ALICANTE. Con el paso de los días queda aún más claro que la pelota, si está en un tejado, es en el del Hércules.
Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez son los primeros en reconocer no solo que lo sucedido el último curso no se puede repetir, también que la política de tierra quemada y cortoplacismo de los últimos casi siete años no es el camino si lo que se quiere es regresar al fútbol profesional. El problema es que, además de lo anterior, también han de demostrar que tienen decidido qué otro modelo de club quieren, cómo van a reestructurar y profesionalizar la entidad, su parcela deportiva y, en consecuencia, quién es el director deportivo apropiado para ello de una larga lista que hay sobre la mesa y que no deja de crecer si se cuentan los ofrecimientos (el penúltimo llegaba desde México: el de Álvaro Cámara).
El club blanquiazul sigue sin mover ficha, sin decantarse por un director deportivo que pilote esa profesionalización. El pasado jueves se reunía con David Torices 'Dupi', justo tres semanas después de haberlo hecho con su paisano y amigo Carmelo del Pozo, pero también de sondear a Víctor Moreno, Miguel Melgar y a los hermanos Cordero. Desde las oficinas de Foguerer Romeu Zarandieta insisten una y otra vez en que "no hay prisa", se remiten al Expediente de Regulación de Empleo Temporal (ERTE) vigente y a que la temporada no morirá hasta que lo haga el 'play-off' de ascenso a finales de julio.
Está por ver si esa parsimoniosa actitud es real o impostada, pero creer que todos pueden tomarse las cosas de la misma manera, especialmente en el mundo del fútbol, es muy peligroso.
El último contacto con Del Pozo tuvo lugar no mucho antes de que Dupi viajara a Alicante: mientras que Enrique Ortiz fue el que habló con el primero, algo que no esconde como tampoco que no cree que Carmelo vaya a cambiar de postura (ya declinó un primer ofrecimiento), fueron Juan Carlos Ramírez y Javier Portillo los que se reunieron con Dupi. Este se trasladó hasta la capital de la Costa Blanca con el consentimiento de su actual club, una Unión Deportiva Melilla con la que tiene un año más de contrato y que, a diferencia del Hércules, lleva semanas trabajando en la planificación del curso 2020/21. Lo está haciendo, obviamente, el propio Dupi, cuya desvinculación del club, llegado el caso, le obligaría al pago de una penalización. En la entidad norteafricana están más que contentos con el trabajo del técnico segoviano y no solo porque ha llevado al equipo a competir por el ascenso varias temporadas en el complicado grupo IV (con presupuestos sensiblemente inferiores a los que se ha gastado, nunca mejor dicho, el Hércules), también porque las operaciones de traspaso protagonizadas por el Melilla han dejado en sus arcas solo entre febrero y junio de 2019 la nada desdeñable cifra de 600.000 euros... Lo anterior no quiere decir que vayan a poner todos los obstáculos posibles a su salida y buena muestra de ello es que no invitaron a Dupi a quedarse al otro lado del Estrecho, pero su marcha les trastocaría los planes. Tampoco el segoviano está por la labor de dilatar mucho su negociación con el Hércules, precisamente por no perjudicar la planificación deportiva del Melilla, su trabajo en las oficinas del Álvarez Claro. Vaya, que cada día que pasa es uno menos en el plazo que Dupi y el Melilla se han autoconcedido.
Del Pozo tampoco va a esperar eternamente pero por otras razones
Y por lo que se refiere a Carmelo del Pozo, al encontrarse actualmente sin equipo su posición no se ve condicionada en ese sentido, pero no por ello va a esperar eternamente al Hércules: además de que hay otros clubes llamando a su puerta, conoce bien la entidad y, especialmente, ha percibido que en ella las ideas no las tienen tan claras como aseguran y de ahí que declinase la oferta del club blanquiazul a principios de mayo.
Dupi está hoy más cerca del Hércules (las sensaciones con las que las partes concluyeron la reunión del jueves fueron más que positivas) que Del Pozo, pero hubo un momento en el que la situación era diametralmente distinta. Lo que parece evidente que no ha cambiado nunca es la indefinición que caracteriza al club blanquiazul en todo este asunto. Puede que sea porque le dan la importancia que requiere o simplemente porque no tienen claro qué quieren.