VALÈNCIA. Existen varias formas de comprender una 'tragedia'. Desde la Antigua Grecia 'la tragedia' se comprende como un género teatral que se centra en temas de la antigua épica para hablar de la muerte, el dolor y el espanto desde el teatro; en la actualidad puede comprenderse como un drama, una desgracia o un accidente, y en el diccionario se puede definir como una “situación lamentable que afecta a personas o sociedades humanas”. Su antónimo sería la suerte.
Para Eurípides en la tragedia cupieron también los esclavos astutos y las mujeres fuertes: las troyanas. Ahora estas se suben al escenario del Rialto, del 9 de febrero al 10 de marzo, para contar su historia en Les Troianes. Fucking Nowhere, una obra escrita por la dramaturga alicantina Josi Alvarado y dirigida por Santiago Sánchez que reúne a un elenco de diez actores y actrices en una lucha por actualizar la tragedia de Las troyanas de Eurípides 24 siglos después.
El reto teatral y estético se plantea a través de la lectura de Las troyanas de Eurípides desde la actualidad. Para Sánchez lo importante es mantener el espíritu original de la obra pero comprender sus nuevas versiones a través de otros ejemplos: “De la guerra existe una estética magnificada (del dolor, de los uniformes y de cómo escribe la historia…) pero la guerra en realidad es mierda, frío y dolor. Es algo horrible, es tierra arrasada y es una tragedia —añade el dramaturgo— el papel del teatro es alzar la tragedia, desenmascarar eso que desde arriba nos venden como algo normal. Ahora en el mundo del armamento se invierte más en estética que en la carga mortal que tiene un arma, se paga más por el diseño que por la pólvora. El teatro tiene que remover esas capas más gruesas de realidad para descubrir qué hay detrás".
Esta producción propia del Institut Valencià de Cultura (IVC) pretende llamar al público a una reflexión sobre la guerra y la paz desde la actualidad. Para esto la obra se sirve de ejemplos reales como la guerra de Ucrania o a través de otros conflictos como el de las freseras de Huelva. Para Sánchez todos caben en el mismo escenario:"Los grandes conflictos pueden estar en nuestro propio barrio, a través del teatro podemos trabajar desde la actualidad todo lo que sucede en el mundo sin la pretensión de ser modernos en este acercamiento".
Por parte del director general del IVC, Abel Guarinos, a través de Las troyanas se busca contemplar una versión contemporánea del relato como un alegato en pro de la paz, del respeto y de la igualdad: “La obra mantiene el espíritu original hasta 24 siglos después, el espectáculo y la emoción que se transmite acerca a quienes aprecian el teatro a la figura de Eurípides. Aunque no vean las imágenes de la guerra de Troya si ven las de Ucrania u otras, que se pueden ver como seres humanos dentro de esta tragedia”.
Para Sánchez esta lectura actualizada solo se puede comprender “desde un teatro público” y con la ayuda de una institución como el IVC, algo que les ha permitido trabajar con un gran elenco de profesionales, desde una organización totalmente horizontal, y a lo largo de varios años: “Dentro de nuestro equipo hay actores que han trabajado en grandes producciones, otros que han estado cumpliendo en teatros privados y otros en producciones más pequeñas y privadas. También hay personas que son autores de su propia obra y personas que trabajan en sus compañías, pero propuestas como Les Troianes. Fucking nowhere tienen que ser acogidas por el teatro como servicio público y como institución”, añade Sánchez, quien celebra esta producción de “teatro al servicio del conflicto”.
El texto, compuesto por Alvarado busca trabajar la dramaturgia universal en voz de las mujeres que cuentan su historia, encarnadas por actrices como Candela Mora, Marina Alegre, Rebeca Valls y Rebeca Izquierdo, entre otras. Estos nombres complementan un elenco de diez intérpretes valencianos que dan una nueva voz a esta sociedad sobre el escenario, constituida entre dioses y mortales. Para Valls la obra se construye con la fuerza y la voz de las mujeres que siempre han sido silenciadas: “Trabajamos desde un coro único de mujeres, no queremos ser víctimas ni que hablen por nosotras, tenemos nuestro propio discurso. Tenemos que tener la responsabilidad de tener nuestra propia palabra en el mundo y saber librar las guerras que ocurren más cerca nuestra, luchar por ellas y expresarnos”, añade la actriz.
En una lucha por la expresión individual tanto Alvarado como Sánchez trabajan en una actualización de “las troyanas” para que puedan pelear de forma más atemporal desde el teatro. Con Les Troianes. Fucking Nowhere buscan también dar un espacio al espectador para analizar los conflictos que le envuelven: “Desde el teatro tenemos la esperanza activa de analizar el estado de la situación que nos rodea, también de imaginar contextos diferentes y nuevos futuros, y después tenemos la fuerza de dar pequeños pasos para avanzar hacia este”, argumenta Sánchez sobre la obra. Una obra en la que dejan espacio para que cada espectador reflexione sobre su propio lugar en el mundo y su conflicto, de ahí que exprese que “cada uno puede pensar sobre su propio conflicto y completar el relato, estamos a disposición de una historia eterna se lee desde el presente y se trabaja desde la humanidad”.