escenario queda completamente descartado. Los colegiados que participaron en la asamblea de este martes se inclinaron de manera mayoritaria por la opción de enajenar el inmueble tras considerar que su sede actual, situada en la calle Ferré Vidiella, satisface sobradamente sus necesidades y cumple a la perfección las funciones requeridas. Así que mantener el edificio de Altamira sin darle ese uso solo acarreaba costes de mantenimiento y conservación.
En función del acuerdo alcanzado en la asamblea, la venta se producirá al mejor postor en pública subasta y ante notario para garantizar la máxima transparencia en todo el proceso. El precio de salida de la convocatoria superará el millón de euros, aunque no se concretará hasta que se disponga de unas bases cerradas para regular el proceso, posiblemente en un plazo aproximado de dos semanas.
Eso sí, según las fuentes consultadas, todo parece indicar que la operación se zanjará a pérdidas respecto al coste de compra que se desembolsó hace más de tres lustros. La institución colegial se hizo con la propiedad del edificio por un importe superior al millón y medio de euros que se financiaron mediante fondos propios (ahorros generados a partir de las cuotas de colegiación) y mediante la concertación de un préstamo, ahora ya cancelado.
El inmueble se venderá al mejor postor y ante notario para garantizar la máxima transparencia
De ahí que el acuerdo refrendado por los colegiados este martes resultase especialmente "doloroso" en la medida en que, probablemente, implicará que no se recupere el 100% de la inversión que se asumió en su momento, según las mismas fuentes. "Se había barajado la alternativa de ceder o arrendar el inmueble pero, finalmente, se ha considerado que la mejor opción era la de la venta porque, a la postre, el objetivo no era sacar ningún rédito", añadieron.
La conclusión compartida de forma mayoritaria entre el colectivo (el colegio agrupa a 1.900 profesionales) fue que una posible reforma para darle otro uso distinto al de la sede institucional sólo podía implicar dificultades puesto que "somos aparejadores y no nos dedicamos a la promoción", recalcaron.
El inmueble está formado, en realidad, por dos edificios que completan toda la manzana unidos en una única finca registral. En su conjunto, ocupan 500 metros cuadrados y disponen de una superficie útil de 1.400 metros. Se componen de planta baja, entreplanta y dos alturas.