VALÈNCIA. Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) ha ganado protagonismo en la política española en los últimos años. Ha alcanzado la Presidencia de la Generalitat de Cataluña y es un grupo clave en el Congreso debido a la dependencia del Gobierno de Pedro Sánchez de pactos para sacar adelante sus iniciativas legislativas. El partido atesora 13 diputados en el Parlamento, lo que le convierte en la quinta fuerza con más representación en la Cámara Baja y en un interlocutor a menudo obligado para el Gobierno.
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 1982), estuvo recientemente en València, adonde acude "un par de veces al año", para participar en una conferencia debate titulada "Sobiranisme, el valencianisme útil" en l'Octubre Centre de Cultura Contemporània, con Josep Barberà, presidente de Esquerra Republicana del País Valencià (ERPV).
Tras el acto, Rufián se sienta con Valencia Plaza para una entrevista que comienza con una pregunta que pone a la defensiva al diputado, una tensión que se va relajando a medida que avanza el intercambio de preguntas y respuestas.
-Días atrás tuvo lugar en Barcelona la cumbre franco-española con Macron y Sánchez. Tras los indultos parciales impulsados por el Gobierno y la reforma en el Código Penal sobre la malversación y la sedición, ¿no cree que Pere Aragonés mostró cierta deslealtad al ausentarse de los himnos?
-Para empezar, ojalá esas medidas fueran concesiones al independentismo o a Esquerra Republicana; yo creo que son concesiones a la democracia. Puedo llegar a entender que hace tres o cuatro años hubiera gente que dijera: 'Lo que ha hecho esta gente está muy mal, tienen que ir a la cárcel...', pero los hechos son los que son: no ha habido un sólo independentista en Cataluña que haya dejado de serlo por meter en la cárcel a Oriol Junqueras y compañía. Si se hace un análisis serio de la situación, se ve que la mano dura, retorcer el Código Penal, no ha servido. Meter a la gente en la cárcel, no ha servido. Entonces, quizá es que hay que hacer otras cosas, como las que propone ERC: diálogo, negociación, reconocimiento mutuo... Yo no creo que lo que se ha hecho son cesiones a nosotros, sino a la democracia. Conviene recordar, aunque aquí no se publique mucho, a nivel internacional sí, los informes de la Comisión Europea sobre derechos humanos y lo que manifiestan eurodiputados poco sospechosos de ser de ERC que lo que sucedió en este país en torno al 1 de Octubre, no fue ni medio normal. En cuanto a lo que comenta de Aragonés, el presidente de la Generalitat hizo lo que hicieron sus antecesores como Pujol o Maragall en estas cumbres, que fue recibir a los presidentes de España y de Francia y ya está.
-¿La reforma de los citados delitos ha servido, como dice el Gobierno, para mejorar la convivencia en Cataluña?
-Es que lo que altera la convivencia en Cataluña es lo que altera la convivencia en cualquier otro sitio. Un desahucio, la precariedad, el paro, la lucha por el feminismo, la lucha por el medioambiente... Eso es lo que tensiona a la gente y lo que preocupa a la gente: su nevera. Sostener durante tanto tiempo que un referéndum, que votar en definitiva, tensiona a la gente me parece kafkiano y se ha demostrado que no es cierto.
-Pero en 2017 había más tensión en Cataluña que ahora en relación con el independentismo.
-Que pegaran a la gente en un colegio electoral tensionó, claro.
-Bueno, antes de eso, me refiero.
-En Cataluña la gente convive de forma normal. Es cierto que cuando tienes a dos millones y medio de personas que de forma recurrente y periódica votan a una opción política que aboga porque Cataluña sea independiente, puede no gustar y lo entiendo. La prensa, y me refiero a prensa no independentista, ha publicado encuestas que dicen que entre el 70% y el 80% de la población de Cataluña entiende que a palos y con manipulación no se soluciona esto, sino que se soluciona votando. Hay mucha gente en Cataluña que quiere votar que "no" en un referéndum y evidentemente nosotros tenemos que hacer política para esa gente. Pero eso yo creo que no tensiona, lo que tensiona es pegar a la gente en un colegio electoral.
-Dentro los equilibrios políticos nacionales, ¿reivindicar la independencia de Cataluña no piensa que debilita a Pedro Sánchez y beneficia a Núñez Feijóo, que lo utiliza para criticar al Gobierno?
-También lo utiliza una izquierda aparentemente 'progre' españolista. Nosotros no le pedimos a nadie que renuncie a lo que es. Nosotros no negociamos con el PSOE pidiéndole que deje de ser lo que es. Me parece una mala manera de empezar cualquier cosa, no ya en política, sino en la vida en general. "Mira, yo hablo contigo si dejas de ser lo que eres". Que se nos pida a nosotros que dejemos de ser lo que somos, me parece kafkiano. Así que nosotros vamos a seguir defendiendo lo que somos y en lo que creemos de una manera pacífica y democrática.
