ALICANTE. El Business World Alicante acogió este jueves un encuentro organizado por Alicante Plaza que contó con la asistencia de las grandes empresas de la provincia comprometidas con el modelo económico más sostenible, aquel que prima reducir tanto la entrada de los materiales como la producción de desechos vírgenes, devolviéndolos, en su caso, al origen con una segunda vida, como mínimo. Mercadona, Mercasa, Hidraqua, Laboratorios Quinton, Greene y Cubierta Solar abordaron las vicisitudes que sus firmas se encuentran en este sentido en el día a día.
Ahorrar en contaminación y también en el bolsillo. Hablar de economía sostenible es, en algunos sectores, comprometerse a que el producto se encuentre, durante el mayor tiempo posible, en el ciclo productivo. “La economía circular es muy obvia, y no tanto. Tenemos que ser eficientes, que el producto no acabe donde no ha de acabar”. Adela Torres, gerente de Medio Ambiente de Mercadona, fue la primera en exponer este jueves el asunto de la economía más respetuosa. “Es imprescindible ir de la mano del proveedor para construir un objeto de valor añadido a menor coste”. En Mercadona, explica la responsable, existen precisamente “pequeñas cosas que no se ven” y que aprovechan hasta el mínimo recurso para completar el círculo de la cadena. Puso el ejemplo de su provedor SP Berner con una línea de menaje (cubos, barreños, palos de escoba y fregonas) fabricada con el plástico reciclado de mantas agrícolas térmicas. Para Pablo Rubio, gerente adjunto de Cubierta Solar, empresa dedicada al autoconsumo voltaico y la eficiencia energética, el objetivo es el mismo: aminorar ese gasto y optimizar procesos. “Hay que unir cliente final, proveedor y a nosotros como distribuidores”. El concepto de economía circular, aquella que vuelve al origen de la manera más agradecida, viene en el ADN de empresas como Hidraqua.
En el encuentro, lo expuso Antonio Sánchez, responsable de Innovación: “Nosotros lo llevamos de serie, desde que el agua llega a la depuradora y la vuelves a incluir en el círculo, regenerándola”. En su caso, la idea es “no perder ni una sola gota” para que este bien tan escaso pueda ser de utilidad en diversos campos, como la agricultura, el medio ambiente, parques y jardines y para que llegue, ‘sana y salva’, también al ciudadano final. No obstante, Sánchez avanzó en la cita la necesidad de un plan estratégico de medición – Water Plan, a escala global- que ayude, precisamente, a cerciorarse del cumplimiento de esta cadena de producción y evitar “el descontrol”. En la última parte del proceso, en la selección de los residuos que pueden reutilizarse, se encuentra Greene. Su representante en el centro de negocios tecnológico de Alicante, Jesús Martínez, director comercial de la firma, también se enfocó en la misma línea: “Nos encontramos en la parte final, somos los últimos ‘quesitos’ de la economía circular: lo que intentamos es que bajen los costes en todos los sentidos”.
A colación precisamente de este aspecto trabaja Mercalicante. Su directora general, Dolores Mejías, representante de Mercasa, con 3.100 empresas repartidas por el territorio español, marcó en el foro desayuno cuál es una de las intenciones de su grupo: “Nos centramos en establecer pactos contra el desperdicio alimentario, basándonos en un punto de vista local, ecológico, logístico, disminuyendo el CO2, aunque también vamos más allá del producto, llegando a la sociedad, a través de plataformas de empleo, entre otras acciones”. En esta economía circular más social también se encuentra a día de hoy Laboratorios Quinton, como detalló en el encuentro organizado por Alicante Plaza la responsable de Calidad y Medio Ambiente, María Pellín. “Elaboramos ampollas a base del agua de mar. Nuestros materiales son reciclables. Potenciamos otros asuntos como el teletrabajo, para ahorrar en la contaminación que supone el desplazamiento al lugar físico de la oficina, disponemos de cubiertas con placas solares, entre otras actuaciones”.
