el sur del sur / OPINIÓN

¿Hay alguien en el PSPV?

10/01/2021 - 

Está claro que la prioridad desde el pasado mes de marzo es vencer al virus y, en la medida de lo posible, mantener la actividad económica, siempre y cuando las circunstancias lo permitan. Las administraciones, todas, sin excepción, están en ello. La gran consecuencia de todo ello es que la actividad orgánica de los partidos ha pasado a un segundo o tercer plano. Lo comenté recientemente en uno de los análisis: los partidos de centro-derecha, que están en la oposición, a excepción de los ayuntamientos, sí que han renovado sus cuadros; la izquierda lo ha postpuesto todo. 

La principal consecuencia es que en el PSPV hay en estos momentos un vacío de poder. Los secretarios generales brillan por su ausencia. Manolo Mata se ha convertido en el principal stopper de la derecha y las peleas entre socios se dirimen, fundamentalmente, en las redes sociales. Sólo hay que ver el episodio del pasado martes, con la Cabalgata de Reyes de València, dónde se televisaron los reproches.

Refriegas y divergencias las hay en todas las casas. Y cada uno, se busca la vida lo mejor que puede. Ahí, tienen el ejemplo de Ciudadanos en Alicante, que prefirió el acuerdo presupuestario con el PSPV antes que con Vox, o las diferencias tácticas que mantienen Cs y PP en Orihuela, que tampoco son capaces de aprobar un presupuesto.

Pero en el caso de los socialistas, es que están a otra cosa. Y sí, dirán que ahora es lo prioritario, vencer al virus. Nadie lo pone en duda. Pero ese vacío de poner está generando que se encaje algún que otro gol, pese a que no modifique el resultado final del partido. Veamos. En verano, sólo llegar a la dirección provincial, el PP de Carlos Mazón les birló la Alcaldía de la Torres de les Maçanes, con dos ediles no adscritos, una de ellas, que concurrió con el cartel del puño y la rosa; antes de Navidad, un concejal, en teoría del PSPV, firmó otro voto de censura con el PP en Agres, y nadie del partido sale a decir sí lo que ha hecho está bien, mal o regular; esta semana, dos regidores socialistas en Teulada le han dicho de todo menos bonita a una alcaldesa de Compromís, de la que eran socios, y además, le han votado en contra del presupuesto. Y como diría Albert Rivera, sólo se oye el silencio; el silencio de que no hay nadie.

Desde que amarró la posibilidad de optar un tercer mandato, Ximo Puig se ha olvidado del PSPV; su barón en Alicante, José Chulvi, también abdicó cuando tomó posesión de su escaño en las Cortes Valencianas; el jefe a pie de obra, Toni Francés, está sobrepasado por la situación que vive Alcoy con el coronavirus, que tuvo recurrir a los canales públicos para que la Conselleria de Sanidad le cerrara la ciudad ante el desmadre de la situación y el aumento de la presión hospitalaria. Al número dos del PSPV, José Muñoz, cuando coge el coche y se dirige hacia Alicante, por el port de L'Olleria, se le encienden unas luminarias, el móvil no para de sonarle y se da media vuelta y regresa hacia el cap i casal.

Sí, está claro, las prioridades ahora son otras. Estamos en tiempos de paz política y lealtad institucional. Pero estos tiempos lo son para todos los que tienen responsabilidad de gobierno. Pero además de los episodios descritos, ha habido más ruido político, que no ha llegado a Blanquerías, que le podría haber mermado todavía más el poder municipal (La Vila o Sant Joan), o le ha impedido devolvérsela al PP por no mostrar voluntad de convencer a los desagraviados por alcaldes que funcionan (todavía) con el motor diésel, y con fecha de caducidad.

Sí, esto va a pasar. No sabemos cuándo. Parecía pronto, con la vacuna, pero la Navidad ha disparado todo, hasta el precio del recibo de la luz. Pero para cuando se produzca el proceso de implosión (económico), o bien el PSPV, o bien Ximo Puig, deberán despertar y ponerse a contar los efectivos con los que cuentan. Y si, oíremos eso de que la prioridad era otra, que nadie pone en duda. Pero una cosa es la responsabilidad de gobierno, que tienen los que ocupan un cargo público, y la otra, es dejarse la puerta del corral abierta, mientras otros te roban gallinas, y no te das cuenta. O vas tan de sobrado que no valoras los ejemplares que pierdes, o que no los controlas. Y no será porque no tienen efectivos. Por tener, tienen a una parte del partido que retoza y observa, a la espera también de que arríe la bandera blanca.

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