VALÈNCIA. De la inquietud de hace unos meses por saber quién tomaría el relevo a la primera Junta Directiva de la historia de la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, se ha pasado al miedo por saber qué va a pasar. El motivo es la falta de motivación inaudita entre la entidad, tras quedar desierta la segunda convocatoria de elecciones sin que se presentara una sola candidatura. Si la primera vez, este diario titulaba que Nadie quiere presidir la Acadèmia Valenciana de l’Audiovisual, esta vez la situación se agrava y produce una crisis importante en la corta vida de la Acadèmia.
El pasado 28 de febrero, la Junta Directiva actual presentó su dimisión en bloque para forzar el relevo, debido a circunstancias puramente personales. Sin polémicas, simplemente un cambio de aires. Lo que parecería un proceso normal se está convirtiendo en una señal de la desmovilización de los 280 académicos y académicas, de los que se pueden presentar 240 (hay perfiles profesionales que no tienen los mismos derechos). Ni en marzo ni en estas últimas semanas se ha conseguido formar un equipo de nueve personas para presidir la que ya es la gran voz del audiovisual valenciano, y el ente que organiza los Premis Berlanga.
Cabe recordar que la entidad nació al calor de la dirección adjunta de Audiovisuales del Institut Valencià de Cultura, que adoptó la idea con entusiasmo y le dio el primer empujón necesario. Lo hizo con un gesto al que no se atrevieron otras direcciones adjuntas: cederles la organización de los premios autonómicos de su sector (tanto los Carles Santos como los de Artes Escénicas dependen directamente del IVC).
Gracias a la organización de los premios, la Acadèmia ha tenido un crecimiento sostenido de socios y socias hasta llegar a casi 300 profesionales de diferentes perfiles. El IVC, además, aporta financiación a través de una línea de ayuda directa y nominal para el desarrollo de la gala. Con todo esto, la Acadèmia Valenciana no consigue despegar del todo, o al menos, no hay nadie que quiera hacerse cargo del despegue. Este diario ha sido conocedor de dos intentos de formar candidatura de manera informal, que han quedado en nada. Y mientras nada cuaja, el ente se encuentra en un callejón sin salida que, si se alarga, puede acabar afectando a los premios de este año.
Así, la Junta Directiva envió un comunicado interno en el que anunciaban la suspensión de la segunda convocatoria de las elecciones y anunciaban inmediatamente la tercera. Además, para “facilitar la continuidad de nuestra academia y con el objeto de que los plazos para ello no representen un óbice”, el plazo de presentación de candidaturas se ha establecido en el máximo que permiten los estatutos, tres meses. En este impasse, como siempre, se sigue haciendo cargo del día a día de la asociación la Junta Directiva saliente.