La industria del automóvil está viviendo una situación crucial para su futuro. Por un lado, está obligada a reinventarse por culpa de las exigencias tanto de las administraciones como de la sociedad en su conjunto por una movilidad más sostenible. El vehículo del futuro será eléctrico o no será. Y, por otro lado, el complejo contexto internacional, que provoca inestabilidad en cuanto al suministro de componentes e incertidumbre con respecto a los precios de la energía.
Una incertidumbre que tiene su lógico impacto en la producción de la industria. Según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac), en septiembre el sector logró por segundo mes consecutivo un crecimiento en las ventas en nuestro país, con un repunte del 12,7% respecto al mismo mes del año anterior, y un total de 67.240 unidades. A pesar de este aumento, el mes se sitúa por debajo de los registros prepandémicos con una caída del 17,7%. La fuerte inflación, la mayor incertidumbre económica en los usuarios y la crisis de los microchips, asegura la patronal, están afectando tanto la demanda como el volumen de entregas. Hasta tal punto, que el acumulado del año se mantiene en negativo, con un retroceso del 7,4% hasta el noveno mes, con 600.281 unidades en total.
Pero nuestra región tiene mucho que ofrecer. Al tradicional arraigo del sector del automóvil se le une la alta capacidad innovadora que somos capaces de desarrollar. Por ello, grandes multinacionales como Ford y Volkswagen siguen eligiéndonos para sus proyectos de valor añadido. Proyectos que seguirán llegando, siempre y cuando sepamos dar respuestas a las necesidades del mercado.
En este sentido, las empresas tenemos que ser conscientes de que el talento que se va a necesitar estará cada vez más relacionado con habilidades y competencias tecnológicas e innovadoras. Conocer las demandas de los trabajadores resultará crucial no solo para atraer a los mejores perfiles, sino también para fidelizarlos, evitando así caer en la tan temida escasez de talento. Anticiparnos a las necesidades del mercado resultará imprescindible para adaptarnos al cambio de era y aprovechar las oportunidades que sin duda llegarán.
Daniel Lorenzo es director regional de Randstad