Guerra de guerrillas

17/10/2019 - 

El tira y afloja entre Elche CF y Elche CF sala ha vuelto a dejar al descubierto la guerra de guerrillas que se vive en el estadio Martínez Valero. Dos bandos que, sin entrar a valorar qué actor de esta película tiene razón porque estoy seguro de que habría que repartirla en porcentajes más o menos elevados entre cada una de las partes, me deja una única sensación; aquí cada uno salva su culo (con perdón, o sin él, de la expresión) porque en tiempos de guerra, todo agujero es trinchera.

El tira y afloja entre Elche CF y Elche CF sala no es nuevo. Todos los que conocemos el mundo del futsal y lo trabajamos de manera constante y diaria, no sólo cuando toca subirse al carro del ascenso, evitar el descenso o sirve como carnaza para hablar más de lo de fuera que de lo de dentro; sabemos que la situación de la sección siempre ha sido tan dependiente ahora como hace años de la entidad. La necesidad de autofinanciación no es cosa ahora de Patricia Rodríguez y en algunas ocasiones se ha conseguido y en otras no, pero ahí ha estado el club para echar una mano. Siempre ha sido así porque así les han educado, no les libra ni justifica, pero decir lo contrario es mentir.

La novedad, ahora, nace de un elemento diferenciador del que la semana pasada hablaba desde estas mismas líneas. Antes, el Elche CF sala lo pagaba el Elche CF y ahora lo tiene que pagar José Sepulcre; antes Ramón Segarra estaba al lado de José Sepulcre y ahora la que está es Patricia Rodríguez. Una ecuación en la que el orden de los factores sí altera el producto. La despedida bañada en lágrimas de cocodrilo del ex consejero, cargada de bravuconería, falta de inteligencia soberbia y prepotencia, atacando a la vasca (entre otros) ha tenido una purga con sello Elche CF sala. La venganza es un plato que se sirve frío y Patricia Rodríguez ha devuelto a Ramón Segarra el desprecio que el abogado ilicitano le regaló diciéndole ‘aquí mando yo’, sin olvidar el consentimiento de un José Sepulcre, máximo accionista, que un día pone (y usa) y otro quita (porque ya está usado).

Explicado el tema, hay que profundizar más en él porque, el Elche CF como un buen partido de fútbol, tiene mini partidos que jugar. La guerra de guerrillas entre entidad y sección tiene batallas dentro de la propia entidad y la propia sección. Facciones que ya costaron en su momento cargos y que no levantaron tanta polvareda como ahora. Luchas de poder y de egos por cuotas de valor en un proyecto que conllevan intereses personales. Así es imposible avanzar. Luego están los tontos útiles teledirigidos que pegan carteles porque funcionan según les marque el viento. Esos que se dan golpes de franjiverdismo en el pecho pero no son más que chupópteros.

Este es el lamentable escenario que los buenos resultados de fútbol están, por el momento, enmascarando. Hoy es el tira y afloja entre Elche CF y Elche CF sala, mañana será otro problema sembrado antaño que tocará recoger, y pasado… pasado ya veremos si llegamos. Sobre todo porque no se sabe discernir entre lo que el Elche CF necesita y lo que necesitan sus dirigentes. Porque por mucha sociedad anónima deportiva que sea esta empresa, el Elche CF es algo más que números que, si los que lo dirigen no lo entienden nunca podrán conseguir que las cifras cuadren.

Con trabajadores que podrán ser más o menos válidos, pero que siempre se quedarán con la duda de saber si se les dio una patada por ser el daño colateral de una guerra, o porque realmente su salario era inasumible para un club de fútbol que tiene en su debe haber derrochado hasta descender administrativamente. Ellos han sido las víctimas que han pagado los platos rotos de una relación venida a menos. Dicen que el escudo está por encima de las personas pero cada día lo dudo más. Otra cosa es que el escudo, por simple inercia del tiempo, acabe sobreviviendo a los que pasan por el cargo como pura ley de vida. El miedo es que, a este paso, poco va a durar.

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