El analista explica que el presidente Xi Jinping no las tiene todas consigo para su reelección en el Congreso Nacional del Partido Comunista
MADRID. Como estamos un poco saturados de inflación, bancos centrales y tipos de interés, vamos a dar un repaso a otro asunto que puede aportar volatilidad y problemas a los mercados en los próximos meses.
Estamos a menos de un mes vista de la celebración del XX Congreso Nacional del Partido Comunista de China, y lo que en principio parecía que iba a ser un paseo triunfal del presidente Xi Jinping para conseguir su reelección, hoy ha tornado en una situación bastante tensa y comprometida que, si bien no la comprometerá, si va a ser suficiente para que tenga que dar más cuentas de las que inicialmente tenía previstas.
China no solamente no ha sido ajena a los problemas que la pandemia sanitaria ha desatado en el mundo, sino que su origen estuvo allí. Tres años después del estallido de la enfermedad no se pensaba que, dentro de sus fronteras, la situación siguiera siendo tan tensa y preocupante como lo sigue siendo.
Mientras en Occidente la situación ha mejorado notablemente, en China el país sigue inmerso en una serie de restrictivas políticas 'covid cero' que prácticamente se reducen al confinamiento de grandes ciudades y zonas de población, con lo que eso supone para la producción de bienes y servicios a nivel local y mundial. Parece evidente que sus vacunas no han funcionado como inicialmente estaba previsto.
Siempre se ha hablado del hermetismo chino. Históricamente los chinos han intentado que numerosas cuestiones relacionadas con su economía y su población pasaran desapercibidas a Occidente; pero lo cierto es que en los últimos meses se percibe que el gigante asiático no tiene la posición de poder tan solvente que tuvo años atrás.
Hace un año se destapó la crisis que padecía el mayor promotor inmobiliario chino: Evergrande Group. No era más que la punta del iceberg, ya que después han seguido apareciendo noticias sobre grandes inmobiliarias con problemas.
Una primera derivada de esa situación está en el malestar de la población que había emprendido la aventura de la compra de una vivienda y se encuentra ahora con que no hay vivienda, pero sí que tienen que pagar una hipoteca. La segunda se produce al negarse muchos de ellos a pagar dicha hipoteca. Los principales perjudicados ahora pasan a ser los bancos chinos, que ven cómo además del agujero que podía dejar en sus cuentas el sector inmobiliario, pueden tener otro debido al impago de las hipotecas.
El impacto de los aranceles al comercio con China, impuestos por la Administración Trump y que minaron las relaciones comerciales entre los dos gigantes, ha sido duro para los asiáticos. También las restricciones a la exportación/importación que está imponiendo EE UU en determinadas compañías chinas o en empresas estadounidenses con exposición en China.
Muy especialmente en el sector defensa y tecnología, tal y como ha ocurrido con Nvidia o AMD, a las que se ha instado a no exportar determinados modelos de chips ligados a la inteligencia artificial. China ha acusado el golpe y la impresión que se tiene es que, si bien su tecnología de fabricación es muy avanzada, todavía no lo es tanto la de generación de investigación y desarrollo.
La noticia lanzada este verano desde China -respecto a que permitirían la auditoría de las cuentas de las empresas con sede en China que cotizan en EE UU por parte de inspectores estadounidenses- podría ponerse en cuestión; o no hacerse efectiva en las cerca de 200 empresas chinas afectadas. China podría alegar, como ya viene haciendo, problemas de seguridad nacional, ya que muchas de las compañías implicadas manejan datos considerados muy sensibles para las autoridades chinas.
Respecto al conflicto originado por Rusia en Ucrania, China ha mantenido por el momento un perfil bajo, porque no quiere perjudicar sus maltrechas relaciones comerciales con Occidente.
Todo lo descrito ha generado un importante parón en el crecimiento de China y así vemos como que, mientras los bancos centrales occidentales se afanan en subir tipos para doblegar la inflación, el Gobierno chino debe bajarlos y tomar todo tipo de medidas para reactivar su economía.
Con este panorama, Xi Jinping necesita algo para poner encima de la mesa de los asistentes al Congreso del Partido y quizás ha optado por la opción menos recomendable: Taiwán. La visita de Pelosi a Taiwán este verano ha recrudecido las tensiones entre China y Estados Unidos, al considerar China que EE UU se está inmiscuyendo en sus asuntos. No pensamos que la tensión vaya a más. El debilitamiento de Biden y los riesgos económicos en China son armas de doble filo en este campo. Pero las dudas están ahí.
Antonio Castelo es analista de iBroker