Las cifras de ocupación están en caída libre. El sector asegura que lo veía venir porque muchos son los factores que apuntan a las causas: la quiebra de Monarch, el buen tiempo en Europa… Eso sí, la rentabilidad de los hoteleros sigue despegando
ALICANTE.-La joya de la corona, el motor de la economía, el sector que más alegrías ha dado a la Comunitat Valenciana, y sobre todo a la provincia de Alicante, ha tocado techo. Tanto, que empiezan a descender las cifras de ocupación y la previsión para el verano es que se hayan generado unos trece millones de pernoctaciones, cifra inferior en un 2-3% a la de 2017. Ocurre lo mismo en Benidorm, que registra los datos más bajos desde que se estudia este tipo de tendencias en el Instituto Nacional de Estadística (INE): en julio de 2018 alcanzaron el 83,3% de plazas ocupadas, el peor dato de los últimos trece años.
Lo veían venir. Así lo reconoce la gerente del ente público-privado Visit Benidorm, Leire Bilbao. En su opinión, una de las claves de este retroceso está en la recuperación de los países árabes que estaban en crisis turística por la ola de inseguridad generada por el terrorismo. Así, destinos como Egipto, Turquía y Túnez prestaron durante este tiempo clientes a España que de otra manera no habrían ganado.
Y los datos dan buena cuenta de esa recuperación. A 31 de julio de 2018 las ventas de estos países habían crecido un 67% desde el 1 de mayo. Esto supone que pasaron de vender 490.000 paquetes turísticos en el mismo periodo de 2017, a alcanzar cerca de 920.000 este verano, según los datos aportados por la patronal hotelera Hosbec.
De todos estos turistas ‘prestados’ que ganó la ciudad por esta crisis ya pasada de manera parcial, Bilbao cree que un pequeño porcentaje han conseguido fidelizarlo en la zona, pero «lo normal es que vuelvan a viajar a sus destinos de siempre». No obstante, reconoce que el tipo de viajero que escoge estos destinos árabes no es el perfil típico de la Comunitat Valenciana. Por ello, comenta que son doblemente prestados, especialmente para la Costa Blanca: son turistas que deciden no viajar a Turquía, por ejemplo, optan por Baleares y Canarias —son destinos que comparten este tipo de turista— pero terminan viajando a la Costa Blanca porque aquí sí hay disponibilidad.
Todo ello se traduce en un frenazo de los principales mercados: Reino Unido, con una bajada del 5,6% a escala nacional y a la cabeza de los visitantes foráneos a la Comunitat; Francia, que redujo sus visitantes un 11,4%; y Alemania, con otra caída del 6,2%.
La vuelta de los turistas a los países árabes es muy jugosa para los viajeros. Los hoteleros de Benidorm, que cada vez aumentan más sus precios, no pueden competir con las tarifas de esos resort en los que pueden pagar alrededor de cuarenta euros la noche, la mitad de lo que se maneja en la Comunitat Valenciana.
Por lo tanto, dos factores se unen a que estos destinos se hagan más apetitosos: la mejora de la seguridad y la bajada del valor de la lira turca en torno a un 40% en comparación a la libra inglesa, que hace que el coste de los productos allí sea mucho más barato que en España. Con esto, los touroperadores ven el negocio redondo en esta zona, ya que con la venta de estos viajes ganan mucho más, y por tanto, centran sus esfuerzos en atraer turistas a lugares como Turquía.
Pero no son los únicos factores que han contribuido a esta merma en la ocupación. Desde Visit Benidorm también argumentan el buen tiempo que ha habido en Reino Unido. Siendo el principal mercado de la capital turística, es la caída que más les preocupa. Insisten en que el clima habría sido determinante para aquellos que se dejan la contratación de las vacaciones para última hora. Una práctica poco habitual entre los británicos, pero que también existe.
Pero la caída de ocupación no tiene una sola causa. Los agentes coinciden en que uno de los problemas radica en la quiebra de la compañía aérea Monarch, que tenía vuelos directos desde Reino Unido hasta Alicante. Su desaparición en octubre de 2017 dejó doce conexiones vacías. Y no todas se han conseguido recuperar con otras aerolíneas. Según un estudio realizado por Hosbec, habría unos diez mil asientos menos programados.
