Los arquitectos Diego Abellán y Joaquín Lucas crean junto a Jaime Sebastián y Rubén Montesinos el fotolibro 'acuático' Una piscina geopolítica
VALÈNCIA. “Por mis narices que este año yo tengo una piscina”. Eso mismo debieron pensar algunos de los más de 77.400 habitantes de la Vega Baja en el último siglo. Consecuencia de esto es que el territorio esté actualmente habitado por 22.400 piscinas, un dato desvelado por unos curiosos vecinos del lugar: Diego Abellán y Joaquín Lucas, dos arquitectos que llevaron a cabo una profunda investigación sobre este tema a finales del 2019 y que ahora se materializa en Una piscina geopolítica, un “fotolibro acuático” creado de la mano de Jaime Sebastián y Rubén Montesinos, editores de Handshake.
Montesinos se enorgullece de que en apenas un año desde la editorial han logrado crear una publicación única que habla sobre “la magnitud, la performance y las declaraciones de intenciones”. Todo ello con una narración que navega entre datos, paneles y un muestrario visual de lo que supone “no pasar calor” en la Vega Baja. Un chapuzón especulativo que se publica en el verano más caluroso en España de los últimos 70 años.
El fotolibro resume dos años de intensa investigación, y reflexiona sobre el cambio de paradigma arquitectónico en la Vega Baja. La zona, que ha estaba generalmente ligada a la huerta y el regadío, se vio afectada drásticamente por la “fiebre del ladrillo”, momento en el que los campos pasaron a verse como potenciales parcelas: “Los campos que tenían un valor para cultivar comenzaron a venderse para construcción. El agua que se llevaba a esos campos pasó a servir para llenar piscinas, para el disfrute privado y el hedonismo”, comenta Abellán.
Tanto Lucas como Abellán encuentran la inspiración para llevar a cabo este proyecto en un libro: La parte maldita, escrito por Georges Bataille. En el año 1949 el filósofo y escritor ya podía prever como el mundo se regía por excedentes, contemplaba que quien tiene más seguirá queriéndolo, hasta el final. Esta lectura provoca que ambos arquitectos se centren en este detalle en el mundo de la construcción: “Todos los sistemas acumulan y después crecen, ahí entendimos el sentido del promotor que quiere que la ciudad crezca a través del dinero”, aclara Lucas, “al final el estudio es una doble relación: la primera surge por habitar la Vega Baja y la segunda cuando conocemos la teoría de la excedencia”.
“Hay piscinas en las casas que no están declaradas, pero gracias al Catastro conseguimos catalogar la llamada “mancha azul”. De tal forma comprendimos donde estaban las piscinas y pudimos ubicarlas en una cartografía”. Tras extraer estos datos se llega a una conclusión clave: como media, cada habitante de la Vega Baja tendría que tener una piscina propia de 3’42 metros cuadrados.
Con este detalle ambos arquitectos deciden aplicar sus conocimientos de construcción a servicio del arte, y crear una piscina “performática” para que se comprendan los datos con claridad: “El dato de las 22.400 piscinas de por s no explica nada, pero construyendo la piscina que correspondería a cada habitante se ve nuestra denuncia social”, relata Lucas. Y para ir un paso más allá esa piscina no se llena de cualquier forma, lo hace con el agua que se fuga del trasvase entre el Tajo y el Segura. Esta “metapiscina” está a su vez hecha con un diseño único: el gresite está conformado con todas las piscinas de la Vega Baja, fíjese el bañista bien.
Para concluir con esta investigación, Abellán se sumerge en la “metapiscina”, y Lucas le toma algunas instantáneas dándose un baño "geopolítico". Todo ello se incluye tanto en la investigación como en el fotolibro: “Al final es un truco visual, con tantos materiales lo que se busca es averiguar es cómo crear una narración con los datos y adaptarlo todo”, concluye Montesinos, editor de Handshake. Entre las páginas están todas las formas de las piscinas, magnitudes y épocas catalogadas de forma visual. Un enorme desplegable de datos expone los mayores tamaños construidos, y un mapa de azules explica la antigüedad de las construcciones: más oscuro es más contemporáneo y más clarito es más antiguo,. Así que, vecinos de la Vega Baja, este verano no recurráis a buscar desesperadamente a vuestros amigos con piscina. Mejor plantaos en una parcela directamente con un ejemplar de Una Piscina Geopolítica y exigid (argumentando con rigurosos datos) vuestros 3’42 metros de nado.