ALICANTE. El ocio en familia o pareja, está cambiando. Nuestros hábitos de consumo han mutado en mil intereses al abrirse como nunca antes la oferta cultura y social. No solo podemos asistir a conciertos de rock dedicados a los más pequeños y exposiciones casi en cualquier lugar, sino que internet nos ha posibilitado contactar con personas con nuestros mismos gustos. Realizar con ello proyectos que antes, en la era preinternauta, eran más difíciles. La radio por la red fue una de las primeras cosas que se popularizó y el salto de los herzios a la fibra óptica dio como resultado los podcast. Una forma muy barata de realizar un programa de radio desde tu propia casa, lo cual ampliaba el espectro de temáticas a tratar. Abanico que antes estaba circunscrito a los índices de audiencia que la emisora de turno creyera conveniente.
El contenido pues, lo marcaba otro. Así surgieron podcasts de cine friki, de aventuras, de literatura, sobre coches y prácticamente sobre cualquier tema. En Alicante desde el principio el podcast funcionó muy bien. Como decíamos, el ocio en familia ha cambiado y prueba de ello son los programas realizados por familias o parejas. Marco Finestrat, creador del podcast La Osera Radio, desde Sant Vicent del Raspeig, ha unido a su familia alrededor de una mesa llena de micros y auriculares. «Empecé gracias a mi gran amigo Antonio Vuarnet en una prueba de verano que grabamos antes incluso de que su programa tuviera nombre». El gusanillo de la radio pareció atraparle. «Como él empezó el proyecto con otro equipo, decidí intentarlo con mi cuenta y ¿con quien mejor que con mi familia?», añade. Marco realiza el programa con ellos. Como él mismo dice, «nosotros hemos hecho del Canal Osera el centro de nuestra vida social». Está claro que un proyecto de ésta envergadura cambia la vida y la forma de interrelacionarse de los miembros de la propia familia. «Todas las actividades que realizamos juntos o por separado, acaban volcadas de una y otra manera en el proyecto», comenta el presentador. «No es solo el podcast, son eventos, actividades de animación, espectáculos, proyectos multimedia», comenta.
Otro podcast que une es Del sofá a la cocina, realizado por la pareja que forman Daniel López y Valentina Morillo. Un programa muy diferente que trata de series y cocina. «Surgió de forma espontánea –recuerda Valentina– porque la idea del podcast era hablar de lo que nos gusta y trasladar nuestras experiencias de ocio común a una conversación». «Vivimos juntos; vemos series y pelis, cocinamos y comemos viendo series y pelis», señala Morillo.
Por su parte Marco es consciente de todas las cosas buenas que le ha reportado La Osera. «Nuestra vida ha cambiado radicalmente desde que empezamos hace más de cinco años», explica. Quizas Marco, Mariluz e Izan hayan podido hacer lo que siempre quisieron con la fantástica excusa del podcast, «el hacer el programa nos ha llevado a hacer cosas que jamás hubieramos soñado ser capaces de hacer como subirnos a un escenario para hacer espectáculos y animaciones». El programa ha contribuido a que juntos pudieran hacer más cosas como «participar en un cortometraje y vernos en una pantalla de cine, e incluso ganar un premio», añade el ilusionado presentador. Sin duda, cuando se trabaja de un modo tan pasional, al final lo que más llena es conocer gente con los mismos gustos, «sobre todo nos ha puesto en contacto con infinidad de gente maravillosa que nos han hecho crecer y disfrutar de experiencias fantásticas», sentencia.
Por otro lado, Daniel y Valentina tienen la ardua tarea de hablar de series. Algo que a priori parece fácil, pero que en realidad no lo es. «Si sabemos que vamos a hablar de algo que hemos visto, nos reservamos nuestro comentario hasta el momento de grabar para tener la oportunidad de sorprendernos y mantener frescas nuestras intervenciones», revela Valentina. Su podcast ha traspasado el auricular y ha logrado meterse en los salones y cocinas de sus oyentes con dos libros: Del sofá a la cocina: Recetas y El de la comida de Friends. Porque un programa de gastronomía tan novedoso y divertido parecía abocado a un recetario. «El podcast no nació con esa idea en mente, pero suponemos que al final sí fue un paso lógico», admite. La originalidad de la propuesta está clara. «Nos interesa la gastronomía y nos gusta cocinar y probar platos de todas las culturas, así que cuando la comida tenía presencia en las series de televisión siempre nos llamaba la atención», afirma Valentina.
Hoy en día, con tantas distracciones y múltiples opciones, suena genial que un proyecto común, como un podcast, una a la gente y más a las familias. «Eso es lo más importante de este proyecto la cohesión extra que nos da como familia», comenta Marco. En su caso, la familia ha madurado a la par que el programa. «Nuestro hijo ha pasado de niño a adolescente haciendo el programa y aprendiendo el trabajo que conlleva un proyecto de este tipo», añade el presentador. Internet ha traído herramientas maravillosas para compartir tiempo con los seres queridos y para mostrar los gustos y talentos. «Canal Osera nos permite seguir teniendo cosas que hacer juntos y eso es algo que no tiene precio», explica Marco.
Es cierto que el nivel en los podcast ha mejorado en los últimos años, «actualmente hay mayor calidad –reflexiona Valentina–, o debería haberla, porque un micrófono decente y un programa de edición está al alcance de todos. Ya no hay excusa para que haya ruidos desagradables o silencios», remata. Hablando sobre el universo del podcast comenta que «el aumento de podcast en otras localidades, ha hecho que Alicante deje de ser tan peculiar en cuanto a la extraordinaria cantidad de programas y podcasters que había en relación con otros lugares». «Aun así sigue habiendo muchísimos y muy buenos en Alicante», concluye.
El valenciano Diego Coleto estudia el arte de lo feo en _GLY, un proyecto que engloba un podcast a modo estudio y una publicación en el que aúna su investigación sobre un tipo (por lo general despreciada) y que ahora está ganando terreno entre las nuevas generaciones
Rambleta acoge el 22 de mayo el show de Tomàs Fuentes e Ignasi Taltavull en el que el público comparte los episodios más bochornosos (y divertidos) de su vida