Como consecuencia, además, habría supuesto un encarecimiento del billete de avión que se situaría entre el 11% y el 4% respecto al 2017. Eso habría hecho que más de uno valorara antes escoger la Costa Blanca para sus vacaciones, y más teniendo en cuenta los datos económicos de los países árabes ya mencionados.
La secretaria general de Hosbec, Nuria Montes, se hace eco de que el turismo vacacional de sol y playa ha caído en toda España alrededor de un 3%. Entre sus causas, que coinciden con las de Bilbao, añade la celebración del Mundial Rusia 2018, que habría retrasado los viajes que normalmente se organizan en julio, mes en el que se celebró este acontecimiento deportivo.
De este modo, Montes explica que una de las principales causas para el mercado español se encuentra en la «hotelización de las viviendas, sobre todo entre los turistas de poder adquisitivo más bajo». Ahí es donde entra la batalla más grande que ha liderado la patronal en los últimos años junto a la subida de las tarifas del Imserso.
La Administración ha impuesto multas de seiscientos mil euros a Airbnb y Homeaway y ha endurecido las leyes para luchar contra la proliferación de pisos turísticos
Sin duda, el que más está sufriendo este fenómeno es el empresario que toda la vida ha alquilado sus apartamentos turísticos de forma reglada. Ahora, ve cómo plataformas web están ofertando viviendas por un coste más bajo para el cliente, lo que hace que muchos de estos turistas estén optando por contratar sus vacaciones a través de «agencias» en línea como Booking o Airbnb, que han declinado hacer declaraciones para esta publicación.
Una problemática con la que trata de luchar la Comunitat Valenciana. La Administración ha llegado a imponer multas de seiscientos mil euros a Airbnb y Homeaway y ha endurecido las leyes para intentar luchar con esta proliferación de pisos turísticos. Sin ir más lejos, ahora obligarán a los propietarios que quieran convertir su vivienda en turística a que pidan una compatibilidad urbanística a los ayuntamientos, algo que se pedía hasta ahora después de que la casa ya estuviera registrada y por tanto, en muchas ocasiones no terminaban de completar este proceso municipal, ya que se conformaban con lo que querían: el número de registro que avalara que estaba en regla.
Pero la lucha no acaba ahí. En la Costa Blanca mayoritariamente se trata de propietarios con menos de cinco viviendas que son capaces de dedicarse en exclusiva a eso y asumir unos servicios que les ahorran costes, como la entrega de llaves, la limpieza de la casa... además de ciertos rendimientos fiscales que algunos se estarían «olvidando».
De esta forma, consiguen unos precios mucho más competitivos contra los que se les hace complicado enfrentarse a los apartamentos reglados que ven cómo este año ha caído un 4% la ocupación, según las estimaciones del presidente de la asociación de apartamentos de la Costa Blanca (Aptur), Miguel Ángel Sotillos. Y las esperanzas son pocas; el empresario indica que para septiembre auguran que la bajada puede ser del 11% y la del invierno no quieren ni pensar. Entre otras cosas, porque la competencia por precios también será dura con los hoteles, que de cara a la temporada baja también se reducen.
«Para el próximo verano no tenemos previsiones, pero nos conformamos con que sea como este año», manifesta Sotillos. La realidad es que desde Aptur admiten que son los que más están notando la caída del turismo, pero su presidente tiende al optimismo para sobrevivir. Así, afirma que a pesar de que la ocupación no sea buena, sí que lo son los datos de facturación que, en su caso, se mantienen respecto al año anterior, mientras que para los hoteles han subido, apuntilla.
Algo similar ocurre en el conjunto de la Comunitat Valenciana pues el ingreso medio diario por habitación disponible (RevPAR), que está condicionado por la ocupación registrada en los establecimientos hoteleros, alcanzó en la Comunitat Valenciana los 75 euros, lo que supone un aumento del 3,6% para los establecimientos valencianos con respecto a los ingresos de julio de 2017.
