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EN LA FRONTERA / OPINIÓN

José Joaquín Moya, el rostro trincón del PSOE

Foto: EFE/ Morell
14/01/2024 - 

El exalcalde de Bigastro, el socialista José Joaquín Moya, se ha convertido en el personaje del mes tras tres condenas judiciales en esta misma semana que se suman a otra de hace escasos meses: en total 11 años de prisión por distraer en distintas tandas un montante de 600.000 euros en números redondos. No sé si el valor del botín está actualizado o es el valor del dinero de la década de los noventa y de la de 2.000. Molla fue alcalde de Bigastro de 1983 a 2008, año en el que la Guardia Civil lo detuvo y esposó en su despacho para incautarse de todo tipo de documentos. Malversación, cohecho y delitos contra la ordenación del territorio (reclasificaciones  escandalosas de parcelas rústicas por urbanizables). Además de alcalde, ejercía de jefe comarcal del PSOE en la Vega Baja, tierra de desdichas en estas materias como ya deslicé hace un par de semanas: cava de lujo, comilonas de alto nivel, la Ruta de la Alcachofa (para engatusar además a posibles inversores del ladrillo). La vida loca en síntesis.

Moya era muy famoso cuando yo espuntaba como periodista a comienzos de los 90, en la edición alicantina del ABC. Moyica Copón: siempre se referían a él con este apodo barriobajero, soez. En la Expo de Sevilla, 1992,  adquirió renombre por tirar con pólvora de rey que es lo que hacían muchos, ojo, cosa que no le exime de esa fanfarronería que gustaba de exhibir. Entonces era también diputado de Turismo en la Diputación, con Antonio Mira Perceval de presidente. Eran tiempos de los alcaldes chulapones que todo lo veían y lo vivían a lo grande, como el socialista Roberto García Blanes en Elda, que luego fue recolocado por Eduardo Zaplana en IFA y se empeñó en una feria de caballos que casi arruina la institución. G. Blanes, que se sepa, no se tiró al trinque. Y seguro que hizo cosas buenas, lo mismo que Moya aunque éste entendió la política como una máquina tragaperras salpicada de maletines y turbios pagarés de los sobornos.

En 2008, como ya se ha apuntado, le cerraron de cuajo el chiringuito y lo despacharon del partido: orden directa de quien entonces estaba al mando del PSV-PSOE, Jorge Alarte. Y de su lugarteniente Elena Martín. Una semana antes de su detención, habían detenido a un concejal de San Fulgencio, Juan Antonio Gamuz, también por corrupción urbanística. Evoco a nuestro protagonista como excusa para evocar toda una época de impunidad y de mucho descaro (cociéndose estaba el caso Brugal y los trajines del empresario Ángel Fenoll). Un medio tufo far west y un tufazo tabernario. No sé: yo creo que da para una película. La Vega Baja como estigma. Hiperbolizo. Con Moya se acaba una égida de tráfico al menudeo, también al por mayor. Toco madera. A pesar de todo lo que ha llovido, siempre hay algún  Tito Berni para jodernos el cuento. Chanel, cocaína y Dom Pérignon.

La derecha, el PP -sigo con la comarca del sur-, ha sido siempre un poco más fina, más folletinesca, más picarona. Es la senda que inició Luis Fernando Cartagena escondiendo en un piano un buen fajo de billetes, 8 millones de pesetas, procedente de la donación de las monjas carmelitas. Era alcalde de la capital histórica de la Vega Baja, 1993, y dos años después Zaplana lo elevó a conseller de Urbanismo. Al final entró en la trena. Luis Fernando: personaje culto, afable, de familia bien, médico especialista... lo tenía todo/todísimo. Un sainete: el mismo que el penúltimo  alcalde popular de la misma ciudad (que también es capital del Antiguo Reino) Emilio Bascuñana, que cobró durante cuatro años como médico/funcionario de la Conselleria de Sanidad sin pisar la oficina, presuntamente. Hace dos meses y medio el juez ordenó la apertura de juicio oral. Al actual alcalde José Vegara (PP) también le han sacado un embrollo judicial por un presunto fraude del IVA en la ITV de la Vega Baja que cogestionaba. El embrollo estalló en plena campaña electoral... estalló no; lo resucitaron con saña y oportunismo.

En el fondo, da igual la fineza o no fineza en los asuntos de 'atracar' el erario. La rudeza es un agravante estético, no más. Pedro Ángel Hernádez Mateo, que fue alcalde de Torrevieja durante 23 años, también diputado autonómico con Francisco Camps, ingresó en prisión en el verano de 2014 por la adjudicación de la contrata de las basuras. No sé en que quedó el pelotazo de órdago, presunto, que dio en Almoradí con la compra y posterior venta de unos terrenos. Edén del Mar. Camps promovió, sin éxito, un indulto. El actual regidor Eduardo Dolón (PP) rehabilitó hace cuatro años su imagen reponiendo las placas en las que salía su nombre. Una operación bastante similar a la que ha emprendido la alcaldesa de València, María José Catalá, con su ilustre predecesora Ritá Barberá. En fin. Paloma que no es de goma.

CODA 1: Puigdemont pide competencias para Cataluña en materia de inmigración. Y Pedro Sánchez se lo piensa: haría falta una ley orgánica puesto que este asunto emana directamente de la Constitución. A Junts ya le ha salido a su derecha un partido ultra, racista y xenófobo, Alianza Catalana; un primo hermano. Empezamos con moros y negros fuera de Cataluña; i després ja vorem. Con acierto se preguntaba hace dos días García-Page si, llegado el caso, él podría ser catalogado de extranjero en su propio país: España. Puigdemont, la entronización del desvarío... y el PSOE tragando quina. ¡Qué espectáculo más bochornoso, por Dios! El tiranillo de Waterloo “le perdona la vida a Sánchez”: titular de Prensa Ibérica (Grupo Moll) el día en que se aprobaron dos de los tres decretos que se debatieron el pasado miércoles gracias a que Junts no votó. Cito Prensa Ibérica y no la prensa de la derecha como ejemplo del nivel de hartazgo que hay con los herederos de CiU. En este contexto, la batalla que se libra aquí entre Alejando Soler, Diana Morant y Fernández Bielsa para sustituir a Ximo Puig me importa un pimiento: cosa distinta es que alguno de los tres se pronunciara sobre la última ocurrencia del indecente prófugo...

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