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el billete / OPINIÓN

Europeísmo contra el nacionalismo

Foto: PE / PHILIPPE STIRNWEISS
21/04/2024 - 

Con la esperanza de que no se consume este domingo el oprobio que supondría una victoria electoral de los filoetarras en el País Vasco, dedico esta columna a algo que nos toca más de cerca a los valencianos: las elecciones al Parlamento Europeo dentro de mes y medio. Esta columna es para animar al voto –"Usa tu voto", como dice la campaña del Parlamento Europeo, a la que me sumo gratis et amore–, pero no a cualquier voto.

Poco se habla de estos comicios que, al contrario que hace cinco años, en 2024 se celebran sin otras urnas en los colegios electorales de España, lo que eleva el riesgo de una baja participación en el casi veraniego 9 de junio. Los años que han coincidido con las municipales la participación en la urna europea suele superar el 60%, que tampoco es para echar cohetes, pero cuando se han celebrado en solitario ha rondado el 45%. 

Poco se habla porque parece que lo que se decide en Estrasburgo o en Bruselas no sea importante en nuestras vidas, cuando lo cierto es que lo es cada vez más. Poco se habla porque son tantos europarlamentarios, 705 ahora y 720 en la próxima legislatura, con más de 200 partidos procedentes de 27 países/circunscripciones, que parece que da igual quien gane porque nadie va a tener mayoría, cuando lo cierto es que importa mucho no tanto quién gane sino la correlación de fuerzas entre europeístas y antieuropeístas.

El núcleo estable que, con aciertos y errores, ha ido construyendo la UE desde que entró España hace casi 40 años lo han formado los grupos Popular y Socialista, decididos europeístas cada uno con sus matices, que siempre superaron con holgura el 50% del Parlamento, incluso el 65% en la primera década del siglo, antes de la crisis de 2008. Sin embargo, en las últimas elecciones (2019) apenas superaron el 45%. Es cierto que, con el 14%, están los liberales del grupo Renovar Europa –donde se integran Ciudadanos y el PNV–, también decididos eurofans, pero no es menos cierto que los euroescépticos han ido ganando terreno, sobre todo la ultraderecha, donde dos grupos superan el 18% de representación, pero también la ultraizquierda.

"Usa tu voto", lema de la campaña de la elecciones europeas 2024. Foto: ALEJANDRO MARTÍNEZ VÉLEZ/EP

El populismo ha hecho mucho daño y los partidos moderados temen que pueda hacer más, a la vista de los resultados de las elecciones de los últimos años en prácticamente todo el mundo, no solo en Europa. La mezcla de nacionalismo y populismo es muy dañina para el proyecto europeo y parece inevitable que los euroescépticos eleven su participación.

¡Que lo hubiesen hecho mejor!, responderán los votantes decepcionados con los partidos proeuropeos. Pues sí, lo podían haber hecho mejor, pero también peor. Los problemas son muchos y variados. No es fácil solucionarlos, lo fácil es hacer populismo, culpara a la UE por no resolverlos inmediatamente y refugiarse en el populismo con recetas nacionalistas. El problema no es Europa, Europa es la solución.

Todavía hay gente que considera que la pertenencia a la UE ha sido o es perjudicial para España. Pensar que lo ha sido en el pasado es no conocer la historia reciente o tener muy poca memoria. La UE ha sido fundamental para España desde la adhesión en 1986. Los fondos estructurales y de cohesión han financiado proyectos de infraestructura y el desarrollo económico y social del país, especialmente de regiones que estaban bastante atrasadas. A las empresas, el acceso al mercado único les ha permitido expandirse y competir en un área más amplia, creciendo y creando empleo. La agricultura española, que no ha parado de quejarse desde el primer día, ha sido el sector más beneficiado a pesar de los sacrificios que tuvo que hacer en el momento de la integración.

Eso sin contar lo que se robó o se desaprovechó. Si todos los fondos de formación que inyectó la UE para el desarrollo del capital humano en España se hubiesen destinado a formación en lugar de a financiación ilegal de partidos, sindicatos y patronales, seríamos una potencia.

Foto: PE / MICHEL CHRISTEN

Y sí, se hicieron cosas mal. Los dirigentes europeos metieron la pata en la crisis de 2008 con una política de austeridad que profundizó la debacle, pero la buena noticia es que aprendieron de ello y cuando llegó la pandemia hicieron justo lo contrario.

Europa tiene grandes retos que afrontar en el próximo quinquenio: la inmigración, la defensa, los mercados internacionales, los desequilibrios económicos, la posible ampliación, el auge de la ultraderecha en cada vez más países, Putin, China, Trump si gana…

Es necesario ir a votar el 9 de junio, o hacerlo antes por correo, y es fundamental apoyar a los partidos proeuropeos. Aquí una explicación de las elecciones, por si tienes dudas. Procura que estas elecciones no te importen un comino, que lo pagaremos todos. Y desconfía de aquellos que proponen enrocarse en más nación y menos Europa como solución a la, en ocasiones, falta de eficacia de Bruselas. Eso ya lo pensaron en el Reino Unido y mira como están, con el frío que hace ahí fuera.

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