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las empleadas se unen en la vega baja para reclamar derechos

La oscura realidad de las trabajadoras del calzado: pagos de 2 euros la hora y jornadas de 12 horas

17/07/2018 - 

ORIHUELA. Es una labor claramente marcada por la economía sumergida. Un oficio, el del calzado, que es motor de la economía en la provincia, esencialmente en las fábricas de Elche, pero que a la vez incluyen en su cadena de trabajo a empleadas, en gran parte, mujeres invisibilizadas, en la base de la cadena que cobran dos euros la horade trabajo, que pueden llegar a hacer 12 horas diarias de trabajo en condiciones contractuales adversas, si es que, con suerte, la tienen.

A finales de la semana pasada, la Asociación de Mujeres Trabajadoras de la Comarca de la Vega Bajaque incluye a trabajadoras de toda la comarca, también de Orihuela, presentaron su agrupación con una declaración de intenciones: “con la intención de dar voz y visibilizar a un sector, castigado desde hace años, en nuestra comarca a las aparadoras y trabajadoras del calzado. Nos unimos, porque las demandas nunca llegan a las administraciones y a las instituciones”.

Carmen es una de las trabajadoras en Orihuela que, asegura, “he trabajado 35 años en fábricas, en envasa y figurando, sobre todo. Tengo síndrome del túnel carpiano, problemas de rodillas y tengo cotizados solo seis años porque en los contratos siempre nos ponían menos horas de las reales”.

Las trabajadoras del calzado de la Vega Baja realizan en Callosa de Segura su primer acto invitando a asistir a las mujeres trabajadoras del calzado de la comarca para aclarar dudas y plantear la que quieren que sea su labor. Sobre todo, para formar un espacio en el que las trabajadoras puedan hacerse oir y compartir experiencias. En este evento, estuvieron acompañadas por la Asociación de Aparadoras de Elche, representantes de la Asociación de Mujeres de Orihuela Clara Campoamor y representantes  los ayuntamientos de Callosa de Segura y Almoradí.

Comencé a trabajar con 13 años, ayudando a mi madre con la faena de mano y mis deberes eran, mitad de la escuela, mitad del calzado. Aprendí a aparar, ahora tengo 48 años y trabajo y siempre he trabajado en casa con la máquina, cobrando bastante poco. Ahora he mejorado porque estoy en una fábrica en la que tengo contrato de ocho horas, pero quién sabe cuánto puede durar”, afirma Mari Coves, otra trabajadora oriolana. 

El apoyo mutuo y la sororidad es la herramienta que, aseguran desde la asociación, “nos hará más fuertes”, y quieren vencer la invisibilización de su trabajo y situación para luchar por conseguir más derechos. "Si yo paro, tu no andas" se ha convertido en el lema de este movimiento, en la Vega Baja y también en Elche, donde surgió el movimiento de las aparadoras. 

El manifiesto

Esta asociación, afirman en su manifiesto, nace “más que por por inercia, por necesidad” después de que hace tres meses naciera la agrupación de aparadoras en la ciudad ilicitana. 

Entre los motivos para reivindicarse: “somos las que hemos levantado esta comarca, cuidando a nuestros hijos y criándolos "a golpe de pedal", para que tuvieran un futuro mejor. Futuro que muchas de nosotras ya no vamos a tener”. Y aseguran que se unen para no tener miedo de reclamar derechos, para conseguir contratos en los que se refleje la realidad de las jornadas laborales, para que se reconozcan las enfermedades del trabajo realizado y los años trabajados para poder tener una jubilación digna. Tambiénpiden más seguridad laboral y salarios justos. 

Tú te metes en una fábrica sabiendo que “hay que tragar” porque si no, te quedas sin trabajo y cogen a otra dispuesta a hacerlo, pero eso debe acabar. Debemos decir no a los abusos, y unirnos para que nadie tenga miedo a hacerlo”.

Para estas trabajadoras, “Elche es una fábrica y la comarca de laVega Baja se ha convertido en China”. Y quieren, en colaboración con empresarios y administraciones poner pautas para mejorar en sus condiciones laborales.

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