ALICANTE. Varios países europeos, entre ellos España, participan en un ambicioso proyecto cuyo objetivo es demostrar que los residuos urbanos de origen biológico, material del que aproximadamente el 75 % se deposita en los vertederos, pueden transformarse en bioproductos valiosos mediante la aplicación del concepto de economía circular y la contribución de las tecnologías innovadoras.
El proyecto, denominado "WaysTUP!", está financiado con más de nueve millones por la Unión Europea (UE), aunque su coste final se eleva a once millones, y se desarrolla en un contexto en el que el Viejo Continente fomenta el modelo de economía circular y de sostenibilidad en lo referente a la reutilización de los desechos generados en el ámbito urbano con la participación activa de los ciudadanos en las campañas de recogida selectiva para hacer frente al aumento de la población mundial, la expansión de las necesidades de alimentos y piensos, y el cambio climático.
Coordinado por Agricultores de la Vega de Valencia (SAV), "WaysTUP !" cuenta con casi una treintena de socios, entre otros, la Universidad de Alicante (UA), el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA) -entidad autónoma de la Generalitat Valenciana-, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT) -organismo adscrito al Ministerio de Ciencia e Innovación- y el Ayuntamiento de Valencia.
Su peculiaridad consiste en que se desarrollarán plantas pilotos en diferentes ciudades de Europa - Alicante, Valencia, Londres (Reino Unido) Praga (República Checa), Atenas (Grecia), L'Alcúdia (Valencia), Terni (Italia) y Creta (Grecia)- en cada una de las cuales se trabajará con un biorresiduo urbano específico, ha explicado, en una entrevista a Efe, el investigador principal del proyecto en la UA, Santos Rojo, perteneciente al Departamento de Ciencias Ambientales y Recursos Naturales y que coordina una de esas instalaciones, que maneja subproductos cárnicos, residuos de pescado y derivados del café.
En las demás plantas se tratarán otros biorresiduos generados en el ámbito urbano para obtener, según cada caso, aceite de café, bioetanol, biodisolventes, bioplásticos, biocarbón e incluso aditivos para su uso alimentario o proteínas derivadas de la biomasa de insecto.
LA HARINA DE INSECTOS, FUENTE DE PROTEÍNAS DE ALTA CALIDAD EN LA NUTRICIÓN ANIMAL
La de Valencia, gestionada por SAV, y la de Alicante, coordinada por la UA, están conectadas entre sí, de modo que la primera, dedicada a la generación de aceites, colágenos y gelatinas a partir de residuos cárnicos y de pescado y de granos de café gastados, envía los subproductos sobrantes de esa transformación a la segunda, que los emplea para producir harina de larvas de la mosca soldado negra (Hermetia illucens) con gran interés en alimentación animal y un biofertilizante derivado del propio proceso de desarrollo biológico del insecto.
El grupo de investigación de Santos Rojo, “Bionomía Sistemática Aplicada en insectos”, tiene más de veinte años de experiencia en la cría controlada de diversas especies de insectos dípteros con importancia en control de plagas, su uso como polinizadores o en la producción de biomasa mediante la biotransformación de residuos y subproductos, como es el caso del proyecto “WaysTUP!”.
Múltiples estudios científicos han demostrado la idoneidad de la harina de insectos como fuente de proteínas de alta calidad en la nutrición animal. La actual legislación europea permite el uso de estos productos en alimentación de animales de compañía, acuicultura y ganado porcino y avícola, aunque solamente cuando los insectos se alimentan a partir de ciertos tipos de subproductos, fundamentalmente de origen vegetal, ha explicado Rojo.
La UA desempeña el trabajo técnico necesario para la implantación del proyecto "WaysTUP!", pero cuenta con la colaboración de la empresa Bioflytech, que llevará a cabo el desarrollo industrial de la planta piloto en sus instalaciones.
"Las larvas de la mosca soldado negra son una fuente innovadora de proteínas y grasas, entre otros bioproductos derivados", ha destacado Rojo, quien ha revelado que el IVIA probará la harina de este insecto como componente de un pienso compuesto experimental en pollos de engorde -no destinados al consumidor- para determinar cómo repercute en su crecimiento y en la calidad de su carne en comparación con la alimentación empleada habitualmente en las explotaciones avícolas.
La fuente de proteína de la alimentación animal es "generalmente harina de soja o, a veces, de pescado o cárnica. Lo que se trata es de poder sustituir esas fuentes, muchas de ellas con poco grado de sostenibilidad, con proteínas de insectos, que tienen el plus de poderse obtener mediante economía circular y de manera mucho más eficiente" (por ejemplo, la cría de insecto genera pocos gases de efecto invernadero y sus instalaciones no ocupan mucho espacio), ha señalado Rojo.
"WaysTUP!", iniciado en septiembre de 2019 y que finalizará en agosto del próximo año, prevé también evaluar la rentabilidad económica y viabilidad de cada una de las plantas piloto.