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SED BUEN@S Y LEED

La investigación póstuma del detective Piglia

7/10/2018 - 

Hace unos días, un buen amigo, gran lector, me decía que últimamente le cuesta mucho leer literatura de género, especialmente del negro, cuando gran parte de nuestra epifanía lectora provenía del descubrimiento de Dashiell Hammet, Raymond Chandler y, en mi caso, también de Patricia Highsmith, fascinación que nos ha acompañado hasta la actualidad.

Días después me di cuenta de que en la conversación se nos había escapado un detalle. Yo andaba justo entonces leyendo uno de esos libros de género, pero en respuesta a su confesión, en mi subconsciente no se generaron los lazos que llevaran de una cosa a otra, de su negación a mi positivismo.Tal vez porque lo que estaba leyendo, a pesar de presentarse como investigaciones policiales, reventaba  las sinapsis a base de circunvoluciones alrededor de la catástrofe del socialismo en la piel de un hombre histórico, la doble mentira que genera la verdad de un contrasilogismo, aliterando sinonimias en el pensamiento singular del peronista comisario Croce:

“Croce decía que adivinaba el porvenir porque su hipótesis -siempre inesperada- producía el efecto en la vida futura de los implicados. Así que escuchó el relato de Peco como si estuviera dormido o, mejor, rectificó mentalmente, entredormido. Entre quería decir pase usted, y dormido no estaba. Ese era su método de deducción en casos difíciles”.

Ricardo Piglia falleció el 6 de enero de 2018, fiel hasta el final a su poética, esa que dice que “todo cuento siempre cuenta dos historias”, desdoblándose en Emilio Renzi, haciendo de Ricardo Emilio Piglia Renzi dos historias en una sola vida. Afectado ya de la enfermedad que nos lo arrebataría, Piglia compuso este libro que resultaría una publicación póstuma, recuperando al comisario Croce, protagonista de Banco nocturno, una de sus novelas centrales, un investigador sui generis del que da testimonio en propio autor, en doce jugosos relatos que son un homenaje al un género que amó como lector, divulgó como editor y practicó como escritor.

Incansable Piglia, resistente hasta la extenuación, deja constancia de su lucha contra las limitaciones físicas en el primer párrafo de la Nota de autor que sirve de epílogo al volumen, sin estridencias ni quejas, con una fascinación innata por la técnica, en una dialéctica sobre la propia escritura que interpela al lector:

“Compuse este libro usando el Tobii, un hardware que permite escribir con la mirada. En realidad parece una máquina telépata. El interesado lector podrá comprobar si mi estilo ha sufrido modificaciones. Mis otros libros los escribí a mano o a máquina (con una Olivetti Lettera 22 que aún conservo). A partir de 1990 usé una computadora Macintosh. Siempre me interesó. Saber si los instrumentos técnicos dejaban su marca en la literatura. ¿Qué cambia y cómo? Dejo abierta esta cuestión”.

Editado por Anagrama en su colección Narrativas hispánicas, con el número 611, como su obra anterior, siendo el argentino uno de los buques insignia de la rama hispánica de la escudería Herralde, Los casos del comisario Croce tal vez no sean un plato del gusto de los consumidores de narrativa policial en los márgenes del género, de los que gustan de un sencillo planteamiento-nudo-desenlace, con un poco de psicología barata/oscura, alrededor de los investigadores, con poco o nulo interés en el contexto social, histórico o político del argumento, embebidos en la trama de misterios, vaivenes emocionales en forma de anzuelo o gancho, amantes del bondage literario, lo que no impide que alguno de ellos pique el anzuelo tendido por el de Adrogué, y suba al barco de la literatura sin adjetivos.

Para quien lee de manera sustantiva, paladeando aliteraciones como el propio comisario, las 177 páginas de este volumen serán como una isla desierta en medio del océano, con sus palmeras, sus cocos, sus tesoros enterrados, remontando el Paraná en sentido inverso hasta la desembocadura en Río de la Plata, un paseo por Corrientes, porque al fin y al cabo, “el destino verdadero de un kantiano es la escuela de policía”.


 

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