ALICANTE. Si el Hércules puede desaparecer, la culpa es de Hacienda. Si no se puede empezar a cerrar el proyecto deportivo, la responsable vuelve a ser la Agencia Tributaria. Y mientras se mira hacia otro lado para escurrir el bulto y no asumir los errores propios -porque si Hacienda está en plan borde con el Hércules es porque antes el club no ha cumplido con sus compromisos-, el club pierde la oportunidad de tapar cuanto antes el negro año que ha protagonizado, dejando pasar los días sin novedades que puedan ilusionar de cara al futuro.
No hay nada que funcione mejor para tapar una mala noticia que ofrecer una más atractiva. Pero ni esas. En el Hércules no hay mensaje nuevo que vender. Al contrario, todo sigue girando en torno a la delicada situación del club. Y, claro, la culpa es de Hacienda.
El Hércules ha echado la persiana tan pronto a la temporada que va a tener tiempo de sobra para confeccionar un proyecto atractivo. Hay tanto tanto tanto tiempo para intentar hacer las cosas que bien… El problema no es la falta de tiempo sino la sensación de que hay excesiva pausa y que la entidad está hoy en el mismo lugar que hace un mes.
El IVF sigue sin sacar las acciones del club a subasta, Hacienda sigue sin aceptar la propuesta de acuerdo singular que ahora negocia Juan Carlos Ramírez, la ‘multa’ de Bruselas sigue siendo una espada de Damocles y el proyecto deportivo está todavía en el aire, sin que se sepa quién va a acompañar a Javier García Portillo y sin que éste pueda dar pasos en firme porque no sabe bien con qué horquilla económica va a poder trabajar.
No se trata de tener el equipo confeccionado en una semana, pero sí que hay movimientos que deben quedar cerrados cuanto antes mejor. Si va a llegar alguien a trabajar codo con codo con Portillo, ¿no sería oportuno que lo hiciera antes de que se dé la lista de bajas o la de los jugadores con los que se desea seguir contando?
De todas formas, lo que me da verdadera rabia a día de hoy no es que se siga culpando a Hacienda de todo, no es que no se haya confirmado la llegada de un nuevo miembro a la secretaría técnica. Como tampoco lo es saber si el Hércules fichará a fulanito o menganito o si llegará un verdadero ‘killer’ del área. Lo que me fastidia es seguir el sorteo de la fase de ascenso a Segunda División y que el nombre del Hércules no esté entre los aspirantes a subir de categoría.
Qué mal se han hecho las cosas. Qué fácil estaba este año y cómo se ha tirado por la borda cualquier tipo de opción. El colmo sería escuchar que la culpa ha sido de Hacienda.