ELCHE. Superar la fase papanatas. Es decir, dejar de comprar cualquier modelo de innovación desde fuera y abordar el reto de tener más impacto desde las empresas en el territorio. Es una de las claves que pone sobre la mesa el consultor en estrategia, innovación y emprendimiento corporativo Xavier Marcet (Terrassa, Barcelona, 1961). Formado en postgrado en Berkeley, IESE y Esade, y con experiencias en ecosistemas empresariales en Silicon Valley o Boston, apuesta por no cortar y pegar proyectos, sino crear ecosistemas propios con impacto social. Desde 2002 trabaja ayudando a empresas, universidades y administraciones a desplegar modelos de innovación orientados a obtener resultados y preside Lead to Change, un proyecto de empresas en red dedicadas a la consultoría en estrategia e innovación.
Recientemente, Marcet estuvo en la entrega de galardones de la tercera edición de los Premios de la Red de Parques Científicos Valencianos, que tuvo lugar en el edificio Quorum 1 del Parque Científico de la UMH en Elche, para hablar de innovación y los retos en universidades y empresas. Alicante Plaza pudo conversar con él para conocer más detalles sobre la innovación.
¿Cuáles son las oportunidades basadas en conocimiento entre universidades y empresas?
Hay que destacar la importancia de la relación entre universidad y empresa y también alguna dificultad como, por ejemplo, que las empresas para innovar acostumbran a ir un paso por delante y las universidades van 20 pasos más allá. Tenemos un desajuste que es bueno que sepamos sincronizar.
¿Qué hace falta para ajustar esa balanza?
Creo que necestamos un espíritu muy emprendedor por ambos lados. A veces a las OTRI, en algunas universidades, las condenan a ser la burocracia de la investigación, y es muy importante poner en esas OTRI a emprendedores, que sea capaz de pensar en oportunidades desde un punto de vista de empresas, en capacidades desde la universidad, y, sobre todo, de construir proyectos de dimensión e impacto, que es lo que realmente necesitamos. Pienso que el perfil de las OTRI debemos recuperarlo como un verdadero lado emprendedor y no relegarlas a un papel burocrático.
¿Cómo se innova desde las pymes, que suponen más del 90% del tejido empresarial en la Comunitat Valenciana?
Muchas veces la innovación es una suma de empatía y de tecnología. La empratía supone ponerse en la piel de los clientes y ver el mundo como ellos e intentando crear valor de tres modos: resolver algún problema, dar solución a alguna necesidad y cumplir alguna aspiración. Una vez se tiene esto, normalmente, la solución viene a través de la tecnología. Las pymes están cercanas a sus clientes y su gran fuerza es la capacidad de observación. A veces el problema de estas empresas es que no emplean sus puntos fuertes, y que piensan solo como pymes.
Hay cualidades importantes para innovar: la ambición de crear valor y la humildad de ser muy abierto
¿Qué se puede hacer para vencer esas resistencias?
Hay un concepto básico, el de consistencia, muy importante. Es la capacidad de evolucionar con los clientes medio paso por delante. Hay algo que es duro en cualquier tipo de empresa, grande o pequeña, que es meter el futuro en la agenda del presente. Esto es clave, porque la agenda del presente siempre está llena. por eso, hay gente que desde el tejido empresarial da resultados y otra que da excusas. Se debe organizar a todo el equipo para la innovación, para el resultado del mañana. Aunque ahora se tengan problemas, lo que queremos es que en diez o quince años se puedan seguir teniendo problemas, es lo lógico.
¿Cuáles son la cualidades ideales para un proyecto innovador?
Hay dos que son muy importantes, la ambición -de crear mucho valor a los clientes- y la humildad -de estar muy abierto a que cualquiera te pueda inspirar-. Quienes creen que nadie les tiene que enseñar nada, tienen menos capacidad de innovación.
¿Las empresas grandes pecan más de carencia de humildad?
Las empresas grandes tienen más recursos, pero la innovación no es solo cuestión de recursos. La gran dificultad es que no hay innovación sin riesgo, pero la realidad es que lo arriesgado es no innovar. La clave está en cómo asumir ese riesgo y la organización para planear el futuro desde hoy mismo. Innovar es crear y tener ideas, pero no es lo más importante. Lo es el hacer una buena propuesta y encontrar el momento. A veces el problema que surge no es que no tengamos un buen proyecto, sino que vamos un poco por delante. Y en esos casos, te aplauden, pero no te compran, y vivimos de que nos compren.