-¿No cree que en el resto de territorios de España se interpreta a menudo que Sánchez les hace concesiones y ustedes, que no van a dejar de ser lo que son, le muerden la mano?
-Depende. Hay unas burbujas mediáticas y políticas que nos afectan a todos. Para un circuito mediático somos unos chantajistas inmovilistas hacia Sánchez y para otra burbuja mediática somos unos traidores a la patria. Siempre pongo el ejemplo de Bildu, la izquierda abertzale, poco sospechosa de no ser firme. Votan exactamente igual que nosotros y nadie le llama a Otegi por la calle según qué cosas. Depende de cada burbuja. Yo creo que este país tiene que acostumbrarse a las negociaciones; creo que los periodistas tienen que acostumbrarse a las negociaciones... a que aquí ya nadie va a ganar por mayoría absoluta. De hecho, España es un país en el que pocas veces se ha ganado por mayoría absoluta. Sorprende que sorprenda tanto que haya una coalición de gobierno y sorprende que sorprenda tanto que cada cual defienda lo que es. Lo único que nosotros intentamos es mejorar la vida de la gente viva donde viva. Cuando aprobamos una ley de Ciencia, o de Infancia, o cuando subimos el salario mínimo, me da igual si es para independentistas o no.
-Habla de burbujas y entendemos que se aprecia un incremento de la polarización y crispación en las posiciones y debates políticos. ¿Considera que los medios hemos contribuido a esas burbujas mediáticas por dirigirnos sólo a determinados públicos o con líneas editoriales muy marcadas?
-El problema es cuando la prensa dejó de escribir para la gente y empezó a escribir para sus jefes. Eso no lo digo yo, lo dijo Saramago en su momento, que es mucho más sabio que yo. Aunque yo ahí niego la mayor: no creo que haya una especial polarización o violencia climática en la política. Primero, los extremos siempre han existido. Siempre ha existido gente que considera que tu abuela no cobra una pensión digna porque hay un menor abandonado en la calle. Eso es un extremo. Y hay otro extremo, con el que yo me identifico, que pensamos por ejemplo que el dentista debería ser gratis. Pero esta violencia política y mediática no es nueva. España, más o menos en los últimos 150 años, ha vivido tres guerras carlistas, una guerra civil, una represión inédita en tiempos de paz, terrorismo de Estado, terrorismo de derechas, terrorismo de izquierdas, Suárez casi fue echado a patadas de Moncloa, Zapatero casi fue echado a patadas de Moncloa... lo único nuevo es que los dos principales actores mediadores de la democracia están en entredicho: los partidos, que somos los que ordenamos las ideas, y los medios de comunicación, que son los que explican esas ideas. Esa es la diferencia que veo y la pregunta es ¿por qué? Y creo que es una respuesta que debemos tener nosotros mismos.
-¿Cómo interpreta lo que pasó días atrás también en la cumbre franco-española cuando Oriol Junqueras fue abucheado por partidarios de la independencia?
-Respeto absoluto. Forma parte de nuestro trabajo, guste más o menos. Yo nunca me voy a quejar de lo que la gente exprese en una manifestación ni voy a condenar nunca una manifestación. Lo único que voy a decir es que Junqueras, en los últimos diez años, es el político más valorado en las encuestas. Hay unas burbujas y luego está la realidad.
-Ha participado en una conferencia bajo el título 'Sobiranisme, el valencianisme útil'. De forma más resumida, ¿qué es el valencianismo útil?
-Llenarle la nevera a la gente.
-¿Y ya?
-Me ha pedido que sea breve.
-Se supone que el valencianismo tiene un componente nacionalista...
-Llenarle la nevera a la gente y legislar sobre las cosas que todo el mundo quiere que le vayan bien: la escuela, la familia y el trabajo... Nosotros no somos nacionalistas, somos independentistas, y el independentismo es un estado transitorio. Sobre todo somos republicanos, demócratas e intentamos ser útiles. Y los valores republicanos lo que dicen es que no hay nadie más que nadie. Cualquiera que comparta valores como la democracia, la justicia y la libertad se puede acercar a partidos como el mío. Y nosotros estamos, con la que está cayendo, en intentar mejorar la vida de la gente. Ya sé que hay estereotipos o clichés que vienen a decir que yo puedo pensar o decir que hay gente que porque nazca en según qué sitios es más que otros. Es un cliché y es falso. Y lo repite gente que nos escucha poco, al menos a mí. Yo voy a intentar trabajar y legislar para cualquiera, me da igual lo que piense porque forma parte de mi trabajo y más aún con la que está cayendo.
-La reforma del sistema de financiación autonómica se ha abordado en los encuentros que ha tenido el presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, con sus homólogos catalanes tanto en su día Puigdemont como ahora, Pere Aragonés. En estos encuentros, el apoyo del Gobierno de Cataluña a la reforma era tibia o al menos no estaba entre sus prioridades; ¿qué posición tiene ERC?
