ORIHUELA. Las obras complementarias de la plaza de toros de Orihuela tendrán, como principales focos, ocho puntos a mejorar. Entre ellos, las gradas, la limpieza de piezas de sillería, los toriles y aledaños, nuevas puertas de acceso y señales para personas con discapacidad, barandillas de seguridad y funciones de gestión de residuos y salud.
El arquitecto Rafael Legidos Ibáñez ha realizado el plan de obras complementarias al proyecto de la plaza de toros de Orihuela. En el documento se explican los pormenores de esta nueva obra que tendrá una duración de dos meses y en la que, recalca el arquitecto, se consideran labores necesarias pero no indispensables, son trabajos que no
figuraban en el proyecto original, se deben a imprevistos y son para satisfacer nuevas finalidades.
En primer lugar, la regularización y consolidación de graderío. Esta partida se lleva unos 53.000 euros de presupuesto. Después la reparación y limpieza profunda de las piezas de sillería y mampostería en la parte exterior del anillo conservado, por unos 300 euros. El tercer punto a mejorar será la adecuación de elementos en los toriles y alrededores, por algo más de 7.000 euros, seguido por la colocación de una barandilla para proteger en zonas cercanas a viales con tráfico de intensidad, por unos 12.000 euros. Habrá nuevas puertas en los accesos principales al ruedo por casi 7.000 euros y señalización para personas con discapacidad por más de 3.000 euros. Otras cuestiones de seguridad y salud y de gestión de residuos suman 4.500 euros más.
Un total de 87.600 euros a los que, sumados los impuestos aplicables por la obra sube a un presupuesto de ejecución por contrata de 126.238,80 euros. Una cifra que, según el arquitecto de la obra, no supera el límite máximo de la mitad del importe original del contrato.
Sobre las labores en las gradas que conservar, el arquitecto, Rafael Legidos, afirma que, solo tras la limpieza manual de los vegetales en la grada se observó el deterioro real de la zona. Elementos irregulares, con deformaciones y ausencia de capa superficial, presencia puntual de raíces de arbolado o restos de reparaciones históricas. Por ello argumenta que, frente a las reparaciones puntuales, ahora se necesita un nuevo acabado de la superficie para mayor seguridad. Durante la fase de demolición también comprobaron que las vigas metálicas, más aseguradas de lo previsto, provocaron el desmoronamiento de un escalón y se descubrieron infiltraciones de raíces.
Sobre la sillería y la mamposterías, tras la fase de demolición parcial, se comprobó el estado real de los arranques de los muros. Tras producirse varios desmoronamientos, afirma el arquitecto, es necesario recomponerlos.
En cuanto a los toriles, el informe de las obras complementarias argumenta que las zonas interiores del edificio bajo el graderío resultaron prácticamente inaccesibles y los corrales solo ha podido visitarse una vez iniciada la fase de derribo. Allí se pudo comprobar su estado y, adicionalmente, "el desnivel existente entre dicha zona de toriles y los viales exteriores, lo que ha motivado una solución que permita evacuar el agua al quedar más baja que el resto de la intervención, mediante la implantación de rampas e imbornales".
Ahora, limpiarán y sanearán el interior de bóvedas existentes, se revestirá el área y también se impermeabilizará. Además, reconstruirán un muro de caravista con piezas cerámicas originales. En las obras se ajustará la actual barandilla y se dispondrán las cuatro puertas de toriles existentes, restauradas.
Una de las labores de mayor presupuesto, tras la adecuación de las gradas, es la de la protección de peatones en zonas de mucho tráfico colindante, a través de una barandilla. El elemento se colocará entre la avenida Príncipe de Asturias, esquina con la calle Obispo Rocamora. Con un diseño específico del arquitecto, incluye la fijación al nuevo pavimento.
Otro de los nuevos trabajos será el de complementar las puertas existentes a conservar con rejas de seguridad bajo las losas que cubren los accesos. Los nuevos elementos son dos hojas abatibles formadas por bastidor metálico, con anclajes, bisagras y cierre de seguridad y un diseño integrado en el hueco resultante, para impedir el acceso al interior del ruedo fuera del horario de apertura.
En cuanto a la señalización del graderío para personas con discapacidad o con visibilidad reducida, se harán pintados de franjas en las aristas de los escalonamientos de las gradas, así como los peldaños de acceso peatonal y escaleras. También se pintarán los pictogramas de discapacitados en áreas de
uso exclusivo.
A pesar de que el primer plazo apuntado por el Gobierno de Orihuela para ver acabadas las obras de la plaza de toros fue octubre de 2018, no será hasta la primavera del próximo año, como pronto, en marzo, cuando finalice este proyecto estrella del equipo de gobierno oriolano que anunció y comenzó, precisamente, en marzo de 2018. La oposición oriolana ha manifestado en varias ocasiones sus dudas acerca de la idoneidad del contrato elegido y del desarrollo de las obras principales, y, afirmaron, estarán pendientes de estas nuevas obras para ver si se ajustan a la legalidad.