ALICANTE. Jornada aciaga la de este lunes para la organización del Paellas Festival de Alicante, propiedad de la alcoyana Babalúgroup Producciones. La firma intentó celebrar la edición de este año del festival, primero aplazándolo a mayo y después a septiembre, pero finalmente decidió cancelar la edición de 2020 y devolver el importe de las entradas. Y aquí vino el problema: muchos jóvenes que tenían pensado acudir al festival y que no han conseguido aún recuperar el dinero de la entrada (16 euros) comenzaron a quejarse en Twitter con un hashtag que se convirtió en trending topic nacional: #EstafaPaellas.
Las quejas de los internautas se vieron impulsadas, además, por la circunstancia de que algunos de los responsables del festival son, a su vez, los impulsores del nuevo autocine Cinemacar (al que han aplicado precisamente su experiencia como organizadores de grandes eventos). Una relación que llevó a alguno de los usuarios a sugerir en las redes que se había aprovechado el dinero de las entradas para invertir en el citado autocine, que abrió recientemente con el reclamo de ser "el autocine más grande de Europa".
La relación empresarial está más que probada (otra cosa son las acusaciones lanzadas en redes), pues fue Nando Coderch, responsable ahora de Cinemacar, quien atendió este lunes a Alicante Plaza para ofrecer la versión de la empresa. Según Coderch, a estas alturas se ha devuelto el 40% de las entradas, aunque "vamos más lentos de lo que quisiéramos porque tenemos poco personal" para atender las reclamaciones. La intención, asegura, es devolver el importe íntegro de las más de 7.000 que se habían vendido para esta edición antes de la pandemia.
Para solicitar la devolución, los afectados tienen a su disposición una app donde deben introducir su correo, el número y el código de la pulsera. Un dato fundamental porque, dice Coderch, la empresa ha detectado ya 2.000 entradas duplicadas entre las reclamaciones. El promotor lamenta que la lentitud de la empresa para atender las reclamaciones se haya hecho viral, y sospecha de una campaña instigada por algunos interesados en cambiar de sitio el festival para las próximas ediciones. "Han tenido carnaza buena", critica, algo que "asumimos hasta cierto punto". En diez años, la empresa ha tenido que cancelar tres veces el festival, las dos anteriores por las condiciones meteorológicas.