En este restaurante aislado en el paraje natural de la sierra del Maigmó ocurren historias increíbles: hace parada Papá Noel o se celebran festines medievales, las camareras se marcan un baile entre plato y plato y el ambiente es distendido y generoso, como su cocina. Pocos lugares pueden dar cuenta de una mejor relación calidad/cantidad y precio como la de esta casa rústica en mitad de la sierra y a escasos kilómetros de Alicante de la que nadie sale sin disfrutar a lo grande
ALICANTE. Nunca has visto nada igual. Antes de irse, un hombre se ha acercado a Kike y le ha dicho emocionado “gracias por haberme hecho pasar un día tan feliz”, y es que nada de lo que te hayan contado que ocurre en este lugar es equiparable a estar aquí y experimentarlo. Podría decirte que imaginaras que vas a casa de tus amigos más divertidos y cocinitas. Que no podrás elegir menú pero sabes que todo estará riquísimo y en abundancia. También que con ellos la espontaneidad y la diversión están garantizadas, pero no te estarías haciendo una idea acertada. Cuando después de haber acabado el que es, con toda seguridad, el mejor arroz a banda que he probado en mi vida, comienza a sonar con fuerza ‘Can't take my eyes off you’ y el gran Kike, rasera en mano, sale contoneándose seguido de una ristra de camareras para bailar entre las mesas atestadas del restaurante, algo ocurre que te descoloca, un buen rollo inesperado te golpea de súbito hasta emocionarte y a partir de ese momento no puedes dejar de decir lo mismo que la canción: “You're just too good to be true”...
Sin duda hay muchas formas de entender eso de “comer como en casa” pero este matrimonio, generoso y singular donde los haya, nos enseña que especialmente tiene que ver con crear un ambiente en el que reina el buen humor y la jovialidad. “No surgió de manera premeditada (aclara Kike), un día me puse a bailar, la gente se animó y desde entonces ya no hemos dejado de hacerlo, tanto los clientes como nosotros, superamos fácilmente la timidez”. Ahora La Cuina de Kike y Cuca también es exportable, tienen empresa de catering y trasladan el espectáculo a donde haga falta, montan saraos medievales con corderos asados a la antigua usanza, codornices y cochinillos. La idea ha corrido como la espuma entre los adeptos a Juego de Tronos y ahora se la piden para organizar incluso bodas.
Hace 15 años este matrimonio alicantino decidió abandonar la urbe para vivir en la montaña y en pocos meses su vida dio un vuelco radical: “decidimos convertir en nuestra profesión lo que ya hacíamos desde siempre, tener la casa llena de amigos alrededor de una buena mesa, con el mismo carácter festivo y las mismas risas”. Y así es como esta casita rural con una chimenea del tamaño de un castillo se ha convertido en el lugar idóneo para venir a festejar (aunque no haya nada que festejar) con la familia o el grupo de amigos. Cuenta con un amplio jardín cerrado donde los niños pueden jugar sin peligro en plena naturaleza, subir a un pequeño castillo de obra o esconderse en un tipi indio, algo que agradecen mucho los padres que ya olvidaron lo que es salir a comer sin salir pitando.