ELCHE. En los últimos años, y todavía como consecuencia de la alta tasa de paro, instituciones públicas y entidades privadas se han embarcado en nuevas propuestas para hacer que esta descienda. Una de esas medidas son las lanzaderas de empleo en las que los y las participantes trabajan sus aptitudes y actitudes para lograr encontrar un trabajo. En Elche este año está teniendo lugar la segunda edición de Lanzatelx, un programa de innovación social que nace a través de la Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico y que ahora cuenta con el apoyo de la Fundación Telefónica, el Fondo Social Europeo y el Ayuntamiento. Y está obteniendo un notable resultado de empleabilidad en sus participantes.
Estas lanzaderas de empleo nacen a través de la Fundación Santa María La Real y su fundador, José María Peridis, que tras empezar con escuelas taller para oficios, ve que la parte de empleabilidad de hoy es muy diferente a la de hace 20 años, por lo que en estas se trabaja más el autoconocimiento de la personar para que esta pueda explotar todo su potencial: su talento y sus competencias. Al ver el carácter innovador de esta propuesta, se suman al proyecto Telefónica y los fondos europeos para potenciar esta iniciativa e implementarla a nivel nacional, llegando a ser en la actualidad más de 300 lanzaderas por todo el país. En el caso de Elche, su sede está en L’Escorxador y la lanzadera del año pasado finalizó con un 43% de colocación, y tras el seguimiento que se hace periódicamente, este porcentaje ha aumentado actualmente hasta el 78%.
Este año el curso empezó en marzo y acabará en septiembre. En la misma, no sólo se trabaja sobre ese autoconocimiento, durante el tiempo que se desarrolla el curso, Lanzatelx funciona como una empresa, explica la técnica encargada, Ana Castillo: “se organizan tareas por equipos con diferentes perfiles y se trabaja la parte del currículum, la visibilidad, cómo intermediar con una empresa, la comunicación de la misma o cómo organizar eventos”, relata. En ella, los perfiles de los participantes son diversos, aunque mayoritariamente con estudios: universitarios, grados o de máster y personas más mayores. En total, hay 15 personas hasta los 35 y años y 5 que llegan hasta los 59. Franjas de edad que no suponen un problema, como apunta Castillo, “hoy en día las empresas están más abiertas a contratar a gente de más de 35 años. La que lo tiene más fácil es la joven, pero aquí hay gente más mayor que ya está trabajando”, y pone de ejemplo a una participante en el programa de 52 años que ha emprendido su propio negocio.
Como comenta Farasa Hanano, una de las participantes, “la lanzadera hace que estés más preparada para el mundo laboral, por ejemplo te ayudan a superar una entrevista en grupo, tema en el que de primeras puedes ir un poco más perdida”. Esta lanzadera le ha servido personalmente y a nivel profesional para su trabajo como freelance, y de ella destaca el apoyo de su técnica y los muchos ponentes de Recursos Humanos que van a dar charlas y ponencias que abordan asuntos como la inteligencia emocional. Explica que “ayuda por todo lo que aprendes sobre ti mismo y te ayuda a superar situaciones como la frustración que puedes sentir por no tener empleo”. Además, con las técnicas adquiridas en Lanzatelx II, han organizado eventos de empleabilidad para gente.
Desde el punto de vista de Castillo, "trabajar el autoconocimiento es fundamental para el empleo, buscar en qué empresas quiero trabajar, para qué y qué busco de ellas. Otra parte vital es la parte solidaria del empleo, aquí todos buscan posibles trabajos para todos y cuando alguien encuentra y abandona la lanzadera, se celebran los éxitos conseguidos”. De momento, Lanzatelx II lleva a estas alturas un porcentaje de empleabilidad del 45% a falta de lo que resta de curso, que acaba en septiembre. Lógicamente, indica que el ayuntamiento está encantado por la colocación que consigue este programa. Asevera que ningún programa de empleabilidad había conseguido este nivel de inserción laboral; empezaron algo más de veinte personas y ahora quedan por colocar sólo la mitad. Para entrar a este programa, los aspirantes fueron a una charla informativa en la que se inscribieron 400 personas, y con entrevistas grupales de cinco en cinco fueron pasando unos baremos hasta que finalmente se formó el grupo reducido con el que se trabaja durante el curso.