Ha muerto Arsenio Iglesias. La noticia ha corrido como la pólvora por todo Alicante y los aficionados herculanos que rondamos los sesenta hemos sentido un pellizco en nuestro ya maltrecho corazón blanquiazul. En estos tiempos de turbulencias en torno a nuestro club es, sin duda, la peor de las noticias. Desaparece otro símbolo, un trozo del escudo del Hércules C.F., Rico Pérez, Juan Baena, Humberto, Saccardi… Cada vez quedan menos mitos de aquel club que se agigantó con la llegada del 'Bruxo de Arteixo'.
Arsenio llegó en la temporada 1973/74 para liderar un Hércules que deseaba un ascenso para coronar la inauguración del estadio José Rico Pérez. Como todo nuevo proyecto comenzó con titubeos, llegando una derrota ante el modesto Linares en La Viña a dejarle a punto del cese. El presidente Rico Pérez aguantó, Arsenio logró que el equipo reaccionara y, tras una enconada lucha con Betis y Salamanca, consiguió el subcampeonato y el consiguiente ascenso a Primera División. Después del inolvidable triunfo en El Sadar, durante la celebración posterior, ya en Alicante, Arsenio entró en el Monasterio de la Santa Faz a hombros de una afición desbordada por la euforia e ilusión.
Precisamente ese verano tuvo ligar otro hito importante para el Hércules como fue la inauguración del estadio Rico Pérez, algo que se conmemoró con un amistoso con el Barça en el que el conjunto azulgrana se llevó la victoria por cuatro a cero. Fue una victoria 'sencilla' para los azulgranas, la única de este tipo que consiguió sobre el Hércules con Arsenio. De cara al regreso a Primera, el técnico gallego tenía las ideas muy claras: prescindió de un jugador con una enorme capacidad técnica pero poco luchador como era Nagy, algo que abrió la puerta a la llegada de Giuliano. El central argentino, José Antonio, Rivera y Juan Baena formaron la guardia pretoriana de Arsenio, quien fichó también a un par de delanteros veteranos como Arieta y Barrios y, lo más importante, dotó al equipo de un carácter luchador y aguerrido, casi granítico, que hacía que costara sangre, sudor y lágrimas derrotarlo. Ese equipo consiguió tres empates consecutivos en el Camp Nou, protagonizó batallas épicas con el Real Zaragoza e hizo que en Salamanca entrasen en pánico con solo escuchar la palabra Hércules. En esa primera temporada en la máxima categoría con Arsenio, el equipo blanquiazul consiguió su mejor clasificación histórica: un quinto puesto, igualado a puntos con la Real Sociedad, que solo por la diferencia particular de goles privó al conjunto fundado por Vicente Pastor de pasearse por Europa.
El gallego dirigió tres temporadas al Hércules en Primera. En la última de ellas, estuvo muy cerca de protagonizar una gesta histórica en Copa, al eliminar al Constancia, Talavera, Real Madrid (con un 3-0 memorable en el Rico Pérez) y al Valencia. En cuartos de final cayó eliminado por el Betis (quien se proclamaría campeón de esa edición copera ) en un agónico encuentro disputado en un abarrotado a la par que entregado Rico Pérez (creo que ha sido en el que he visto a la afición animar de una forma más vehemente), que se resolvió en la tanda de penaltis, donde los blanquiazules se toparon con un Esnaola formidable. Ese fue el partido de la despedida de Arsenio de Alicante y del Hércules. Desde entonces su figura no ha hecho más que agigantarse en el recuerdo de una afición maltratada sin piedad, que vive una triste realidad.
Ahora nos despedimos de él con un nudo en la garganta. D.E.P.
Luis Javier Hernández Munuera. Abonado nº 222 del Hércules C.F