De hecho, para la secretaria de Estado de Turismo, Isabel Oliver, los datos de la bajada de turistas internacionales reflejan que se «está produciendo una tendencia a la normalización de los flujos turísticos tras varios años de crecimientos excepcionales, mientras que el gasto (medio) sigue aumentando».
Si de rentabilidad hay que hablar, los genios son los hoteleros. Después de años de crisis en los que aseguran haber bajado precios, llevan unos tres años en los que la tendencia es la subida. Algo con lo que han cosechado sus frutos y hacen pasar por encima que este año las pernoctaciones hayan caído. En el primer semestre del año ganaron ocho millones de euros más que en 2017 en Benidorm, es decir, un 5% de incremento. Aunque parece que aquí se para. Según Nuria Montes, en caso de que los datos sigan reflejando una caída de la ocupación, lo siguiente será mantener precios o bajarlos, y lanzar ofertas.
La intención es incentivar la demanda, y lo más recurrente es conseguir hacer el destino más asequible que otros. A eso ha jugado siempre la planta hotelera de Benidorm para llegar al lleno absoluto. Un objetivo que no quieren sacrificar en favor de la subida de precios y la atracción de un cliente con un poder adquisitivo más alto. Hay que tener en cuenta que la competencia de la ciudad con tantos hoteles lo hace impensable.
En este sentido, la secretaria general de Hosbec señaló que «no es una cuestión de voluntad, son las reglas del mercado. Si las cosas siguen como están ahora, entraremos en un mercado de oferta, habrá que incentivar la demanda y por lo tanto los precios no seguirán aumentando, sino que lo más probable es que sea al revés». Es más, hay que recordar que con las previsiones que manejaban antes de comenzar agosto, los hoteles tuvieron que lanzar ofertas de última hora para aumentar la ocupación de sus alojamientos.
Un lleno a toda costa que critican economistas como José Carlos Díez, quien indica que en esta zona, la competencia es importante con los países árabes por «vender low cost». Una rueda que arrastra toda una serie de consecuencias ya comentadas que deriva en tener que negociar el año que viene «con precios a la baja, con lo que eso implica: menos empleos y salarios precarios», en palabras del economista.
A falta de Manhattan, los españoles están recuperando su terreno en Benidorm, que también sabe de rascacielos. Muy a pesar de la turista británica Freda Jackson —quien se hizo viral por la queja que presentó a su agencia a causa de los numerosos españoles que encontró en su hotel de esta ciudad—, el mercado nacional ha incrementado su presencia al mismo tiempo que el número de británicos han disminuido. Hay que tener en cuenta que los turistas procedentes de Reino Unido eran los mayoritarios en Benidorm en los últimos años, por delante incluso de los españoles, pero según Bilbao, el año pasado «tocaron techo».
Esto ha cambiado en 2018. En julio el crecimiento en pernoctaciones por parte de españoles fue de un 10%, lo mismo que cayó la cifra de británicos. Esto no tranquiliza a los empresarios, que tratan de buscar una solución que no haga el golpe más duro ya que el incremento de españoles no ha supuesto la bajada de ocupación. Y es que no hay que olvidar que la Comunitat Valenciana es la región que más ha sufrido la caída del cliente foráneo en julio —recibió a 1,133 millones de turistas de otros países, lo que implica un descenso del 6,9% (84.000 turistas menos) respecto al mismo periodo del año pasado—.
Diversificar mercados y superar la estacionalidad para evitar que el turismo se concentre en los meses de verano. Este es el objetivo por parte de todos los agentes turísticos que influyen en la atracción de visitantes a la Comunitat. En esta línea, Turismo Comunitat Valenciana apuesta por definir los nuevos destinos turísticos inteligentes en los que se pueda gestionar mejor la cantidad y ofrecer experiencias superiores al visitante para aumentar el gasto turístico y la estancia media. Un cambio de modelo estratégico que espera dar sus frutos de cara a la próxima temporada.
* Este artículo se publicó originalmente en el número 18 de la edición de Alicante de la revista Plaza