En el cielo de la madrileña plaza de Colón Peridis ha pintado al padrino Aznar con su única banderita: la caja alquímica de amasar lingotes de oro. Abascal, Casado y Ribera toman Madrid. De la España como problema de Ortega y Gasset a la España como negocio -la Boda Imperial- de Francisco Umbral. La reconquista andaluza. Que a dos días para iniciarse el juicio, refuerza a la órbita Puigdemont. El trío de las Azores ha empezado demasiado pronto la precampaña en la que se destrozarán a dentellazos, sin mediadores de FAES, por el pastel de la derecha españolista. La caza del jabalí en alza. Desenterrar huesos. Algunos niños del CEU Jesús-María de Alicante comen larvas con cosas. Hay una fuga en el water del nodo Tranquility de la Estación Espacial Interestatal. Toallitas. Es imposible entender lo que no se puede explicar. Ni querer lo que no se conoce. Ximo Puig define como discutible -diplomacia florentina heredada de Ciprià Císcar- el relatorgate. Pedro Sánchez, Carmen Calvo y José Luis Ábalos se equivocan en desplazar el debate del eje izquierda/derecha al del nacionalismo mesetario versus el periférico, o sea, la misma sopa envenenada. Roguemos al Señor.
El presidente del gobierno español hará aguas en otoño. Puede que tengamos hasta un supermartes como el electoral estadounidense. Nadie sabe si la marca suma o resta. Ni Manual de Supervivencia ni Irene Lozano, ni cartas de Ada Colau. Como ha sentenciado José Antonio Zarzalejos, vivimos un patético final de legislatura después de la catarata de insultos chulescos de Casado. Cuando todo parece que se va a enfangar en lo más sórdido de la política, gracias a dios, a la santísima jerarquía celestial y a los apartatos de hacer misa, se nos manifiestan límpidos González y Guerra, inmensos en su batalla eterna. Coinciden con Gabilondo y Barceló cuando señalan a un Borrell que mira para otro lado con el palillo en la boca en la foto de su DNI de ministro de Asuntos Exteriores. Tan viral como el gesto de Nancy Pelosi aplaudiendo a Donald Trump. Ahora es cuando no toca, para nada, acojonarnos. Amén.
Eduardo Zaplana está libre para siempre no muy lejos de La Fe. Ahora falta que recuperemos el botín. Ave María Purísima. Un indigente muere en la puerta del Hospital General de València. Luis Barcala tiene a sesenta soldados-asesores pero está solo. Pepe Císcar se sobrevive a sí mismo. César Sánchez ya no es de este mundo. Rubén Martínez Dalmau, cabeza de lista de Podemos, ya es, en un pacto in extremis, socio de EU. Errejón se ha cortado el pelo. Mireia Mollà sueña con desplazar al fenotip valencià, que es, con permiso de Mònica Oltra, y además está buenísimo, el más guapo del Bloc: Gerard Fullana. Aitana Mas, de Iniciativa, quiere dar el salto desde Crevillent. La última Fallera Mayor de València, Rocío Gil, no se separa de Toni Cantó. Un cadáver en el maletero. Otro en el congelador. Paco Sanguino sigue vivo. Una semana después.
Noche cerrada. La patria huele. O duele. No sé. Nadie escucha nada. Será el Viva España de Manolo Escobar. Mi nunca bien poderado ni pagado Herr Direktor Miquel González me empuja al autobús y me da un vale para comerme dos sandwiches en el Roca Rodilla para la mani que arranca -sr. Pirotècnic, pot començar…- ahora mismo. Pero guapas, sin y con complejos, queridas niñas, niños, presidentas y demás conexiones neuronales, uno, que es un finísimo intelectual de la cosa y que se ha visto totes les ofrenes del món, prefiere gastarse la paga en el Prado. Olé. Goya. Los dos bestias que se arrean en el fango. El perro se ahoga contra la corriente. Los arzobispos manifestantes, pendientes de la paella, vislumbran entre el incienso mi huída y se apiadan: “Juan Carlos, bebe agua bendita”. Caigo de rodillas y por fín lo entiendo todo. Hasta a Paco Camps, que está en los cielos. La ciencia confirma que la Via Láctea es una nebulosa en expansión que se deforma por los bordes situados allá en los extremos. Vivimos en un universo alabeado. Banderas al viento. Montañas Nevadas. El sol al amanecer. El señorito en el ojal. Ramón María del Valle Inclán, cráneo privilegiado.