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LA INVESTIGADORA Y AUTORA PARTICIPARÁ EN una jornada sobre comunicación cultural en el MACA

Elisa McCausland: "Desde hace tiempo se batalla mucho en torno al cómic y se disfruta menos"

22/10/2021 - 

ALICANTE. Su retrato ya da varias pistas de cómo es Elisa McCausland, una persona atraída por los superhéroes y las superheroínas hasta el punto en que prefiere mostrar una versión de ella ilustrada y con capa antes que su rostro en una fotografía. Investigadora cultural, periodista y escritora, es autora de libros como Wonder Woman: El feminismo como superpoder o Supernovas. Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual, en los que la ciencia ficción y la perspectiva de género comparten páginas. Respaldada por esta trinidad profesional, McCausland será una de las voces que dialoguen esta tarde en la segunda sesión de la jornada sobre comunicación cultural organizada por el IAC Juan Gil-Albert en el MACA, en la que compartirá mesa de debate con Santi Carrillo, director de la revista Rockdelux; Pampa García Molina, redactora jefa de la Agencia SINC de la Fecty y especialista de comunicación científica y Jorge Carrión, doctor en Humanidades por la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y codirector del Máster en Creación Literaria de la UPF-BSM.

-Vas a participar en un foro sobre comunicación cultural, donde la mirada se centrará en los nuevos formatos para comunicar cultura. ¿Cómo vas a vertebrar tu intervención siendo un tema tan abierto y con tantas ramas?

Llevo escribiendo sobre las intersecciones de cultura y feminismo quince años, así que, como te puedes imaginar, he vivido ya varias de las mutaciones de los medios y de mi propia expresión como autora: de la convivencia entre papel impreso y el entorno digital, a la victoria de este último, su gentrificación, el auge de las redes sociales, con todo lo que ello ha implicado…

Creo que son aspectos fundamentales para entender cómo ha cambiado nuestra manera de experimentar y pensar la cultura. Es un tema apasionante y no exento de contradicciones profundas, y de intentos por parte de unos y otros de equilibrar contenidos, audiencias, mercados. Hay, como podrás ver, mucho de qué hablar.

-Es innegable que vivimos en la sociedad de la imagen y el audiovisual, además de con sobreinformación. ¿Cómo consideras que es una buena comunicación cultural teniendo en cuenta estas características?

En efecto, hay demasiado ruido, y ni yo ni nadie podemos ser jueces de quién sí y quién no tiene derecho a divulgar cultura. Pero es innegable que en los últimos años la cultura se ha convertido en una moneda de cambio y eso está produciendo una peligrosa distorsión de los objetos culturales y los discursos. La buena comunicación y, sobre todo, el buen análisis cultural, se basa a mi juicio en el rigor y la credibilidad de lo que se dice y se escribe. Como siempre, vamos, pero que resulta aún más importante en esta época de saturación.

-Tus aportaciones en la jornada serán desde dos vertientes: escritora e investigadora cultural. Sobre esta última, ¿en qué te centras, en concreto?

Escribo en varios medios especializados y generalistas, tanto impresos como virtuales, lo que en cierto modo nos devuelve a la pregunta anterior. En paralelo, suelo participar en eventos culturales como el que va a tener lugar en el MACA. Ponencias, mesas redondas, charlas… esas cosas. Pero el trabajo de fondo es el de pensar la cultura, algo que practico en diálogo permanente con el crítico Diego Salgado en el podcast de Consonni ‘Trincheras de la Cultura Pop”, así como en ensayos para publicaciones especializadas y libros colectivos, y los libros que he tenido la oportunidad de publicar: Wonder Woman, el feminismo como superpoder, y Supernovas, una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual y Sueños y fábulas: Historia de Vertigo (que está a punto de salir), estos dos últimos con Diego.

-Como comentabas, eres autora de algunos libros y cómics. Antes los cómics estaban destinados a un público en concreto, pero ahora cualquier perfil de persona se interesa por ellos. ¿Consideras que la manera en que se publican, los formatos, las herramientas, etc., han tenido que ver con que el prejuicio haya caído?

No puedo considerarme en puridad autora de cómics. He colaborado en fanzines y escrito alguna historieta para medios generalistas y antologías, pero es una labor muy periférica a lo que hago habitualmente.

