ALICANTE. El sainete de las entradas interpretado por el Valencia en Paterna va a colear unos cuantos días más y no solo porque a la entidad che sean muchos los que le tengan ganas, especialmente a nivel nacional, también porque este domingo dejó pasar una oportunidad inmejorable para comportarse como el club grande que se supone que es.
El Valencia perdió la razón y lo hizo pese al derecho que tiene (con las limitaciones que marca la ley) a reservar la inmensa mayoría de las localidades del Antonio Puchades (por cierto, la web del club che recoge que cuenta con una capacidad de 2.250 espectadores, pero este domingo desde el Valencia se decía que era de 1.500) a sus 40.000 socios y que pensando en aquellos que no siéndolo gustan de asistir a los partidos del Mestalla en la Ciudad Deportiva debe mantener abierta la taquilla de esta los días de partido, pese a que no vaya a vender en ella entradas a los aficionados visitantes (una vez estos han agotado el cupo de 275 que se les asigna, algo que ha advertido previamente que iba a ser así). El club che perdió este domingo la razón al persistir en su negativa a atender la demanda de entradas por parte de los herculanos desplazados a falta de diez minutos para el inicio del partido y cuando era evidente que iban a quedar libres no menos de 500 localidades. Ahí el Valencia patinó, además de por no haber ya riesgo de cometer un agravio con sus socios, porque tampoco la seguridad se podía ver comprometida y esto no solo porque los aficionados del Hércules hubiesen tenido un comportamiento ejemplar a las puertas del Antonio Puchades pese al peculiar trato que se les dispensó, también porque prácticamente todos ellos pudieron asistir al partido gracias a la complicidad de los aficionados locales (buena prueba de ello era el aspecto de la grada ocupada por los herculanos a diez minutos para el inicio del partido y solo diez después de empezar).
El Valencia perdió la razón, pero su filial ganó un punto, es decir, al Hércules se le escaparon dos y es que el equipo de Lluís Planagumà volvió disfrutar de media docena de ocasiones claras para marcar en otro partido en el que, especialmente tras el descanso, tuvo al rival contra las cuerdas y solo la falta de gol evitó que lograra la victoria.
El primer empate del curso de los blanquiazules hace que estos se vean igualados en la clasificación por el Villarreal B, que cuenta con mejor balance de goles a favor y en contra, pero el equipo de Planagumà no solo lo dio todo sobre el verde del Antonio Puchades, es que hizo gala de sus muchas virtudes y también de uno de sus pocos defectos, la falta de puntería: ocho goles a favor en otras tantas jornadas, por los 15 del filial del Villarreal que ha encajado ocho, tres más que el Hércules que este domingo tuvo en los pies y cabeza de Emaná, Carlos Martínez, Juli, Pol Roigé o Diego Benito ocasiones muy claras para marcar y, pese a jugar los últimos minutos con un hombre menos, no dejó nunca de mirar a la portería de un Valencia Mestalla que no es que hiciera un mal partido, pero sí se vio ampliamente superado por los blanquiazules.