ELCHE. Finalmente no habrá auditorio en el Candalix, como había propuesto el alcaldable popular Pablo Ruz. Después de la reunión mantenida entre el alcalde Carlos González y el presidente de la Diputación de Alicante, César Sánchez, el tripartito ha decidido que la ubicación para este auditorio, que tendrá 1200 plazas y al menos 500 plazas de aparcamiento, que deberán ser parte en rotación —subterráneos— y parte como plazas para los vecinos de la zona, sea Carrús. Se trata de un proyecto que tiene como objetivo revitalizar y modernizar el barrio, y que al ubicarlo en el solar de J'Hayton, en Carrús, rescatará el espíritu del proyecto de auditorio de 2007 y que en 2010 parecía muy cerca pero que no llegó a materializarse con el gobierno del entonces alcalde Alejandro Soler y Ángels Candela, de Compromís.
Así pues, el actual es muy similar, si no idéntico, al de 2010, no sólo por estar en el mismo lugar, en el mencionado solar ubicado entre la Avenida de Novelda y la calle Antonio García Torres. Para este el Ayuntamiento cederá los terrenos, de 4000 metros cuadrados, mientras que el de hace prácticamente una década se iba a construir sobre una una superficie de 5.000 metros cuadrados. Para el futuro se van a invertir 200.000 euros para un concurso de ideas que congregue a despachos de arquitectos y profesionales del sector a nivel nacional e internacional; en el anterior, también se hizo un concurso de ideas. De hecho, se llegaron a presentar 121 proyectos, en los que también se planteaba peatonalizar alguna calle.
También el tamaño y el aparcamiento es calcado. El de la época de Soler también estaba pensado para una sala con 1.200 espectadores, pero también una segunda con capacidad para 200 personas y con acceso independiente. En lo referente al aparcamiento, lo mismo: un mínimo de 500 plazas de aparcamiento en rotación y para los vecinos de la zona. Por lo que el actual tripartito está tirando básicamente del mismo proyecto. Respecto a los posibles plazos, la cesión de los terrenos se va a intentar que sea inmediata para que la Diputación pueda arrancar la maquinaria de cara a crear la comisión técnica mixta para iniciar los trámites del proyecto. Asimismo, aunque es pronto para hablar de datos específicos, los únicos orientativos del coste son los del Adda: un auditorio del mismo tamaño que se calculaba costaría 36 millones y acabó costando 63 por los sobrecostes.
Mientras llega la mesa técnica bilateral con dos o tres técnicos de cada administración y la propia modificación presupuestaria en las cuentas en vigor de la Diputación para sacar adelante el proyecto —como se ve, demasiado grande para un consistorio como el ilicitano—, que será gestionado integralmente por la fundación de la institución, al proyecto no paran de surgirle padres. De ahí el lógico cabreo de Ruz, que fue el primero en poner en agenda la propuesta otra vez hace casi un año y que defiende que es posible porque él lo planteó. Hace unos meses, tras el guante ofrecido por el presidente de la Diputación, el alcalde lo recogió rápidamente. El viernes, Jesús Pareja del Partido de Elche también decía sentirse satisfecho porque su formación lleva planteando el proyecto desde 2007.
El candidato popular acusa a González de utilizar su proyecto de una forma "electoralista", y apunta que tanto el centro sociocultural de Carrús que planteaban originalmente los Edusi —ahora ese proyecto cambiará ya que al financiarlo la Diputación se libera parte del presupuesto europeo— como el auditorio en Candalix son "compatibles". Así pues, un lógico cabreo porque como se puede decir coloquialmente, le han robado la cartera —con la colaboración de la propia Diputación por la forma de gestionar la iniciativa—, y por eso a última hora de la tarde del jueves, el día que se hizo público el acuerdo, acudió a la institución para hacer un vídeo junto a César Sánchez y dejar clara su autoría. Sin embargo, el alcalde y sus socios siguen en sus trece, dicen que llevan tiempo trabajando en esto y que ha sido González quien ha arrancado el acuerdo a Sánchez trabajándolo. Mayo está cerca y hay que apuntarse tantos.
Sea como fuere, se trata sin duda del proyecto de mayor envergadura a nivel monetario de los últimos tiempos en la ciudad, y deja algunas cuestiones en el aire que se deberán ir resolviendo, como la demanda que pueda tener —se entiende que al pasar ya a congresos grandes y no medianos habrá público— y que competirá con el Adda, qué servicios realizará cuando no haya actividad —no será un mantenimiento barato—, si se acabará realizando a pesar de las elecciones y por qué precio —ahí el Ayuntamiento tiene excusa porque será cosa de la Diputación si hace los deberes— y si realmente esta faraónica obra, como se diría en los tiempos de vacas gordas, es lo que necesita el barrio para dinamizar la zona y para modernizarse y no otro tipo de actuaciones. Posibles gentrificaciones aparte —como planteaba la propia obra de la Corredora, aunque ahí sea más discutible—.