ALICANTE. El exitoso modelo de tabernas Chico Calla distribuidas por la provincia de Alicante, donde cuenta con cuatro locales, no ha tenido la misma suerte en Madrid. La aventura empresarial iniciada por los empresarios Francisco Javier Candela y Fernando Vidal, allá por 2020, en plena pandemia, junto a otros socios, ha acabado en concurso de acreedores, presentado a principios de este mes de mayo. La filial madrileña acumula pérdidas por unos 200.000 euros después de dos ejercicios en números rojos (2021 y 2022, los únicos que son públicos).
Candela y Vidal son los impulsores de la marca, aunque es verdad que la expansión tanto en Madrid como en otros puntos se ha hecho de la manos de socios externos. Así fue el modelo elegido para abrir en Madrid, de la mano de los también alicantinos Juan Carlos Climent y Beatrice Balak, al que se sumaron los hermanos Francisco y Gerardo Guzmán, propietarios de la sastrería Guzmán, en el barrio madrileño de Salamanca, y asiduos visitantes de la ciudad de Alicante, donde descubrieron el primer Chico Calla. El lugar escogido el número 41 de la calle Lope de Rueda de la capital.
Hasta 2022, la franquicia madrileña de Chico Calla presentaba pérdidas de unos 100.000 euros después de dos ejercicios acumulando números rojos. Esta situación provocó que los creadores de la franquicia, Francisco Javier Candela y Fernando Vidal Ballenilla, tomaran el control de la sociedad y apartaron a los primeros socios. Ese cambió cristalizó en enero de 2023. Pero a pesar de ello, la taberna madrileña no ha podido remontar el vuelo y el pasado 5 de mayo registró el concurso de acreedores ordinario, con un pasivo de 199.000 euros. Ahora el juzgado de lo mercantil de Alicante deberá nombrar un administrador concursal para evalúe los bienes y deudas que tiene la sociedad para explorar la posibilidad de mantener la actividad, o, en caso de no ser posible, solicitar la liquidación. De momento, el local está temporalmente cerrado.
