BENIDORM. La Sociedad Proyectos Temáticos de la Comunitat Valenciana ha tomado la decisión de licitar las obras para la primera fase del centro cultural de Benidorm. Según ha podido saber este diario, el ente valenciano lo hace después de conocer el informe de Intervención donde niegan la posibilidad de encomendárselo a la empresa pública Tragsa, con el fin de asegurar la competencia y libre concurrencia al resto de mercantiles.
A Tragsa se le habían encomendado los trabajos directamente por el Consell, pero la Asociación de Empresas Constructoras de Ámbito Nacional de España (Seopan) lo denunció ante el Tribunal Administrativo Central de Recursos Contractuales. Momento en el que se paralizó el proceso a la espera de que se pronunciara Intervención. Sin embargo, el resultado no ha sido positivo.
"Al mismo tiempo que esperábamos, estuvimos preparando los pliegos de condiciones para sacarlo a licitación, por si pasaba esto", aclaró el director de la SPTCV, Antonio Rodes. Es por eso que este viernes está previsto que el caso pase por la Comisión Delegada del Consell de Hacienda y Asuntos Económicos. El objetivo es que el próximo 26 de abril, previo a las elecciones, se lleve al pleno del Consell para su aprobación.
Rodes explicó que el valor del contrato está en los 11,9 millones de euros, por lo que debido a su magnitud, tendrá que anunciarse a nivel europeo. "Por lo que unos tres meses de licitación no nos los quita nadie", auguró el responsable de la entidad valenciana. El plazo de ejecución de las obras es de 14 meses, por lo que su apertura no estaría hasta finales de 2020 si todo va sin más sobresaltos.
Pero Rodes no se atreve a anunciar plazos. "Nos hubiera gustado que saliera adelante antes. Pero queremos dejar claro que nosotros no somos los que paramos esto", lamentó. Hay que tener en cuenta que desde que trataron de sacar adelante el proyecto no han parado de salir piedras en el camino.
"Ha sido un proyecto de bombas de relojería que han ido apareciendo una tras otra. Cuando desactivábamos una, salía una nueva", señaló Rodes. Como se recordará, el proyecto quedó parado tras la crisis económica, que hizo imposible invertir en este edificio. Años de abandono con los que quisieron terminar desde el nuevo Consell. Pero en estos cuatro años no han conseguido que las obras se reinicien, salvo la colocación de una lona estética en la parte en la que no se va a actuar así como la limpieza a fondo después de este periodo inactivo.
Hasta llegar a la nueva licitación, la entidad valenciana y el gobierno local han tenido que ir de la mano desde el principio. Uno de los primeros pasos fue la negociación entre las dos partes para concretar cómo se harían las obras, teniendo en cuenta las circunstancias actuales y olvidando los años de "dinero para todos".
Toda vez que el proyecto contó con el acuerdo entre los dos protagonistas, se firmó el nuevo convenio. No obstante, surgió una nueva circunstancia: había que subsanar un defecto de forma, modificando el suelo demanial por el patrimonial. Un cambio que tuvo que pasar por el Consell Jurídic Consultiu para darle el visto bueno, lo que lo retrasó durante meses.
Cuando todo parecía encarrilado, la anterior UTE que tenía la adjudicación del proyecto y la SPTCV no llegaron a un acuerdo para que siguieran con las obras. "Dijeron que no pueden asumir la obra porque pagaba a cuatro años y ellos no se podían financiar", explicó Rodes. Como consecuencia, tuvieron que negociar con las empresas para resolver el contrato de mutuo acuerdo.
Y tras esto, llegan al punto en el que están ahora. La SPTCV escogió encomendar a Tragsa las obras para tratar de saltarse los plazos que alargan aún más el proceso. Hay que tener en cuenta que el propio presidente de la Generalitat, Ximo Puig, se acercó hasta Benidorm para asegurar que éste sería uno de los proyectos que rescataría su gobierno a principios de año.