ELCHE. No son pocos los restaurantes que se han visto obligados a cerrar en el centro de la ciudad en los últimos tiempos. Sin embargo, sigue habiendo espacio para propuestas nuevas y realmente diferentes, que son las que consiguen separarse del resto y sorprender a diestro y siniestro. Eso es lo que se puede comprobar desde el pasado 10 de octubre en la calle Salvador número 16, donde abrió el restaurante japonés Keiken Fusión.
Son bastante recurrentes los establecimientos asiáticos, que se pueden en cualquier parte, por la afluencia que tienen y su precio competitivo, y también los japoneses, que suelen ser reinos de sushi. Sin embargo, no son tan abundantes restaurantes como el que ha levantado la persiana en el Salvador, ya que al contrario que otros de cocina nipona, que no suelen pasar de las diferentes formas de cocinar el sushi o el ramen, no ofrecen la variedad de platos que se puede encontrar en Keiken.
Quizá la mejor garantía es que uno de los dueños del restaurante ha pasado por DiverXO en Madrid, de la reconocida cara televisiva Dabiz Muñoz, que atesora tres estrellas Michelín. En cualquier caso, en tiempos de cocina mediática y programas como Masterchef, la imagen también importa, y el nuevo establecimiento hostelero ilicitano tiene una decoración espléndida, tanto por cómo se ha diseñado el espacio, como por la propia decoración, muy diáfano y llamativo.
Por supuesto, llamativo y bonito como los propios platos que ofrecen, que es precisamente el principal elemento diferenciador con otros restaurantes japoneses. Su cruce con otras cocinas hace no sólo se salga fácilmente de los clásicos hosomakis, uramakis y otros tipos de sushi, sino que hay una importante remesa de platos de elaboración propia en la que emulsionan todas esas cocinas. Ahí entran el tartar de gamba roja, emulsión de naranja, lima y cilantro, las croquetas de kimchi, pez mantequilla y salsa XO, el pulpo glaseado en salsa kimchi-yuzu-miel, yogur y fresa o el tataki de atún sobre tuétano.
Una variedad y una riqueza que excede a cada una de las partes de la cultura culinaria que forman los platos. Una propuesta gastronómica atrevida, con caviar elaborado por ellos mismos, por ejemplo, pero tradicional al mismo tiempo al utilizar carnes o pescados más propios de la cocina mediterránea. Para finalizar, al menos durante los primeros días, los chefs salen después de las comidas para hablar con los clientes en persona sobre el plato. Un detalle en la atención para culminar un placer para el paladar, y no menos importante, a unos precios muy razonables.