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Future Islands, la vida hecha tecnopop

25/02/2024 - 

VALÈNCIA. Future Islands se hicieron virales en 2014. Al día siguiente de aparecer en el Late Show With David Letterman, el grupo de Baltimore fue aclamado como algo fuera de serie. Los espectadores quedaron impresionados por Samuel T. Herring, un cantante que ni ejerce de líder carismático ni encaja en el estereotipo de estrella del pop. Su potencial reside en su voz de barítono, rasposa, un poco a lo Joe Cocker. Sobre el escenario se mueve como esos tipos que, durante una fiesta, se transfiguran en bailarines que no saben bailar pero que se entregan tanto que acaban por crear un estilo propio. Los pasos de baile, los gestos con los que Herring rubrica cada verso que canta impactan. El 3 de marzo de 2014, los telespectadores descubrieron a un artista sin filtros. Su estrategia escénica consistía en ser él mismo, con su aspecto de hombre corriente comportándose como si tuviera el corazón en un puño. Una exhibición de pasión que no es habitual fuera del contexto del rock. Future Islands se apañan muy bien con los sintetizadores y eso, combinado con la presencia de su cantante, funcionaba a la perfección. Así pues, Future Islands se hicieron virales. La viralización, es fenómeno instantáneo y volátil que ha sustituido a la fama. 

Tras aquella actuación, la carrera del cuarteto, que para entonces llevaba seis años de carrera a cuestas y tres álbumes publicados, salió disparada. Singles, el disco que en ese momento promocionaba el grupo, fue elogiado por todas partes. La canción que interpretaron en la tele, “Seasons (Waiting For You)” fue elegida como la mejor del año por algunas de las cabeceras musicales más prestigiosas. La singularidad de Singles es que recuperaba códigos de la primera generación de tecnopop, añadiendo a la vez algunos elementos propios. En su estilo se detectaba fácilmente el rastro de los primeros álbumes de Depeche Mode, Human League y OMD, pero la gran diferencia con cualquiera de ellos eran las maneras de su vocalista. 

La voz que interpretaba aquellos temas incendiaba una música cuya raíz es tan fría como pueda serlo cualquier cosa que provenga de un microchip. Herring desprendía una energía similar a la Springsteen pero sin ser Springsteen y Future Islands derramaban una humanidad que no tenía nada de impostada. Una compasión honesta que hablaba de todo aquello que es humano sin ninguna necesidad de disfrazarlo de nada. La música de Future Islands era como su cantante. Algo normal y corriente que no precisaba ni misterio ni glamur ni provocación para triunfar por sí misma. Canciones que provenían de la experiencia de la vida. 

Foto: FRANK HAMILTON

Futures Islands ya no son virales. Una década después de aquel año dorado ya no están en primera fila. Pertenecen a ese vasto contingente de grupos angloparlantes de música pop que han tenido que adaptarse a una nueva realidad. La notoriedad de la que gozaron hace diez años ahora ya casi nadie podría retenerla ni siquiera durante diez días. Son una formación que sirve para definir el punto de inflexión, ese momento a partir del cual la música pop dejó de tener un impacto cultural instantáneo y perdurable para convertirse en parte de un proceso industrial acorde a los nuevos tiempos. El artista actúa, vende mercancía, vende los derechos de su música para que aparezca en películas, series y videojuegos, acumula visitas y escuchas. El reconocimiento de su obra, que, hasta hace no mucho, provenía del consenso e incluso definía un instante cultural, dura hoy lo que dura una publicación en redes. También es muy posible que su importancia real acabe siendo evaluada tiempo después, igual que estoy haciendo yo ahora con aquel disco de Future Islands que tanto me gustó entonces y que me hizo interesarme por una banda de la que siempre me alegra tener noticias. Pero la dinámica del pop no funciona en base a casos aislados.

Puede que los grupos de ahora ya no tengan opción de dejar una marca tan clara en el tiempo como lo hicieron sus predecesores. Yo me conformo con que me dejen una marca a mí, y que escucharlos me siga proporcionando una experiencia rica en emociones e ideas. En estos diez años, Future Islands han sacado tres álbumes más. A nivel musical no han arriesgado mucho y siguen pisando el terreno que mejor conocen. 

En The Far Fields, que salió en 2016, había un dueto con Debbie Harry, y eso siempre es un punto a favor en el currículo de cualquier artista decente. Detalles al margen, lo bueno de Future Islands es que siguen fieles a una manera de hacer música que nace de la experiencia. Herring explicaba hace unos meses que el nuevo álbum, People Who Aren’t There Anymore (Personas que ya no están) empezó a escribirse a sí mismo. Y uno piensa que sí, claro, que un disco que se titula Personas que ya no están solamente puede nacer de ese modo. Al igual que otras obras del cuarteto, esta nace a partir de una ruptura amorosa. La música de Future Islands es autobiográfica y de ahí proviene su veracidad. Es así como uno se da cuenta de que su música evoluciona de una manera que no es formal. Es parte de ese trayecto que nadie sabe cuánto dura ni donde acaba que es el acto de vivir.

Foto: FRANK HAMILTON

People Who Aren’t There Anymore es el primer álbum que el grupo ha grabado tras la pandemia. A la pandemia también la hemos olvidado, como si se tratara de un asunto que fue viral durante un tiempo algo más largo de lo habitual en estos casos. Pero seguimos padeciendo sus consecuencias y seguramente pasaremos así bastante tiempo, más del que nos imaginamos. Este mundo nuestro siempre fue extraño y salvaje; ahora se está volviendo cada vez más egoísta, más soberbio, y nosotros colaboramos a ello queriendo hacer pasar por realidad las fotos y los vídeos que vemos Instagram, nuestros comentarios en Facebook y X, desentendiéndonos de la importancia que tienen los matices. Y mientras tanto, Herring sigue rompiendo con sus novias y cada una de esas crisis genera un desgarro que solamente se alivia componiendo canciones. “King Of Sweden”, el primer single que se extrajo de este nuevo álbum, es una canción tan apabullante, tan instantánea, tan contagiosa como cualquier de las que había en Singles. Sin embargo, People Who Aren’t There Anymore suena más preocupado por encontrar su propia madurez que por ofrecer éxitos. No tengo ni la menor idea de lo que piensa el mundo al respecto de esta y cualquier otra cuestión que afecte a Future Islands, y tampoco necesito saberlo. No me hace falta que me den la razón ni me preocupa que me la quiten. Solamente agradezco que alguien haga discos como esté. Probablemente ya no hagan historia, pero a mí me ayudan a seguir construyendo la mía.

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