opinión

La FED, entre parecer serena o reaccionar por la elevada inflación

El experto espera que Jerome Powell y los suyos adviertan que se avecina un aumento de tipos de interés del 0,25% tras la reunión del próximo marzo

26/01/2022 - 

MADRID. Sin duda, se ha dado habido un considerable giro hacia la línea dura en la Reserva Federal desde el pasado diciembre, coincidiendo con la renovación de Jerome Powell como su presidente. Joe Biden, presidente de EE UU, le ha dado un mandato explícito de frenar la alta inflación, pues puede ser un problema político para los demócratas en las elecciones de mitad de mandato del próximo noviembre. Hay que tener en cuenta que la Reserva Federal (FED), en su última reunión de diciembre, adelantó el final de su programa mensual de compra de bonos a marzo de este año.

A juzgar por los recientes discursos de los miembros de la FED, necesita actuar con más contundencia. De hecho Powell expresó su sorpresa por el aumento de los salarios, que la institución monetaria sigue de cerca por su posible contagio a la inflación general.  Posteriormente, las actas de dicha reunión, así como testimonios ante el Senado de Powell y de Lael Brainard -nominado por Biden para ser vicepresidente de la Reserva Federal- revelaron discusiones internas sobre la reducción del balance del banco central.

Efectivamente, los datos muestran inflación persistentemente alta, impulsada por el consumo de bienes y un mercado laboral muy ajustado. De hecho en diciembre la tasa de desempleo cayó al 3,9% y el crecimiento salarial medio, según la Reserva Federal de Atlanta, se aceleró 4,5% interanual. Por su parte, la variante Ómicron del coronavirus, amplifica las preocupaciones de inflación, especialmente porque la Reserva Federal parece estar concentrándose en lo que sucede en la economía de EEUU en este momento en lugar de lo que vendrá una vez ómicron se desvanezca. 

El caso es que la variante está teniendo un impacto considerable en los mercados laborales por bajas médicas, lo que puede agregar combustible al crecimiento salarial, especialmente en las industrias de servicios, donde los trabajos no se pueden hacer desde casa en una computadora.  Mientras, las interrupciones en las cadenas de suministros pueden mantener la inflación de los bienes elevada.  Los problemas logísticos en varios puertos de Estados Unidos no son buen augurio para las próximas semanas. La solidez de los precios de las materias primas, incluyendo precios de los alimentos, es la guinda del suflé inflacionario.

De manera que la Reserva Federal, que durante mucho tiempo ha tratado de evitar sorprender a los mercados, se enfrenta a una creciente tensión entre parecer serena o reaccionar ante el aumento de la inflación.  Hay que ver qué decide sobre flexibilización monetaria cuantitativa y sí sigue comprando bonos cada mes, aunque sea a ritmo progresivamente, reducido hasta marzo.  Podría poner fin a sus compras mensuales antes si realmente tiene intención de reducir su balance con antelación.  Ahora bien, su enfoque 'gradualista' requiere que el programa de compras de bonos termine como ha programado, en marzo.

De manera que estimamos una probabilidad del 40% de que la expansión monetaria cuantitativa de la FED termine este febrero en lugar de marzo. También esperamos que señale que se avecina un aumento de tipos de interés del 0,25 % tras la reunión del próximo marzo.  Además consideramos que se apegará a un enfoque predecible y gradualista en cuanto a subida de tipos de interés a lo largo de 2022.  También que la contracción de su balance seguirá siendo pasiva, dejando madurar a vencimiento los bonos que posee, en lugar de venderlos activamente, con límites mensuales para evitar reembolsos demasiado grandes.

Ritmo de subidas de tipos

En cuanto al ritmo de aumento de tipos de interés en nuestro escenario principal será un ritmo pausado, de 0,25 % por trimestre, frente a 0,5% por trimestre o 0,5% en una cada reunión -dos por trimestre-. La última subida del 0,5% se remonta a mayo de 2000, cuando presidía Alan Greenspan, a quien preocupaba que los altos precios de los activos impulsaran demasiado la demanda y fomentaran más presiones inflacionistas. No creemos que actualmente la Reserva Federal haya llegado a ese punto en sus reflexiones, aunque algunos de sus miembros pueden estar orientándose en tal sentido.

Sea lo que sea, a largo plazo, la Reserva Federal será juzgada no por su capacidad para subir los tipos de interés, sino para evitar tener que recortar los tipos de nuevo a cero y reiniciar una expansión monetaria cuantitativa cuando llegue el primer shock externo los próximos años.  De momento está lejos de haberlo asegurado.

Thomas Costerg es economista de Pictet WM

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