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Las aparadoras del calzado pedirán el reconocimiento de sus derechos en Parlamento Europeo

24/01/2023 - 

ELCHE (EFECOM). Representantes de la Asociación de Aparadoras de Elche acudirán este miércoles al Parlamento europeo para defender, en  audiencia pública ante el Comité de Peticiones, la exigencia de que se  reconozca a este colectivo las décadas de trabajo realizado en el sector  del calzado.

Las aparadoras sostienen que hay numerosos instrumentos europeos  sobre condiciones justas de trabajo que apoyan esta causa y aprovecharán  su visita de mañana para reunirse con eurodiputados de la Izquierda  Europea, del Grupo de socialistas y demócratas, y del Grupo de los  Verdes/Alianza Libre Europea para denunciar "la pasividad institucional"  que rodea su caso.

En este sentido, la presidenta de la citada asociación, Isabel  Matute, ha afirmado este martes que esto sucede porque las aparadoras  son mujeres, mientras que los hombres que trabajan en el sector del  calzado “sí tienen contratos ajustados a la realidad y una mejor  situación laboral”.

Este colectivo ha organizado numerosas protestas, encuentros,  talleres y ponencias para denunciar su caso a lo largo de los últimos  años y cuenta con tres proposiciones no de ley, aunque, según Matute,  esto no ha impedido que el sector sufra una “altísima explotación  laboral y, para las que llegan a la edad de jubilación, una perspectiva  muy angustiosa ante la falta de pensiones dignas”.

La figura de la aparadora ha sido clave en el sector del calzado,  pero a la vez polémico por la situación de precariedad e invisibilidad  de estas mujeres durante varias décadas.

Elche o Elda (Alicante) son algunas de las principales ciudades  productoras de calzado en España. Un sector tradicional en el que la  mujer siempre ha sido protagonista: no hay un par de zapatos en el que  no intervenga de alguna manera.

Sin embargo, su participación muchas veces ha sido invisible y en  silencio. Es el caso de las aparadoras, mujeres que desde hace más de 40  años desarrollan su trabajo en casas, en talleres clandestinos o en  fábricas, poniendo cordones y cremalleras, pegando o cosiendo partes del  zapato durante jornadas interminables, siempre junto a su máquina de  aparar y por apenas unos euros.

Mujeres que durante años no han dejado de trabajar, en muchas  ocasiones desde el anonimato, sin contrato laboral. Mujeres que se han  convertido en pilares de un sector como el del calzado, que también ha  silenciado su labor, pese a que era conocida por todos. 

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