ALICANTE (EFE). El sueño copero del Orihuela murió en la orilla al no poder sobrevivir a un muro checo llamado Jiri Letácek, que detuvo los tres penaltis lanzados por los jugadores del conjunto alicantino en el desenlace de la eliminatoria a partido único ante el Getafe tras el empate (0-0) registrado en los 120 minutos de juego.
Así, José Ramón Rodríguez, entrenador del Orihuela, tuvo palabras de agradecimiento a su afición ante su respuesta: “Estamos muy orgullosos de lo que hemos vivido y de nuestra afición por cómo nos ha empujado. La unión que tenemos entre afición y equipo nos va a dar alegrías este año”, destacó el técnico del equipo oriolano sobre el ambiente vivido en Los Arcos.
Pese a que el Getafe no era el rival más taquillero, el Orihuela hizo buena caja con la visita a Los Arcos del equipo que entrena el alicantino José Bordalás, exjugador escorpión a principios de la década de los ochenta cuando fue cedido por el Hércules de Alicante.
El ambiente que vivió Los Arcos fue de Primera y la ciudad de Orihuela se volcó y el vetusto estadio de la capital de la Vega Baja se llenó.
Incluso, hubo decenas de aficionados que “siguieron” el partido desde fuera, unos desde las terrazas de los edificios colindantes y otros desde detrás de las puertas de acceso al recinto o hasta subidos a una escalera portátil para salvar el muro y tener visión del partido desde el exterior sin coste. Detalles de otra época que parecían haber desaparecido del fútbol moderno.
Una expectación que también ha supuesto una inyección económica para un Orihuela que se ha marcado el objetivo de lograr el ascenso a Primera Federación para después buscar dar el salto al fútbol profesional, ya que en la cita copera ante el Getafe de Bordalás se han hecho una idea de lo que supone llegar a LaLiga, según se apunta desde el club.