La estructura de la isla flotante promovida por el Puerto para conectar sus muelles, en imagen de archivo. Foto: RAFA MOLINA ALICANTE. La plataforma flotante a modo de isla promovida por la Autoridad Portuaria de Alicante en la bocana de la dársena interior como punto de conexión entre los muelles 8 y 10 y 5 y 7 que pueda cerrar un recorrido de tránsito peatonal abierto al público entre Levante y Poniente continúa acumulando complicaciones para su puesta en uso. La última de ellas vuelve a quedar vinculada con las certificaciones sobre su estabilidad y capacidad de carga.
Se trata del informe aportado por la empresa que asumió su construcción, Vías y Construcciones, en el que se rechaza la posibilidad de elaborar una nueva prueba de carga definitiva -una vez concluidos los trabajos de refuerzo de sus pilastras enclavadas en el lecho marino- para evaluar si la estructura puede albergar el restaurante previsto sobre su superficie. Fuentes consultadas precisaron que, según ese informe, los cálculos propios recopilados por la compañía indicarían que esa prueba tendría un resultado negativo por las características del proyecto.
No obstante, la Autoridad Portuaria ha encomendado dos informes alternativos adicionales con el propósito de disponer de dictámenes independientes, elaborados por terceras empresas, para poder contar con un criterio con mayor fundamentación al respecto y, así, poder analizar si esos estudios complementarios llegan a la misma conclusión que el informe aportado por Vías y Construcciones.
En último término, serán las conclusiones de esos informes los que determinen los próximos pasos a adoptar sobre el uso de una infraestructura que permanece bloqueada desde que se diese por finalizada su construcción, en diciembre de 2022. En definitiva, el propósito del Puerto es buscar posibles salidas que den por terminada la indefinición sobre el futuro de esa instalación, entre las que figura la resolución del contrato de construcción (lo que requeriría de una fundamentación suficiente) para promover una futura contratación que permita ejecutar esa prueba de carga o que, en su caso, solvente posibles deficiencias. Ese es, de hecho, el escenario en el que se viene trabajando en los últimos meses, como informó este diario en junio.
Entre tanto, la única certeza que depara la situación actual es el retraso en el posible desarrollo del futuro restaurante, adjudicado al Grupo Forty en régimen de concesión a cambio de su construcción, por un plazo de 25 años. La de Forty fue la oferta seleccionada en el concurso público convocado por el Puerto -al que concurrieron otras cuatro propuestas- con un proyecto en el que se planteaba un edificio con hasta tres espacios hosteleros diferenciados en distintas alturas: en la planta baja un bar cafetería con un gran jardín central, en la planta primera un restaurante acristalado con vistas a la ciudad, y en la terraza superior una zona para coctelería, adornada con una lámina de agua.
Al margen de la inversión necesaria para su construcción, Forty debía asumir la dotación del personal necesario para la puesta en servicio del barco-taxi contemplado para trasladar a los clientes desde los muelles de Poniente y Levante. La adquisición de la embarcación, por su parte, corría a cargo de la propia Autoridad Portuaria, que adjudicó su construcción a Nasai Marine por 463.430 euros, como informó este diario. Esa embarcación -que estaría en su última fase de construcción, según fuentes consultadas- debe tener 10 metros de eslora con capacidad para 38 pasajeros, además de otras dos personas en silla de ruedas, y dos tripulantes.
