El Taibilla rehará la toma de la desaladora de Alicante al captar poco caudal y de mala calidad

ALICANTE. La desaladora de Alicante, dividida en realidad en dos plantas construidas de forma independiente y con años de diferencia pero que desde 2020 funcionan como una sola tras la adjudicación a Sacyr de su operación, no funciona como debería. Las dos plantas juntas tienen una capacidad para inyectar 48 hectómetros anuales de agua desalada en el sistema de la Mancomunidad de los Canales del Taibilla, de donde beben 34 municipios de la provincia que concentran la mitad de su población. Pero la realidad es que están captando menos caudal del previsto, y además de peor calidad.

Así lo reconoce la Mancomunidad en el pliego de condiciones que ha elaborado para poner en marcha un rediseño de la toma de las desaladoras, que es donde está el problema (y que se ha intentado solucionar anteriormente sin éxito, a la vista de este nuevo concurso). La Mancomunidad, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, ha publicado en el Boletín Oficial del Estado este miércoles el anuncio para contratar, por un valor estimado de 400.000 euros, la redacción del proyecto para ampliar y mejorar la captación de agua de mar para la planta.

Según explica el pliego de prescripciones técnicas, consultado por este diario, la toma más problemática es la de la planta Alicante II, inaugurada en 2008 como una de las primeras actuaciones del Plan AGUA, puesto en marcha por el Gobierno de Zapatero para compensar la derogación del trasvase del Ebro. "El sistema de captación de agua de mar se trata de una toma mixta, que integra agua de drenes, perforaciones horizontales dirigidas y tomas abiertas", señala el pliego. "Analizando el perfil geológico se observa que los drenes pueden estar captando en zonas de limos arcillosos o arenas finas limosas".

"Prácticamente desde su ejecución"

Es decir, el resultado de estas "circunstancias que difieren de lo proyectado" es una disminución del caudal captado respecto al proyectado, así como una disminución de la calidad del agua captada por arrastre de finos. Y el problema no es nuevo: el documento admite que "prácticamente desde su ejecución se pudo observar que los drenes se colmataban, no pudiéndose alcanzar el caudal requerido, ni siquiera tras realizar retrolavados y pese a haberse ejecutado más drenes de los previstos en el proyecto original".

Pero la planta Alicante I, aunque obtiene un agua de "calidad excelente", según se destaca en el pliego, también tiene problemas de caudal que impiden que produzca a su máxima capacidad. Dado que la intención del Gobierno es potenciar la desalación como alternativa tanto al trasvase Tajo-Segura como a la extracción de agua en los acuíferos de Villena, es crucial que estas dos plantas funcionen como una sola y a plena capacidad. 

En definitiva, indica el pliego, "los pozos de captación de Alicante I aportan agua de una calidad adecuada, pero con un caudal insuficiente para el volumen máximo que permiten sus instalaciones" (9 bastidores). En el caso de Alicante II, la obra de captación aporta "un agua bruta inadecuada en calidad y claramente insuficiente en cantidad". Por otra parte, el Taibilla lamenta que "el sistema de captación de ambas plantas es notablemente rígido, [...] no permitiendo unificar los recursos de ambas captaciones con la finalidad de optimizar la gestión conjunta de ambas plantas", que era lo que buscaba la adjudicación a Sacyr.

Para sustituir al trasvase y los acuíferos

Así pues, las empresas de ingeniería que opten a la adjudicación para redactar el citado proyecto de mejora deberán aportar "la mejor solución de obra de captación de agua para que las plantas puedan producir, en las mejores condiciones posibles de calidad y con la mayor flexibilidad posible en la explotación, los volúmenes máximos de agua tratada que permiten las instalaciones". En este sentido, Alicante I (terminada en 2003 y ampliada en 2005) tiene una capacidad nominal de 57.500 m3 diarios de agua potable, mientras que Alicante II (2008) puede producir 65.000 m3 diarios. La primera abastece directamente a los términos de Elche, Santa Pola, Alicante y San Vicente del Raspeig. La segunda venía a liberar caudales del Tajo-Segura, así como a reducir el aporte de agua procedente de los acuíferos de Villena.

El adjudicatario dispondrá de un año para elaborar y presentar el proyecto constructivo de la nueva toma, una vez que se adjudique el contrato previsiblemente este otoño (contando con los presumibles recursos), ya que el plazo de presentación de ofertas finaliza el 21 de junio y la última plica se abrirá en julio. La Mancomunidad del Taibilla valorará tanto la experiencia de la empresa (que deberá aportar otros trabajos realizados), el precio ofertado, la metodología y la propuesta técnica.