-Nosotros estaremos a favor de cualquier iniciativa que esté por dignificar la vida de la gente. ¿Es eso una mejor financiación? Sí, lo es.
-¿Cree que Compromís podría hacer más por los valencianos en el Congreso con el único representante que tiene, Joan Baldoví? ¿Considera que en ocasiones va demasiado de la mano con el PSOE?
-Respeto enormemente a Compromís y también a uno de los mejores parlamentarios que tiene el Congreso que es Joan Baldoví, y no lo digo yo, así se le considera en muchas crónicas. Conocí también al anterior grupo, que tenía extraordinarios diputadas y diputados como Marta Sorlí o Ignasi Candela. Lo único que humildemente le digo a Compromís es que, de vez en cuando, no pasa nada por contradecir al PSOE.
-¿Opina entonces que si Compromís fuera más independiente o distante con el PSOE podría crecer en representación?
-No es mi trabajo meterme en la dinámica o estrategia de otro partido. Lo único que, con todo respeto y cariño del mundo a Compromís, le pido que nos escuche y que de vez en cuando plante cara al PSOE, que no pasa nada.
-Estos días ha habido bastante tensión en la Comunitat Valenciana con el trasvase Tajo-Segura. ¿Qué posición tiene ERC con esto?
-Nosotros siempre nos hemos manifestado a favor de los colectivos que están en contra de esta agresión ecológica y de esta injusticia. Evidentemente, siempre estamos dispuestos a escuchar las necesidades del territorio y creo que debe ser el territorio el que dictamine qué debe de suceder.
-Pero esto al final tendrá que votarse en el Congreso. Están los regantes y el Gobierno valenciano a favor del trasvase, y Castilla-La Mancha y ecologistas que se oponen. ¿La posición de ERC está clara?
-Escucharemos la propuesta, a los colectivos, a todo el mundo y defenderemos que se escuche al territorio con una posición dentro de los márgenes del ecologismo.
-El problema es que ahí los territorios están enfrentados. ¿Será más partidario de cerrar el trasvase o de mantenerlo?
-Sería poco responsable por mi parte avanzar una posición que depende de lo que escuchemos de todas las partes. Igual que si me preguntara por vivienda, por la ley mordaza... siempre escucharemos a los colectivos antes de decir de una forma definitiva nuestra posición.
-¿Va a apoyar ERC la enmienda a la reforma constitucional para que los valencianos recuperemos las competencias en derecho civil propio?
-Probablemente. Y ya que se abre la Constitución, podríamos abrirla para muchas cosas. Nosotros siempre estamos a favor de cualquier causa que pueda dignificar la vida de la gente.
-Respecto a la soberanía, ¿cuál es el objetivo de ERC o su perspectiva, respecto a la Comunitat Valenciana y a Baleares?
-Aquí nos enfrentamos a un régimen. El PP, robe lo que robe, es votadísimo en esta comunidad. Bajo nuestro punto de vista es una anomalía democrática y creo que tenemos que ser capaces de interpelar a la gente, sobre todo de clase trabajadora, que en un momento dado pueda votar al PP o a Vox. Forma parte de nuestra responsabilidad decirles, con todo el respeto del mundo, que son ratones votando a gatos. Y lo que comentaba antes, militar en la utilidad.
-En la Comunitat Valenciana durante muchos años, aunque ahora menos, hay quienes votan al PP o a partidos valencianistas de derechas solo por oposición al catalanismo.
-En la misma frase, partido de derechas y valencianista me parece un oxímoron. Creo que esto forma parte de lo que hablábamos antes de las burbujas, circuitos mediáticos... Yo lo único que tengo que decirle a la gente de clase trabajadora que vota a partidos de derechas es que está votando al jefe que le explota, al juez que le condena, al policía que le pega y al periodista que le miente.
-¿Qué perspectivas tienen en Esquerra Republicana para las elecciones autonómicas y locales en la Comunitat Valenciana?
-Todo lo que sea sumar es buena noticia. Aquí apelamos a frentes de izquierdas, progresistas, que trascendamos nuestras banderas y seamos capaces de plantear proyectos progresistas, de cambio, que puedan tumbar a regímenes.
-Hay parte de Compromís que sintoniza con el ideal independentista de Esquerra Republicana. ¿Les han planteado integrarse en alguna lista municipal o algún acuerdo para las autonómicas?
-Hasta donde yo sé, no. Cuesta mucho que los compañeros de Compromís nos tengan en cuenta. Desde aquí decirles con humildad que nada es eterno y que nos tengan en cuenta. Hace unos años ERC era un partido con un impacto y ahora es otro; mucha gente no nos tuvo en cuenta y ahora nos tiene que tener en cuenta. Yo escucho a Baldoví en el Congreso y me gusta como suena casi siempre; pienso que nos separan muchas menos cosas de las que nos unen. Por eso le pido a Compromís que nos tengan en cuenta; aunque cuesta, y se comportan a veces como el PSOE para con nosotros, en plan, sois los pequeños.