Desde el día 1 de diciembre y hasta el 8, se está celebrando en Alacant la 29 edición de Festitíteres. Festival Internacional de Titelles.
ALICANTE. El teatro de personajes con figuras de trapo o madera, movidos por hilos o palos, se remonta a los inicios del drama. De ellos dan cuenta Aristóteles y Horacio, y su técnica de animación ha aportado a la literatura una metáfora indeleble al paso del tiempo: los hilos que mueven el mundo, los hilos que mueven los movimientos y acciones de personajes y personas reales, esos hilos invisibles que en las cajas de representación intentan esconder la mano que los mueve, aunque la modernidad tiende a mostrar el cuerpo de los artistas que manejan, tradicionalmente enfundados de negro.
Títere, titella, marioneta, que viene de pequeña María, en francés marionette, cuando en las representaciones marianas un clérigo subía de octavas para que en su voz apareciera un falsete afeminado, mientras que el término de raíz tite proviene de la onomatopeya que imita el ti-ti del pito que usaban los actores, al mismo tiempo que movían los muñecos.
Marionetas gigantes, marionetas diminutas, medianos títeres y titelles de guant, todo tiene cabida en estos ocho días de representaciones, concentradas principalmente en el entorno de Las Cigarreras (Caja Negra, Caja Música y Jardines), y alguna salida al Parque Lo Morant, la Explanada, el Teatre Arniches, el Castillo de Santa Bárbara y el Teatro Principal. Compañías provenientes de Andalucía, Cataluña, Valencia, Castilla y León, Italia, Colombia, Portugal y Perú completan un programa en el que se poesía y la sátira es dan la mano, denotándose cada vez más una tendencia contraria a la de otras artes “audiovisuales”, como es el caso del cine, en que la palabra lo ha tomado todo. En el caso de los títeres, la música y la mímica tienen cada vez más peso, bebiendo en la tradición del teatro de sombras y el teatro Negro y las marionetas de Praga, convirtiéndose en un lenguaje universal y cada vez, más a menudo, intergeneracional, siendo una misma obra disfrute de público infantil y adulto.
Pero como la sabiduría popular dice que para muestra un botón, hay un delicioso botón teatral en esta muestra que merece la pena ser reseñado y servir de muestra de esa intergeneracionalidad. Se trata de la compañía peruana Apu Teatro y su obra Pachamama, cuya singularidad ha despertado la curiosidad de todos aquellos que han pasado por los Jardines de las Cigarreras, provocando verdaderas colas de niños y adultos, controlando de reojo la autogestión de los turnos, para esta “representación para un solo espectador”.
“Pachamama es una obra de teatro de animación Lambe Lambe, con objetos en miniatura en una caja de 40 centímetros cúbicos, la cual tiene una duración de tres minutos para un solo espectador y habla sobre la conservación de la naturaleza, la solidaridad, la reconciliación y el amor por nosotros y nuestra tierra”.
Los lambe-lambe fueron los fotógrafos ambulantes del Brasil que ejercían su trabajo en espacios públicos, como jardines, plazas o ferias, durante el s. XIX. Los fotógrafos de las fotos de boda hasta bien entrado el s. XX, por aquí mismo. El nombre proviene del gesto de lamer las fotos durante el lavado para constatar la calidad de la fijación. La similitud entre la forma y la presentación de aquellas cámaras, así como la presencia pública de los fotógrafos y los titiriteros, ha extendido su nombre a estos artistas del teatro en miniatura.
“Esta propuesta de teatro en miniatura que se estrenó el 12 de julio del 2014 en la ciudad de Cuenca, Ecuador y solo tuvo un espectador el día de su estreno, para luego inesperadamente recorrer diferentes ciudades, pueblos y comunidades de diversos países como Ecuador, Colombia, Perú, Chile e Italia.”
Mágico Herrera es el encargado de custodiar el reducido escenario de sus criaturas, recomponer cada escenografía tras cada representación, manipular sus varillas, seleccionar sus músicas, charlar con el público y, él mismo, ser parte de ese espectáculo que es el mundo del teatro, con sus gestos fruto de una mímica bien estudiada, y sus comentarios reflexivos, que también vuelca en el perfil de Facebook de la compañía:
“El Teatro Lambe Lambe me permite tener una experiencia única con el público, antes y después del espectáculo uno por uno y cada uno de ellos me mira a los ojos y me transmiten su emoción, además converso con cada persona y conozco una pequeña parte de sus vidas.
Durante las horas que paso en la calle esperando al espectador, también me convierto en un espectador, observo el cotidiano de la gente, su caminar, vestir, su forma de mirar, escucho sus voces y tonalidades y lo que dicen entre ellos, me empapo del contexto en el día a día de las jornadas, aprendo y observo la arquitectura de su existir, convivo con la natura, pruebo la comida y experimento la conducta humana en todo su potencial y miseria, soy un testigo paciente de su comportamiento y me adapto a sus costumbres y también al clima. Luego en el primer contacto con ellos, entro a sus almas a través de sus ojos usando una pequeña caja que sirve como un portal que nos une en nuestras formas más primitivas, nuestro colectivo interior.”
Estuvieron en el Microteatre València, están en Festitíteres, merece la pena hacer cola por ver esta representación de 3 minutos. Serán los 3 minutos invertidos en cultura que más fácilmente se recordarán con una sonrisa y un agradecimiento.
Filosofía de la marioneta y sus periferias