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No es la neolengua orwelliana, pero se le acerca

El palo largo mide lo mismo que el corto

9/10/2019 - 

SEVILLA. El palo largo de una portería de fútbol mide exactamente lo mismo que el corto (2,44 metros) por mucho que los creadores de esa jerga futbolística contemporánea se empeñen en encriptar el lenguaje para hacerlo entendible sólo a una especie de iniciados y seguidores de los nuevos gurús de la secta del balompié.

Los parones ligueros pueden ser tan temidos por los equipos a los que les ha ido mal en el último partido, por lo largos que se hacen quince días por delante para darle vueltas a lo mismo; como por los aficionados acostumbrados al lenguaje del fútbol de toda la vida, el de siempre, que se ven 'asaltados' por cosas raras en lugar de que se las pongan 'al pie', como el buen fútbol, sin circunloquios ni jugar de mentira.

No es la neolengua orwelliana, pero se le acerca cuando algo tan sencillo como ponerla al primer palo o al segundo, como toda la vida de Dios, se convierte en una especie de jeroglífico, como todo lo demás, tanto que esas cosas no las entenderían ni el mismísimo Alfredo Di Stéfano, quizás el gran creador, con la pelota y lo demás.

Garrincha, Jairzinho o Junior no pusieron jamás un balón al palo largo o al corto, sino al primero o al segundo, como nunca jamás se fueron por banda alguna, ya que el término banda siempre ha estado reservado en el fútbol a quienes lo eran o lo parecían, es decir esos once que parecían el 'ejército de Pancho Villa', es decir una banda.

Y no por mucho privar a la banda del artículo determinado, es más o menos banda, la que desde siempre han tenido como dueños, más que los carrileros, los laterales, los interiores y los extremos, figuras que parecen haber desaparecido, no sólo de los terrenos de juego, sino también de las libretas de los entrenadores y crónicas de los periodistas de medios escritos o audiovisuales.

No sería descartable que si alguien cometiera el sacrilegio de llamar carrilero a Rafael Gordillo o Marcos Evangelista de Moraes 'Cafú, éstos respondieran con algo parecido a 'eso no me lo dice usted en la calle'.

Los volantes ya ni los citan las nuevas generaciones de futboleros, que han cambiado esta denominación de peloteros como el mismo Pelé, Maradona, Zico o Zinedine Zidane, por mediapuntas o mediocentros; y en el caso de los defensivos, por pivotes, dobles pivotes o hasta 'trivotes'.

Del lenguaje secular futbolero también han desaparecido posiciones como las del líbero o libre (de marcas) o la del defensa escoba, de forma que cuando hoy sería difícil ubicar a campeones del Mundo como Franz Beckenbauer, Daniel Passarella, Bobby Moore o Franco Baresi.

No se oye tampoco lo de ponerla 'al hueco' porque ya todo es 'filtrar', ni tampoco se triangula porque es 'tiquitaca' o algo parecido; y también han desaparecido términos de manera más natural como el de pegarle a un penalty 'al hierro', pero esto por la razón de que los hierros traseros de las porterías ya no están.

Sin embargo, la capacidad de los virtuosos de la neolengua por crear vocablos con pretensión de nuevos y para que los entiendan unos pocos es inagotable y quizás uno de los últimos haya sido el del centrocampista 'box to box", cuya traducción sería "de área a área''.

La nacencia inglesa del fútbol ha hecho que aún persistan términos como 'córner' (saque de esquina), 'orsay' como degradación fonética de 'off side' para el fuera de juego o el penalty como pena máxima que suelen tirar, que no lanzar, los 'killers' o matadores.

Las traducciones en este caso responden de forma fidedigna y lógica a lances del juego, zonas del campo o características de un jugador, aunque ello no parece producirse en el caso de un corte de futbolista que, por deducción, puede responder al perfil de todoterreno, que lleva el balón de un área a otra y que bien podría responder al perfil del internacional inglés del Chelsea Frank Lampard.

Sin embargo, todo está inventado, no en balde en la década en la que Luis del Sol reinó en Italia, de 1962 a 1970 en la Juventus y de 1970 a 1972 en la Roma, quien fue llamado 'Settepulmoni' por razones más que obvias, fue ya bautizado como 'Il postino' o cartero de lujo que se hartó de subir balones 'box to box', por eso a este interior mítico, que no mediapunta, le pusieron lo de los siete pulmones. 

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