En el municipio se pueden encontrar algunas de las escasas playas vírgenes de la provincia. Cinco de esos enclaves están galardonados
ALICANTE. La ciudad de los tres Patrimonios de la Humanidad cuenta con otro tesoro excepcional, que son sus nueve kilómetros de playas naturales. El municipio ilicitano alberga seis extensas playas, en su mayor parte vírgenes y resguardadas de la depredación urbanística, que dialogan plenamente con las pinadas, salinas y dunas de su entorno natural.
En el norte de su término municipal, las playas de l’Altet, Arenals del Sol y El Carabassí son consideradas un referente nacional por su ecosistema dunar. Es más, la playa de Arenals del Sol es una de las más valoradas de la costa alicantina, tanto por la calidad de sus aguas como por la riqueza de sus fondos marinos, conectados con el paraje natural del Clot de Galvany. Al sur, las playas de El Pinet, La Marina y Les Pesqueres-El Rebollo conforman un paisaje extraordinario de gran valor medioambiental gracias a sus dunas y pinares que configuran un entorno único.
Todas estas playas, además, cumplen con los exigentes estándares de calidad ambiental, servicios y seguridad que impulsa la administración local, así como los criterios de legalidad, limpieza, información y gestión ambiental que hacen merecedoras, a cinco de ellas, del reconocimiento a su calidad a través de las banderas azules.
Elche es, sin duda, un municipio excepcional en su relación con el medio natural. Así, a su extenso Palmeral —Patrimonio Mundial de la UNESCO— que conforma un auténtico oasis mediterráneo, se unen otros recursos naturales como el río Vinalopó y su pantano, los Parques Naturales del Fondo, las Salinas y el paraje natural del Clot de Galvany. Es por todo eso que la ciudad tiene como objetivo convertirse en la Capital Verde Europea en el año 2030.