Un momento de la presentación del informe de coyuntura de Ineca, este martes, en PanoramisALICANTE. Si la provincia de Alicante se ha caracterizado siempre por un tejido empresarial dominado por las pequeñas empresas, la crisis sanitaria provocada por la pandemia del coronavirus ha polarizado esta tendencia, comenzando a dibujar un mapa en el que destacan unas cuantas grandes empresas (teniendo en cuenta que, descontados el Banco Sabadell y el aeropuerto, la mayor plantilla de una mercantil alicantina ronda las 2.000 personas, y que el mayor volumen de facturación anual no llega a los 500 millones anuales) entre miles de pequeñas firmas y autónomos, sin apenas empresas de tamaño mediano.
Así lo advierte el informe de coyuntura del cuarto trimestre de 2020 presentado este martes por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca) en su nueva sede del centro empresarial Panoramis. Según destacó el director de Estudios del instituto, Francisco Llopis, durante la presentación, esta tendencia se observa especialmente en el destacado incremento de afiliados autónomos durante los últimos meses, mientras el número total de afiliados ha caído pese al sostén de los ERTE.
"En Alicante, y al contrario del conjunto nacional, el número de autónomos no para de crecer, con el consiguiente deterioro del tejido empresarial, al nutrirse de unidades productivas de menor tamaño, dimensión que nuestras empresas presentan tradicionalmente como una desventaja dentro del conjunto de España, y de las exigencias que las nuevas relaciones comerciales y competitivas se exigen", lamenta el informe. Llopis abundó que "se da una polarización del tamaño, hay grandes empresas y muy pequeñas, desaparecen las medianas; y como en Alicante siempre ha tenido más pequeñas que grandes, supone un problema para llevar a cabo inversiones necesarias".
En cuanto a la evolución cuantitativa del tejido productivo, "la creación de nuevas sociedades se ha paralizado" por la crisis, aunque la lectura positiva es que la tendencia es similar a la nacional, de forma que la posición relativa de la provincia no empeora. Asimismo, "falta ver el efecto de las disoluciones, que se están retrasando porque no se han podido convocar las juntas para aprobar las liquidaciones, ni acudir al concurso de acreedores".
De esta forma, la provincia registró la creación de cerca de 4.000 empresas durante el año 2020, de las cuales algo más del 1.100 se crearon el último trimestre, un 8,3% menos que en el mismo periodo de 2019. El único trimestre positivo fue el tercero, con un incremento de casi el 10% respecto al número de empresas creadas en el mismo periodo del año anterior. En el acumulado anual, la provincia alumbró un 15,5% menos de nuevas empresas, mientras en España la caída era del 15,8%.
Las disoluciones, por su parte, se quedan en 819, medio centenar menos que el año anterior. En este caso, resulta muy revelador que el trimestre donde se registran menos disoluciones que en 2019 de forma muy acusada es el segundo, en pleno confinamiento total y con los juzgados cerrados. En el primero la caída fue de 6 puntos, y en los dos últimos se cerraron más empresas que el año anterior. La diferencia la marca el periodo abril-junio, con una caída superior al 50%. De esta forma, el saldo entre creación y liquidación de empresas eleva el censo de mercantiles de la provincia en más de 3.000 en plena pandemia.
