ORIHUELA. La cúpula regional del Partido Popular está hasta la narices de su alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, y de los 11 concejales que conforman el grupo municipal, y que son la parte esencial del Gobierno local que comparten con Ciudadanos. Aunque no de forma oficial, la cúpula ha dejado entrever que Bascuñana no seguirá al frente de la lista electoral en 2019 y como él, pueden ir muchos concejales, por no decir casi todo, por los contantes episodios de división que mantienen.
Quizás porque la dirección regional quería lanzar un mensaje ante el acto de celebración de 3er aniversario del acceso de Bascuñana como alcalde, que se celebra este sábado, para que no se vuelva a postular otra vez como candidata, quizás por el último episodio que han denunciado dos concejalas, una del PP y otra del PSPV, por un supuesto caso de posible espionaje por una asesora de Alcaldía, la cuestión es que la situación del PP oriolano genera hastío en el seno de la cúpula popular. Quizás, en parte, por la influencia que pueda generar Eva Ortiz, actual secretaria general del PPCV, oriolana y ex concejal del consistorio, conocedora de todos los episodios y alineada con uno de los sectores, todo hace indicar que el PP aplicará una profunda renovación en la candidatura para las elecciones municipales de 2019, que podría no sólo generar el relevo del primer edil, sino también de muchos concejales de ambos bandos. En el seno de la dirección da por amortizado al alcalde y a muchos de los concejales que han protagonizado todas éstas polémicas.
Hay que recordar que el grupo popular está dividido desde los primeros meses del mandato y que la crisis ha ido en aumento con los distintos cambios de concejalías que ha decretado el alcalde, y que se saldó, con el paso de los meses, con la existencia de dos candidaturas para pugnar por la presidencia del PP de Orihuela: por una parte, el sector liderado por Dámaso Alonso, avalado por Eva Ortiz, y por el otro, el de Víctor Valverde, candidato afín al alcalde. Finalmente, Alonso se alzó con la presidencia y, desde entonces, la convivencia interna no sólo no ha mejorado, sino que ha empeorado con otros muchos episodios de confrontación, como el de los mensajes de un grupo de whattsapps, con el que presuntamente se espió a otro concejal, o el caso de los trabajos de Bascuñana como asesor en la Conselleria de Sanidad, antes de ser alcalde.
Por el momento, Bascuñana lo atribuye todo a una estrategia de desgate y descrédito, injusta e injustificada por parte de quienes dentro del partido se resisten a la regeneración del mismo". Pues eso. Los problemas son más internos, que con sus socios de Gobierno, Ciudadanos, con los que hay una aparente buena relación que da estabilidad al equipo de gobierno. Mientras, el PP explora salidas para dar una solución a la vía crucis que soporta en la ciudad -hasta el pasado mes de abril- la ciudad más importante que consiguió retener en 2015.