Parece que, en la economía de la sostenibilidad, hay un tema que ‘se atraganta’. La idea de que vamos prácticamente a ser devorados por este material sobradamente utilizado preocupa a las grandes firmas de los diferentes sectores que estuvieron en el edificio BWAlicante. “La economía circular no debería ser solo plástico”, aseguró la representante de Mercadona. “Nosotros somos muy visibles en esto, pero tenemos que tener muy en consideración el producto que va dentro, no es cualquier cosa a la hora de cambiar el envase”. La idea de sostenibilidad, por tanto, ha de ir unida a dos de sus hermanas más preciadas: seguridad alimentaria y costes, de nuevo “la seguridad alimentaria es una línea roja, si fallamos el impacto no es solo ambiental sino también social y de reputación” añadió Torres. “Yo pienso que se está demonizando mucho; en nuestro caso, cambiar el envase supone esperar cinco años, ya que fabricamos buscando el mejor material para la conservación”, explican desde Laboratorios Quinton. Pero, precisamente, ¿es todo malo lo que tenemos que decir al respecto del plástico? Para la directora general de Mercalicante, no. “El plástico tiene mucha vida. Es bueno poder reutilizarlo y que vuelva aunque sea a otra cadena”. La pregunta lanzada al lector es la siguiente: ¿Nos creemos el reciclaje? En España solamente lo practica el 29% de la población. Los datos hablan por sí solos.
¿Dónde está la administración cuando se la necesita? ¿Y el consumidor final? ¿Sabe realmente cuál es su importante papel en el proceso del reciclaje? “La sociedad, muchas veces, te lleva a consumir cosas que ni te plantearías”. El debate para el responsable de Hidraqua tiene un punto de partida: hay una falta de sensibilización en la sociedad española que supone el hueso más duro de roer en la economía que pretende volver fortalecida a sus orígenes. “Tenemos que aliarnos con la administración que, no obstante, no puede llegar a todos lados”. Al respecto, la portavoz del grupo Mercasa, considera que lo que sí puede es dar “incentivos, impulsos”, aunque está en la mano del ciudadano practicar una economía sostenible en su día a día. Para Laboratorios Quinton, el problema puede ser arrancado de raíz, como defiende Pellín: “Si evitamos generar residuos desde el inicio, nos ahorraremos el resto”.
¿Acepta realmente el consumidor los cambios? Aunque parece cada vez más concienciado, sigue estando a la cola de sus vecinos europeos como Bélgica en este y otros asuntos, sentado en su comodidad de siempre. ¿O no? “Cuando comenzamos a cobrar las bolsas en Mercadona, en el año 2010, observamos que los Jefes, como llamamos a nuestros clientes comenzaban a apreciarlas. No tuvimos grandes problemas”, explicó en el foro desayuno del jueves la gerente de Medio Ambiente de la cadena de supermercados. Torres añade “la economía circular bien entendida es una necesidad, las empresas necesitamos apoyarnos en las personas y en la administración ya que es una economía de red". Martínez comenta que “la administración tiene que concienciar y hacer recogida selectiva. Sería interesante que al igual que en Sanidad con los medicamentos se da una factura detallada al paciente se hiciera lo mismo con lo que cuesta gestionar la basura que generamos. El gran desafío es que hacer con todo lo que llega a las plantas de reciclaje, los consumidores tiramos mucho, no eres consciente hasta que no visitas un vertedero”.
El compromiso fijado por la Unión Europea para 2025 con el asunto de la obligatoriedad de la recogida selectiva nos está pisando los talones a España. Las cifras dejan hasta 50.000 toneladas anuales de materia orgánica en los vertederos. En concreto, en la ciudad de Alicante, cada uno de sus 330.000 habitantes produce 1,2 kilos de residuos al día. La responsable de Mercalicante insiste en la necesidad de educar en los métodos de reutilización existentes a día de hoy. Desde Mercadona se hace hincapié en que el problema es, al final, “económico y logístico. No somos un educador ambiental nuestra responsabilidad es dar el mejor producto al Jefe teniendo en cuenta también la sostenibilidad del envase”. No ‘revertir’ la economía, no ‘gastar’ en nuestro futuro sostenible, supone un grave problema con consecuencias. Invertir ahora supondrá observar después el retorno económico que supone, a la vez y sobre todo, respetar nuestro planeta. Si la empresa paga para que el residuo se pueda reciclar, solo queda concienciar al ciudadano para que el beneficio se convierta en una realidad, y respiremos todos mejor.
Las conclusiones del encuentro del jueves en el Business World Alicante dejaron puntos muy interesantes al final del mismo: la necesidad de separar la idea de economía circular de la reducción de residuos, añadiendo aspectos como sinergias entre diferentes entidades, impulso de la agricultura sostenible y fomento de la empleabilidad. ¿Es una moda? No. Es un todo, y una necesidad que el ciudadano sepa cuánto le cuesta de su bolsillo reciclar para que valore su beneficio final, aprendiendo que la basura también es valiosa. La idea de la colaboración público-privada, el papel de los medios, la generación ‘blanca’ y otras cuestiones sobre la economía de red, otros aspectos que pusieron punto final al desayuno organizado por Alicante Plaza.