VALÈNCIA. El Consorci Alfons el Magnànim es ya una realidad. O casi. El conseller de Cultura, Vicent Marzà; el presidente y la vicepresidenta de la Diputación de Valencia, Toni Gaspar y Maria Josep Amigó, se han reunido este miércoles con representantes de ayuntamientos y diputaciones para presentarles la propuesta de creación del Consorci Alfons el Magnànim, que se llevará a cabo para dotar a la entidad cultural de una proyección autonómica. Este supone el gran espaldarazo a la creación de un consorcio que supere la estructura provincial del instituto, ahora dependiente de la Diputación, un proyecto que lleva poniéndose sobre la mesa desde hace años y que ahora toma forma. Tanto es así que los Presupuestos de 2022 del área de Cultura de la Generalitat contemplan una partida de 250.00 euros para el futuro consorcio.
“Tanto la Generalitat como la Diputación de Valencia queremos dotar a la Institució Alfons el Magnànim de una mayor actuación en el campo de la investigación”, ha declarado el conseller Marzà. “Es por ello que trabajaremos para que sea un espacio de reflexión y de acompañamiento a los creadores y creadoras de todo el territorio valenciano, lo que supone convertirlo en un foco cultural que alcance a toda la ciudadanía. Por lo tanto, es importantísimo que otras instituciones municipales y supramunicipales sean partícipes de este proyecto verdaderamente enriquecedor”.
Fue la pasada semana cuando la presidenta de la institución cultural dependiente de la Diputación de Valencia, Maria Josep Amigó, desveló el avance en el proyecto en un escrito publicado por este diario. “Hemos acordado con la Conselleria de Cultura ir caminando hacia la constitución de un Consorcio donde participarían tanto la Diputación de València como la Generalitat, y donde invitamos a formar parte a otras Diputaciones y a los ayuntamientos de las ciudades valencianas con mayor población”, relataba entonces. ¿El objetivo? “Dotarlo de más estructura y presupuesto”. De esta forma, el organismo pasaría a estar adscrito a la Generalitat, un traspaso que se enmarca en un vaciado de la diputaciones anunciado hace años y que no ha acabado de cuajar.
Prueba de ello, en el ámbito cultural, es el caso de Sona la Dipu. El certamen musical de la Diputación de València se despidió a la francesa tras un año envuelto por las polémicas, aunque con la promesa de que pasaría a convertirse en un proyecto reforzado de ámbito autonómico. Sin embargo, años después, la marca ha desaparecido por completo del panorama cultural y la transferencia es sencillamente inexistente. Por su parte, el Institut Valencià de Cultura (IVC) ha impulsado en estos últimos años el ciclo de conciertos Sonora, un proyecto musical aunque no tiene nada que ver con lo que era Sona la Dipu, tanto en la fórmula como en el presupuesto: Sona La Dipu llegó a contar con 900.000 euros mientras que la primera edición de Sonora fue de 75.000.
La Institució Alfons el Magnànim ha corrido mejor suerte y ya toma forma su futuro autonómico, una fórmula que necesita aliados en las distintas administraciones de la región. “Nos gustaría contar con la ayuda de las instituciones a las que hemos invitado a construir este proyecto cultural, con personalidad jurídica propia, con autonomía funcional y económica y con voluntad de extender su ámbito de actuación”, ha apuntado Marzà. Así, en la reunión mantenida esta semana se ha invitado a las diputaciones de Castellón y Alicante así como a los ayuntamientos de Castelló de la Plana, València, Alicante y Elche.
El cambio, eso sí, genera también dudas, ¿qué pasa con los trabajadores? Fue en 2019 cuando, con la creación del consorcio en el horizonte, Amigó declaró: "Es otra de las cuestiones que hay que estudiar. Nosotros siempre que hemos hablado de la posibilidad de ir vaciando competencias y que se pasara a otras instituciones. Siempre hemos defendido que los derechos de los trabajadores tienen que mantenerse como están ahora. Respetar siempre los derechos de los trabajadores, para lo demás ya están los especialistas para decir la manera". ¿Y en 2022? Preguntados por este diario, desde la institución apuntan que todavía se está trabajando en esta cuestión.
La artista valenciana Rosa Torres hace un repaso a su vida y su carrera a través de La construcció d’un llenguatge, un ensayo biográfico en el que cuenta su historia a través de la voz de Francesc Miralles, amigo y biógrafo, quien se introduce en sus paisajes mentales para contar la historia de “la artista que no quería ser artista”, la misma que creó su lenguaje y paisaje propio desde la mente hasta el pincel, trazo a trazo