Afecta más a mujeres, en una proporción de 3 (mujeres) frente a 1 (hombres)
VALÈNCIA (VP). Según el estudio Epsiner 2016 sobre prevalencia e impacto de las enfermedades reumáticas, realizado por la Sociedad Española de Reumatología (SER), se estima que en España más de 200.000 personas padecen artritis reumatoide y cada año se diagnostican en torno a 20.000 casos nuevos, dato muy importante si tenemos en cuenta que la artritis reumatoide figura entre las enfermedades reumáticas más invalidantes.
Mientras que en la artrosis existe un proceso lento de desgaste del cartílago articular -el tejido que recubre el hueso y actúa de amortiguador- en la artritis se produce una inflamación crónica de la membrana sinovial (la “bolsa” que recubre la articulación) mediada por un proceso autoinmune, que da lugar a dolor y dificultad para el movimiento y acaba dañando rápidamente el cartílago, el hueso, los ligamentos y los tendones. Y así, mientras que la artrosis está irremediablemente ligada a la edad, no sucede lo mismo con la artritis.
La causa de la artritis reumatoide es desconocida. Existen estudios centrados en la vinculación de esta patología con determinadas bacterias y virus, pero sin resultados concluyentes hasta la fecha.
Esta línea de investigación, marcada por la posible relación de la artritis reumatoide con agentes infecciosos, es el punto de arranque de un proyecto de investigación que trata de relacionar los microbios presentes en la saliva y en el tracto digestivo con el desarrollo de la artritis reumatoide en aras de poner el foco en marcar parámetros nutricionales como tratamiento efectivo para el control de esta enfermedad reumatoide.
Con el nombre de Armic (Investigación de las bases microbianas de la artritis reumatoide y la artrosis para la detección de nuevos biomarcadores y potenciales dianas para un nuevo tratamiento nutricional) y desarrollado desde el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital La Fe de Valencia, el proyecto cuenta con la participación del Hospital Imske y está liderado por el Dr. José Andrés Román.
Esta investigación pretende profundizar en la comprensión de las bases microbianas de la artritis reumatoide y la artrosis, analizando los cambios y la relación entre el microbioma en saliva y en heces, junto con marcadores bioquímicos específicos; determinando si las alteraciones en la microbiota del tracto digestivo pueden tener un papel determinante en ambos procesos, y si se encuentran marcadores a nivel de saliva.
La artritis reumatoide se clasifica como una enfermedad autoinmune, que se desarrolla debido a que determinadas células del sistema inmunológico no funcionan correctamente y comienzan a atacar a las articulaciones sanas.
Las articulaciones que se inflaman con más frecuencia son las muñecas, las de los dedos de las manos y de los pies, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas y los tobillos.
Por las mañanas puede haber dificultad para el inicio de los movimientos (rigidez matutina) de duración variable.
La inflamación persistente puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor. La consecuencia será una deformidad progresiva de las articulaciones y la reducción de la movilidad articular, lo que puede llevar al enfermo a un cierto grado de discapacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria.
Según la Dra. Elisa Acosta, reumatóloga del Hospital Imske, el hecho de tener antecedentes familiares de la enfermedad, “puede duplicar e incluso triplicar el riesgo a padecer artritis reumatoide”. El tabaco sería otro de los factores de riesgo importantes. “En fumadores, el riesgo de padecer artritis reumatoide es 1,5-2 veces mayor”, afirma la Dra. Acosta.
Dejar de Fumar y realizar una detección precoz de la enfermedad son medidas básicas para prevenir el desarrollo de la artritis reumatoide.
“El tratamiento de pacientes en estadios iniciales es fundamental. El objetivo es alcanzar el mayor número de remisiones de la enfermedad y evitar tanto la discapacidad como la incapacidad, minimizando al mismo tiempo el impacto de los eventos adversos farmacológicos, que constituyen la primera causa de fracaso terapéutico, de morbilidad y de mortalidad”, explica la Dra. Acosta. “En las enfermedades inflamatorias es posible disminuir la carga de enfermedad si se interviene dentro de un marco temporal muy temprano, también llamado ventana de oportunidad terapéutica, antes de que se perpetúe el mecanismo lesivo y se produzca una lesión irreversible”, matiza.
Imske es un hospital centrado en la atención de patologías que afectan a músculos, huesos y articulaciones. Traumatólogos, reumatólogos, médicos rehabilitadores, fisioterapeutas…hasta doce especialidades médicas conforman el equipo médico.
“En Imske la reumatología se aborda de forma multidisciplinar, facilitando la interconsulta de reumatólogos con traumatólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas y demás profesionales hasta dar forma a la historia clínica más completa del paciente, determinante para el éxito del posterior tratamiento. Además, cuenta con las técnicas más avanzadas de diagnostica en imagen, esenciales en la valoración de los pacientes”.