Cuando Alicante huele a pólvora es que Fogueres han llegado. Pese a las molestias que ocasionan las calles cortadas, el ruido de las barracas y los atascos, a la mayoría nos aflora ese gusanillo pachanguero que llevamos dentro y que nos incita a ponernos un zapato cómodo, coger el abanico y salir a la calle a darlo todo
19/06/2018 -
ALICANTE.- El plan lo tenemos muy claro: tomar el aperitivo, ir a la mascletà, comer con los amigos, ir a los toros, cenita y copas. Pero a menos que planifiquemos bien nuestra ruta, lo más probable es que no encontremos un solo lugar al que le quede una mesa libre y acabemos buscando quien se apiade de nosotros. Así es que, si todavía no han preparado su agenda fogueril, tomen buena nota de lo imprescindible en estas fiestas, que todavía están a tiempo.
No me pregunten por qué, pero aunque el resto del año no nos acordamos de que existen, en Fogueres no se nos ocurre desayunar otra cosa que unos churros recién hechos. Tal vez sea porque son un remedio infalible contra la resaca, o por el aroma de aceite requemado con el que los puestos callejeros perfuman nuestras calles. Sin embargo, encontrar una churrería decente es como buscar una aguja en un pajar, por eso, entre nuestras favoritas están la Churrería Santa Faz, La Madrileña o la Churrería Teulada.
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La coca amb tonyina es el símbolo de nuestras fiestas, pero cuidado, que hay mucho sucedáneo. Para no equivocarnos, el Gremio de panaderos de Alicante se encarga cada año de elegir la más rica. Da igual si la cenan la noche de la plantà o si la encargan para merendar en los toros, lo fundamental es que la masa esté bien doradita y crujiente, que el relleno sea homogéneo y, lo más importante, que haciendo honor a su nombre lleve más atún que cebolla. Nuestras favoritas son las del Horno Rafelet, y la de El Melsa, en el barrio de San Blas, ganó el concurso el año pasado, por algo será.
Tres generaciones avalan la trayectoria de la Horchatería Azul en un minúsculo local cerca del Mercado. El secreto para reinar en el olimpo de la horchata alicantina es, según sus propietarias, la calidad de la chufa con la que la elaboran y mantener la receta original. Si todavía no la han probado, busquen una excusa para hacer una parada a cualquier hora del día y disfrutarla sola o con unos rollos morenos para mojar.
Hora de comer
La mascletà ha terminado y el cuerpo nos pide reponer fuerzas, que todavía queda fiesta por delante. Si lo que se impone es un buen arroz, nuestra apuesta es Dársena, la arrocería alicantina por excelencia. En su carta, más de veinte arroces secos y melosos, elaborados con pescados de lonja, y las mejores vistas de la ciudad desde el puerto de Alicante. El de gambeta y calamar o el de pulpo y tomate seco son imprescindibles.
La Sastrería nos propone una comida de tapeo en su terraza, bajo los ficus centenarios de la plaza de Gabriel Miró, o degustar en el comedor una lubina con verduritas o unas mollejas de cabrito salteadas, por ejemplo. ¡Y no se olviden de sus de sus callos, que quitan el hipo! Si prefieren un menú cerrado, María Luisa se lo organiza a la medida de su presupuesto.
Para grupos es el menú Mascletà, que un año más ofrece Irreverente. En él no falta su célebre Pajarito de mar y este año se incorpora un Chili Crab que hay que probar. Resumiendo, seis platos, snack y postre a un precio más que razonable y muy cerquita de Luceros.
Con acento mexicano, Chili Rom, la taquería de Gregory Rome y Pamela Romero, amplía el horario de cocina durante las fiestas y nos propone tacos, sopes, huaraches, chilaquiles, quesadillas, micheladas o cervezas desde la una de la tarde hasta las tres de la madrugada. Para grupos, tres menús a elegir, y si lo prefieren, también lo preparan todo para llevar.
Las sobremesas se alargan hasta la hora de los toros o el desfile, aunque un buen gin-tonic en la terraza del Nic o en Noray, hace más llevadera la espera. Advertencia: si pasan por casa que sea para darse una ducha y cambiarse de ropa. Como rocen el sofá están perdidos. Todavía le queda queda fiesta al día, y lo más divertido para cenar es hacer barra en Nou Manolín o La Taverna del Racó del Pla.
Si han llegado hasta aquí es porque a ustedes también les pica el gusanillo del que hablábamos al principio. De modo que, a partir ahora lo que corresponde es organizar el plan, elegir su destino y contar los días que faltan para disfrutar de Fogueres como el que más.
Fotos: PEPE OLIVARES
