La apatía política y la desconexión ciudadana con los asuntos públicos son problemas que aquejan a nuestra sociedad y que cuando estallan no traen nada bueno. El acto principal de participación en la vida común de un país se manifiesta en las convocatorias electorales, y en este caso,en España no estamos en los peores datos. El 70% de los electores, por ejemplo votó el pasado 23 de julio. Hay países de Europa como Bulgaria o Suiza donde no votan ni el 50% y por debajo de nosotros también están Italia, Portugal, Irlanda y otros países.
Sea mayor o menor esa participación, no puede quedar ahí. Aunque existe ese contrato social que delega nuestra voluntad en determinados asuntos en los representantes políticos, hoy en día disponemos de muchas herramientas que permiten avanzar en la democracia y hacerla, por lo tanto, más ajustada al terreno. Se trata de personalizar la acción política adaptada a cada territorio y los intereses y necesidades de sus habitantes.
En ese sentido, esta semana el pleno municipal del Ayuntamiento de Elche ha aprobado el Reglamento de Distritos. Tanto el PP de Elche como Vox llevaban este documento en sus programas electorales y por ello mismo formó parte del acuerdo de gobierno. Es, seguramente, una de sus grandes apuestas de legislatura.
Y solo cinco meses y medio después de empezar a gobernar como dijo ayer en el pleno la portavoz de Vox, Aurora Rodil, lo han aprobado. La edil de participación Loli Serna hizo una exposición del documento a grandes rasgos y explicó cómo se habían asumido algunas de las aportaciones de la oposición, PSOE y Compromís.
Ambos partidos en sus intervenciones les acusaron de ir demasiado rápido en la redacción y aprobación del reglamento, además de criticar que algunas de las propuestas que les aceptaron debían haber venido “de serie” como el lenguaje inclusivo o la participación de las asociaciones de los barrios en esas juntas de distrito. Otras aportaciones de los partidos de la oposición se han quedado fuera. Según explicaron ayer, precisamente las de “calado”. Por eso se abstuvieron en la votación del pleno.
Yo también creo que el documento es mejorable y sobre todo me gustaría puntualizar que no se puede considerar feminista algo por el simple hecho de que lo haya hecho una mujer. O treinta. Ayer en el pleno, cuando María José Martínez, concejala del PSOE, comentó que se había redactado con lenguaje machista y solo se cambió al pedirlo, se respondió que no era machista porque estaba elaborado por mujeres. No va así la cosa.
En cualquier caso sí que felicito a las personas impulsoras de esta herramienta porque creo que había que ponerlo en marcha sí o sí y mejor tener algo que nada. También creo que ha habido prisa pero es verdad que hay cosas en las que hay que dar un paso adelante o se pueden quedar siempre en un cajón. Esta es una.
El camino se demuestra andando y los presupuestos participativos fueron una herramienta útil pero extremadamente farragosa y lenta que nunca cuajó. Tampoco es participación los debates sobre el Estado de la Ciudad donde los representantes de los consejos sociales hablan, (discursos pactados y suavizados entre dispares muchas veces y con mucho menos tiempo que los políticos además de sin derecho a réplica).
Tampoco sirvió para profundizar en la participación la posibilidad de introducir al final de los plenos preguntas ciudadanas que debían ser adelantadas y que acabaron pidiendo siempre los mismos (tenemos todos dos o tres nombres en la cabeza de estas personas que van a todo y preguntan de todo repetitivamente en un afán de protagonismo que acaba siendo muy cansino). En fin, la retahíla de intentos, algunos más serios que otros, no es corta. Este modelo funciona bastante bien en otras ciudades y vamos a darle una oportunidad. Pero los impulsores deben tener la mente abierta a la mejora y pulir algunos detalles que pueden provocar desajustes.
