César Quintanilla, Juanjo Sellés y Carlos Mazón. Foto: PEPE OLIVARESALICANTE. A la Unión Empresarial de la Provincia de Alicante (Uepal), heredera moral de la extinta Coepa, le hacía falta un acto como el de este viernes. Una entrega de premios (no era la más audaz en el fallo ni, aunque por momentos lo pareció, la más emotiva, porque esa fue la primera, en 2019) que normalizase su perfil institucional. Una reunión de empresarios, algunos muy potentes, no todos asociados, a la que acudiesen el presidente de la patronal autonómica, el alcalde de Alicante (donde se celebraba) y el president de la Generalitat.
Han tenido que pasar cinco años y cambiar los dos presidentes (el de la organización empresarial y el del Ejecutivo valenciano) para que se produjese la magia: Uepal aparece por fin como un actor institucional plenamente integrado en el establishment de la sociedad civil. Y puede permitirse el lujo de, en un mismo acto, tender la mano a Valencia y homenajear a dos de las voces más críticas con el trato que históricamente han dispensado el Cap i Casal y sus organizaciones a la provincia, con el presidente autonómico que debe cambiar ese statu quo presente (Ximo Puig nunca acudió a una gala de Uepal durante su mandato, y le costó participar en alguna de Aefa). Y que no chirríe.
Hace un año, la asociación alicantina celebró la gala en Distrito Digital, con mucho menos aforo y Rafael Climent, entonces conseller de Economía, como principal representación institucional. Sellés lanzó duras acusaciones a la CEV, que poco después lo destituía como vicepresidente de la ejecutiva alicantina. Este viernes hubo que sacar mesas de donde no había porque la asistencia se desbordó, y no fueron pocos los cargos institucionales que desfilaron: el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, el alcalde, Luis Barcala, la vicepresidenta de la Diputación, Ana Serna, la consellera Nuria Montes, los secretarios autonómicos Santiago Lumbreras y Antonio Galvañ, el director general de IFA, Alejandro Morant, los presidentes de las Cámaras de Alicante y Alcoy, Carlos Baño y Pablo de Gracia, los rectores de las dos universidades públicas, Amparo Navarro (UA) y Juan José Ruiz (UMH)... y los presidentes de CEV Alicante y Comunidad Valenciana, Joaquín Pérez y Salvador Navarro.
Se daba así una foto impensable hace unos meses, con un discurso (que cabe destacar que en realidad no ha variado un ápice desde que llegó al cargo, aunque pueda haberse modulado) también impensable del presidente de Uepal, y un jefe del Ejecutivo autonómico ejerciendo de alicantino ("nací a 100 metros de aquí y vivo a 100 metros de aquí") mientras animaba al entendimiento entre la CEV y Uepal, sentados a la misma mesa. Mención aparte para la lección de oratoria de un político que siempre incumple su promesa de ser breve, modulando el tono y el ritmo de un discurso (sin notas que seguir) trufado de anécdotas que arrancó más de una carcajada, y en el que fundamentalmente sacó pecho por sus primeras medidas fiscales y pidió a los empresarios tener visión autonómica y preocuparse por los problemas de la cerámica de Castellón o el puerto de Valencia, sin renunciar a la idiosincrasia provincial. Otra manera de cosir.
Y entre tanta germanor, las pinceladas de los siempre auténticos e inimitables Eladio Aniorte, histórico expresidente de Asaja (que recordó cómo lo fundó buscando asociados por los campos en su coche, con una maleta llena de fichas rellenadas a mano), y un Juanjo Sellés que esta vez estaba donde él se encargó de poner hace unos años al 'padre' intelectual de Uepal, Paco Gómez (que también estaba): recibiendo el aplauso de la CEV. Un Sellés exultante fue más comedido de lo que acostumbra, sin renunciar al mensaje en clave alicantinista ("moriré con mis ideas") pero sin confrontar, y despidiéndose con un "no amenazo con volver porque no me he ido".
En cuanto a Aniorte, auténtico protagonista de la gala con permiso de los premiados, protagonizó una intervención llena de ternura y de mala leche, que humedeció los ojos de los presentes en más de un pasaje, en la que les recordó por qué durante años, muchos años, ha sido una de las voces más firmes y también ásperas en defensa de los intereses de Alicante "y de mi querida Vega Baja". Tras asegurar que "España está gobernada por indeseables", cargar contra los ecologistas y relatar cómo le espetó hace unos días a Hugo Morán (secretario de Estado para la Transición Ecológica) un "ven para acá, nene, que no tienes ni idea", Aniorte dedicó su premio honorífico a todos los agricultores y ganaderos, y al "más listo" que ha conocido, su padre.