El elemento clave es cómo crear un elemento singular. Alicante tiene capacidad para crear ese modelo
Tras su experiencia en Boston o Silicon Valley, ¿qué aprendizaje se puede obtener de esos ecosistemas que sea aplicable al país? ¿Y viceversa?
Hace años que he estado en Boston y en Silicon Valley, siempre he tenido actividad en Estados Unidos. Si tuviera que poner un titular es que "no podemos copiar nada, cortar y pegar no sirve". En innovación y en transferencia de tecnología creo que hemos adoptado, muy acríticamente modelos que funcionan allí y no lo hacen aquí. El elemento clave es cómo crear un elemento singular, propio. Alicante, como una de las regiones más dinámicas, tiene capacidad para crear ese modelo. Un poco la diferencia es que aquí damos más importancia al impacto social de la innovación. El modelo europeo, en el fondo, no compra la disrupción porque sí si esto no beneficia a nivel social. Aislar el componente social de la innovación es un error que Europa no debería contemplar.
¿Se está trabajando desde todos los sectores posibles, en el ámbito público y privado, para caminar a una innovación con sentido?
Estamos en una situación mucho mejor porque hemos pasado la fase evangelizadora de esa innovación. Estamos superando la fase papanatas, la de comprar cualquier modelo que nos viene de fuera y el reto que tenemos es el de tener más impacto en las empresas. Mi perspectiva de las compañías aquí es que la innovación está mucho más presente, pero todavía necesitamos ver más resultados en las empresas. A veces olvidamos que innovar es muy difícil aunque no hay alternativa.
A los proyectos que comienzan, como startups, que ya nacen como innovadoras ¿qué consejo puede darles para tener éxito?
Que se obsesionen por los clientes y no por los inversores. Hay un exceso de orientación a los inversores y yo creo vital dedicarse a las necesidades de los clientes.
Las peores experiencias son las de gente a la que le interesa más hacer powerpoints de innovación que innovar
De su experiencia con el proyecto Lead to Change, ¿qué buenas y malas experiencias puede destacar?
De este proyecto, desde 2002, creo que las mejores experiencias están en las que claramente ha habido un liderazgo y se ha apostado por la innovación, arriesgando en primera persona. Las peores experiencias son las que llamamos "el teatro de la innovación", gente a la que, en el fondo, le interesa más hacer powerpoints de innovación que innovar. Los que llenan una sala de post-its o ponen un futbolín en la oficina. Eso está bien, pero el trabajo es mucho más duro.
¿Qué es innovar realmente, más allá de una disrupción tecnológica?
Es lo nuevo que se vende. Si hablamos de innovación pública, lo nuevo que tiene impacto en los ciudadanos. No se trata de los talleres que hemos hecho para formarnos, sino del impacto. Si no hay impacto, llámalo como quieras, pero no será innovación. Se trata de crear nuevo valor para aquellos a los que quieres servir.
Ahora, con la llegada de los fondos Next Generation y otras ayudas de la Unión Europea, ¿cómo deben aplicarse para que sean útiles?
Si tienes un proyecto de empresa, debes ver si los fondos pasan tu proyecto, pero no desviarte porque hay fondos. En muchas empresas, en los dos grandes temas de digitalización y sostenibilidad, el fondo pasa por su proyecto. Hay que entender para qué los quieres, en el impacto en clientes. Yo insisto mucho en esto a mis clientes. Estos fondos, en general, tienen una dificultad; que acarrean un volumen de desgaste burocrático tan grande que muchas de ellas de desincentivan. Es normal que el dinero público se use bien, pero no hemos encontrado el modo de desburocratizar y se convierte, legalmente, en una dificultad.
¿Qué consejos puede dar a empresas o emprendedores para innovar?
Una empresa es una comunidad de personas alrededor de un propósito. Mantener esa comunidad, el empleo, ganar dinero y ayudar a la sociedad, se hace si se tiene capacidad de evolucionar. La innovación no necesita mucha liturgia, pero sí mucho compromiso por el futuro. El elemento central es cómo entendemos la innovación entendiendola como algo que nos ayuda a crecer haciendo crecer a los demás.