ELCHE. Hace algunos meses la Junta de Gobierno aprobaba una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para recalificar el tipo de suelo de Mercado Central, mercado provisional, L'Escorxador y huerto anexo y el Convento de la Merced. Una tramitación que se impulsaba en un mismo paquete porque había que encajar los usos, de forma que cada elemento, aun teniendo un tipo de suelo diferente, se mantuviese la proporción en el Plan General. Se veía más viable porque Cultura no iba a poner palos en las ruedas. Sin embargo, hace unas semanas se decidió separar el expediente para votarlo por separado. Lo que ha acabado provocando este punto muerto del proyecto hotelero.
En retrospectiva, Ciudadanos y el edil no adscrito García-Ontiveros pidieron en la comisión de pleno de abril separar cada uno de estos cambios para votarlo de forma individualizada, aunque al estar interrelacionado para poder compensar esos tipos de suelo en cada zona, se había tramitado junto. El equipo de gobierno accedió a esta individualización, también en previsión de que el PP pudiera utilizar este pack para criticar al bipartito por haber aprovechado el avance con la situación de los mercados para colar el cambio a uso hotelero del suelo del convento. Paso necesario para poder seguir con la iniciativa de cara al futuro pliego de condiciones para la rehabilitación y concesión.
Pero con lo que no contaban en el PSOE es que sus socios de Compromís aprovecharan este voto individual para votar en contra, de la modificación del suelo del convento para uso hotelero. Precisamente porque en Juntas anteriores habían votado a favor del mismo —aunque en un hipotético futuro aseguren que votarían en contra de la explotación hotelera—. Sin embargo, el tiro ha acabado saliendo por la culata. Se da la circunstancia de que para aprobar este cambio urbanístico, como en todos los que atañen al Plan General, hacen falta 14 votos; la mayoría absoluta. Que sus socios de gobierno fueran a votar en contra ya hacía difícil la situación, porque el PP ya se presupone que no votaría a favor.
Y a ello hay que sumar que los socialistas contarían con un voto menos en este punto porque en la misma se iba a ausentar—como ha ocurrido en los trámites previos— la edil Patricia Macià, ya que su hermano es un veterano arquitecto que trabaja en un despacho que es una de las tres firmas que impulsa el proyecto hotelero —es cofundador del despacho aunque no su administrador—. Solo con los once votos favorables socialistas suponía tener que lograr la posición favorable de Ciudadanos, García-Ontiveros y Vox, de quienes tampoco se fiaban de lo que pudieran votar. Así que el PSOE ha optado por "no experimentar con la solución, no podía salir", justificaba el miércoles el alcalde, ante demasiadas incógnitas para poder sacar la votación adelante.
Ahora se tendrá que replantear de nuevo la modificación del suelo, porque las otras tres (Mercado Central, provisional y L'Escorxador) se mantienen. De hecho, se detraerá parte de la superficie dotacional del centro cultural para llevarlas a los otros dos. En este juego de compensación urbanística, podía 'caerse' Clarisas porque no descompensaba estas proporciones de metros cuadrados de tipo de suelo que debía tener cada elemento, pero no L'Escorxador, que era con el que Urbanismo ha tenido que hacer encaje de bolillos para poder consolidar el mercado provisional, hacer del Mercado Central un 'mercado gastronómico' y darle al antiguo matadero un suelo de uso cultural y verde por el huerto anexo.
Sobre qué hubieran votado los distintos grupos, ya queda en el terreno de las teorías que estos días han venido comentando los propios partidos y su entorno: que si García-Ontiveros podía votar a favor del uso hotelero de Clarisas —aunque con sus reticencias con el mercado provisional—, que si Vox son imprevisibles y podrían votar en contra, o que si el PP pretendía solo abstenerse, pero la postura de Compromís les hubiera facilitado votar 'No' porque la iniciativa ya tendría difícil prosperar. Se cuenta en los corrillos que garantizaron a los promotores cuando conocieron el proyecto que gustaba y no se opondrían —¿cambio de postura después o terreno para una posible abstención?—. Podía ser sensible para ellos, como ya lo estaba siendo estos meses, el posicionarse en contra del hotel ante un nicho que se presupone como potencial electorado suyo y grupo de influencia: el empresarial. Les suponía más cómodo votar también el 'pack' en conjunto para que pasase más desapercibido el voto contra el hotel. No ha gustado la postura al menos en una parte del empresariado.
Lo único claro es que el grupo socialista ha cometido un error de cálculo, porque sabían que la postura de sus socios con este tema, sensible también para sus votantes, no era la más propicia. De forma paradójica, en Compromís, que aseveran que su Ejecutiva decidió sobre esta votación oponerse por unanimidad, pensaban votar a favor de todas las recalificaciones si hubiesen ido en el mismo pack como era la idea originalmente. Sí votarán a favor del resto.
Por último, y en un plano de partido, PSOE y Compromís evitaron el fuego amigo y darle balas al PP, aunque las caras de los primeros en su comparecencia mostraban su contrariedad con sus socios de gobierno a pesar de defender la coalición. Carlos González tendió la mano a la iniciativa privada y los promotores —a quienes trasladarán la situación en breve— para intentar de nuevo el proyecto la próxima legislatura, pero también aprovechaba para decir que lucharán "por una autonomía más amplia" en 2023 que les evite tener que depender de otros. En otras palabras, conseguir una mayoría absoluta, o casi, para no encontrarse con estas sorpresas. Y otro mensaje para la hostelería y empresarios, que veían con buenos ojos el hotel: son ellos quienes apuestan por el proyecto. Compromís, por su parte, había comparecido antes, pero también dejaba algún mensaje explícito para sus socios: "La voz de Compromís es también importante para impulsar proyectos en la ciudad", decía Esther Díez. Si de fondo está a modo de dardo la negativa socialista a apoyar la renaturalización del Vinalopó, que González mencionó como ejemplo de 'sanas diferencias', queda también para las teorías o la política ficción.