En cualquier caso, creo que conozco el medio y su evolución, con lo que sí puedo decirte que ha habido, en efecto, una ampliación en el marco de lectores y que eso ha redundado en una mayor variedad y diversidad. Sin embargo, no soy amiga de menospreciar al grueso de personas que ha mantenido vivo el medio durante varias generaciones y, por otra parte, las incorporaciones de nuevas lectoras y lectores no impiden que el cómic atraviese una grave crisis industrial, hasta el punto de que igual ya no es correcto considerarlo un medio popular. Es un tema con muchas aristas.

-¿Y cómo han ayudado las nuevas tecnologías a que el mundo del cómic se transforme y se abra a cualquier público?

Es evidente que Internet y, en especial, las redes sociales, han contribuido de manera decisiva a dar voz a autores y lectores que antes tenían una presencia marginal en el medio, y a crear comunidades de fans muy proactivas y empoderadas frente al mundillo editorial. Todo eso es un proceso fascinante que posiblemente dé lugar en el futuro a no pocas investigaciones.

-No puedo dejar de preguntarte por el papel de las mujeres en el cómic. Ha sido un mundo ligado siempre al hombre, escritores (masculinos) que escribían para lectores (masculinos). Ahora las ilustradoras y escritoras también están en el mundo del cómic. ¿Sigue habiendo una brecha o hay sitio para escritoras y lectoras de cómic?

En relación con la respuesta anterior, estamos asistiendo desde hace ya tiempo a un terremoto que ha permitido la irrupción de una gran cantidad de gente con ganas de decir cosas nuevas y diferentes. Es un momento idóneo para pasar a la acción más allá de insistir en la presencia. Con esto quiero decir que ya somos un buen número de compañeras en el medio, tanto a nivel de lectoras como de investigadoras y creadoras, como para profundizar en temas clave para el medio, como la genealogía del cómic, sus valores expresivos, sus dinámicas editoriales, sus géneros y registros… muchos aspectos en los que aún queda mucho trabajo por hacer, también desde la perspectiva de género..

-“Si no estás en Internet no existes” es una de las premisas más repetidas en la era digital. ¿Cómo se introduce el cómic en el mundo online, más allá de lo que es el propio producto del cómic, del libro?

Aquí lo fundamental, en mi opinión, continúa siendo leer comics y, si tienes una vocación, escribir y dibujar cómics. Internet ofrece la posibilidad de crear cómics digitales, y, desde luego, el potencial que ya hemos comentado para debatir, divulgar y tejer comunidad. Pero es importante no perder de vista la diferencia que separa lo principal de lo accesorio; me parece que desde hace un tiempo se habla y se batalla mucho en torno al cómic y en el fondo se disfruta mucho menos de lo que deberíamos. El mundillo del cómic también se ha gentrificado, como todo en los últimos años, y eso ha provocado que importe más la apariencia que el medio en sí.

-En 2017 llegó Wonder Woman: El feminismo como superpoder y en 2019 publicaste, junto a Diego Salgado, Supernovas. Una historia feminista de la ciencia ficción audiovisual, entre otras obras anteriores. Con este historial, se puede intuir que tu próximo trabajo tendrá la perspectiva de género. ¿En qué estás trabajando ahora?

A nivel de relaciones entre feminismo y cultura popular, estoy trabajando en diversas investigaciones y otros aspectos vinculados a la universidad. A nivel ensayístico, estamos a punto de publicar, como te decía, una historia del sello Vertigo (que también incluye perspectiva de género) y otros proyectos que están aún en fase de desarrollo. Es pronto para decirte más.

-Puesto que todas tus obras tienen muy presente la parte de la ciencia ficción y los superhéroes, ¿qué superpoder dirías que tiene la cultura ahora, en el siglo XXI, en el año 2021, después de haber pasado una pandemia?

Habría que concretar, para empezar, que no se trata tanto de la cultura, sino de la cultura popular, que ha pasado a primer plano de la vida social e incluso política, un fenómeno sin precedentes. Su gran poder es el de haberse convertido en una lengua franca, algo que está en boca de todas y todos y que nos sirve para explicar todas las facetas imaginables de nuestra realidad. Pero, como todo superhéroe, la cultura popular también tiene un talón de Aquiles o su kriptonita, como prefieras, y ese es, precisamente, el de ser un consumible inofensivo; ese es el motivo de que, hoy por hoy, pueda circular sin fricción tal y como lo hace. No hay que olvidar que, si la cultura popular tiene relevancia en la actualidad es porque durante muchos años constituyó una forma de resistencia invisible e incluso de mal gusto frente a los valores hegemónicos. Hoy se ha transformado en hegemonía, lo que nos obliga a preguntarnos si eso es lo que queremos para ella y nosotros, si su desactivación es una buena noticia.

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