MADRID (EP). La jugadora de la selección española Jennifer Hermoso ha ratificado este martes en la Audiencia Nacional que el beso que le propinó el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales tras ganar el Mundial no fue consentido y que se sintió coaccionada.
Fuentes jurídicas consultadas por Europa Press han confirmado que Hermoso ha ratificado ante el juez Francisco de Jorge lo que declaró ante la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, antes de que se incoasen diligencias.
Este martes, Hermoso ha insistido en que el beso fue inesperado y en ningún momento consentido. Asimismo, ha reiterado que después del beso, tanto en el vuelo de vuelta a España como en su estancia en Ibiza, sufrió un atosigamiento constante que alteró su vida normal, produciéndole una situación de desasosiego y tristeza, según dichas fuentes.
La jugadora ha declarado como testigo ante el Juzgado Central de Instrucción Número 1, donde estaba citada a comparecer este martes después de que se le citase inicialmente el pasado 28 de noviembre, pero se aplazase porque dos defensas --entre ellas las del propio Rubiales-- solicitaran su aplazamiento al coincidirles con otros procesos judiciales.
Hermoso ha llegado a las 9.50 horas a la Audiencia Nacional para declarar ante el juez instructor que investiga a Rubiales por los presuntos delitos de agresión sexual y coacciones por el beso en la boca que le propinó a la jugadora.
Cabe recordar que la jugadora ya había comparecido ante la teniente fiscal. En aquella declaración, revelada por Telecinco, la jugadora de fútbol aseguró que no se había sentido respetada. "Me estaban sometiendo a algo que yo en ningún momento busqué ni hice para encontrarme con esa situación", desveló.
"Me vi con el beso en la boca y ya directamente me bajé a la tarima con mis compañeras", rememoró Hermoso a preguntas de la fiscal. "Ni me lo esperaba", añadió la deportista. En este punto, la futbolista recordó que la victoria del Mundial fue un "hecho histórico" que costó "la vida conseguirlo''.
"En ningún momento me podía esperar que pasara al final algo así (...) En una persona de confianza creo que nadie se esperaría que iba a usar ese momento para hacer algo así, por muy espontáneo que fuera", reprochó Hermoso, que también explicó que cuando bajó de la tarima contó lo sucedido con Rubiales a sus compañeras de equipo Alexia Putellas e Irene Paredes.
Ante el juez, Rubiales defendió que el beso fue una "muestra de afecto" que se produjo de forma "natural", a la luz de "millones de ojos" y que fue "con consentimiento". A preguntas del abogado de Hermoso, aseveró que se trataba de una "celebración totalmente extraordinaria", que preguntó a la jugadora antes de darle el beso y que ocurrió "con consentimiento".
"Sí le pregunté antes ¿cómo no le voy a respetar?", respondió a la pregunta de si consideraba que había respetado a la jugadora al besarla en la boca, para luego apuntar que Hermoso tras ese episodio "se fue muerta de risa" y dándole "dos cachetes en el costado".